Usted está aquí: martes 1 de abril de 2008 Política Lo más importante

Marco Rascón
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Lo más importante

La tarea más importante para los mexicanos progresistas, demócratas y considerados de izquierda, es unificar al país. La tarea más importante para los intereses trasnacionales y privatizadores es dividirlo y polarizarlo.

Defender el petróleo sin proponer reformas y convertirlo en un tema aislado es desprestigiar el propósito y dejarlo a merced de quiénes proponen cambios, pero contrarios al interés nacional. Hoy resulta paradójico que los que son considerados el sector conservador y neoliberal son quienes representan los cambios y las reformas, mientras que los sectores de avanzada, los progresistas y que se consideran de izquierda, llaman a resistir y defender un pasado caracterizado por el manejo corrupto, oligárquico e ineficiente de los recursos naturales y en particular el petróleo.

Hoy en particular el lopezobradorismo, que se dice la representación de la izquierda, tiene como obra haber resucitado y haberle dado oxígeno a las fuerzas del viejo régimen, en particular al priísmo; y lo hace en el Congreso, lo hace en las elecciones y lo hace a la hora del debate nacional. Bajo el lopezobradorismo, la izquierda abandonó el objetivo de reformar y convirtió su causa para polarizar, reventar y paralizar. Bajo esta tarea, convirtió al PRI en el factor de la “unidad nacional”.

En términos formales, nunca “la izquierda” había tenido tanta fuerza legislativa y recursos partidarios, y nunca como hoy fueron tan inútiles. Bajo el desprecio del voto en las urnas, los legisladores propios tienen como única tarea permitida cobrar su dieta y cargar con el estigma de la plaza, dictada desde la tribuna, de que son traidores. Si las reformas se decidirán en las cámaras de Diputados y Senadores, se prefiere formar contingentes de mujeres que vayan e impidan cualquier debate, censurando hasta las ideas propias, cercando los recintos legislativos en defensa del pasado, del manejo discrecional del petróleo (como hasta ahora), de los charros sindicales, de los que se han beneficiado con los ingresos del recurso, de los gobernadores que piden que se reparta para usarlo libremente en sus virreinatos: para que se quede así como está.

Toda opinión reformadora sobre el petróleo es considerada traición, pues los únicos que tienen el derecho de unificar son los priístas, que gozan al máximo la polarización y las torpezas.

Hace unas semanas se decía que “sin maíz no hay país” y no hubo un milímetro de cambio a las políticas productivas y comerciales sobre nuestra identidad alimentaria. Hoy el tema está olvidado, le ganó la disputa por la cabeza de Camilo Mouriño. Hoy se dice que lo más importante “es el petróleo, más importante que el PRD” como si fueran equivalentes, pero a manera de eludir las responsabilidades del lopezobradorismo en la crisis interna de haber también polarizado internamente a este partido y haberlo lanzado también a la lucha maniquea de patriotas contra traidores.

A la mitad de la batalla, nuevamente el general se hace bolas y tira bala hacia los lados y hacia sus propias fuerzas. Para asegurar la confusión, invoca el nombre de 12 intelectuales que no se dice qué harán y cuál será su función en defensa del petróleo. A todos ellos, hombres y mujeres de letras, premiados y homenajeados como valores nacionales, deberíamos preguntarles: ¿cuál es la función para lo que fueron nombrados desde la tribuna? ¿Es su tarea, también, impedir el debate legislativo? ¿Darle cobertura, llenar con su nombre y justificar la ausencia de López Obrador al frente de las barricadas? ¿Representar la unidad nacional en torno a qué propuesta de defensa del petróleo? ¿Es su tarea que nada se modifique? Y si se modifica, ¿cuál reforma respaldan? ¿Qué significa para ustedes, los 12 intelectuales mencionados, la representación legislativa surgida de las urnas y sustituida por los cercos de la “resistencia civil pacífica”?

Algunos de los 12 intelectuales ya han declarado que no saben precisar a qué fueron invitados y si serán parte de una gran comisión que crece tras cada mitin en el Zócalo o serán una nueva comisión por encima de las otras que han sido nombradas, bajo esta forma sistemática de usar nombres de intelectuales para llenar el vacío del discurso.

La tarea ante el exceso de uso de formas (contingentes para cercos legislativos, comisiones de intelectuales, alertas máximas contra cualquier iniciativa) es unificar al país. No se puede, como hasta ahora, avanzar en torno del futuro del petróleo bajo el método de estar en contra de cualquier iniciativa, pues haciendo esto se conduce sin lugar a dudas a la derrota, pues no habrá cerco en los recintos legislativos que detenga su presentación.

Por otra parte, al petróleo se le defiende de manera integral; es decir, como parte de un concepto de país y de nación ligado al maíz, la democracia, la legalidad, el valor del trabajo, el desarrollo económico nacional y la visión latinoamericanista, temas sobre los que el lopezobradorismo, a nombre de la izquierda ha guardado y exigido silencio deliberado.

 
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