Usted está aquí: miércoles 9 de abril de 2008 Economía La caída del flujo de remesas afectará la capacidad de gasto en México

■ Recursos que envían connacionales equivalen a 2 salarios mínimos al mes por familia

La caída del flujo de remesas afectará la capacidad de gasto en México

■ La posibilidad de reducir la pobreza en el país se relaciona con estos ingresos, según BdeM y BM

Roberto González Amador y David Brooks (Enviado y corresponsal)

Washington, DC, 8 de abril. El Banco Mundial (BM) anticipó que una contracción en el flujo de remesas hacia México, una de las consecuencias de la desaceleración de la economía estadunidense, va a afectar la capacidad de consumo de las clases medias y bajas receptoras de estos recursos, y hará más lenta la reducción de las tasas de pobreza en el país.

“Prevemos que una reducción en las remesas afectará la capacidad de gasto de los hogares” en México, comentó Pablo Fajnzylber, economista del Banco Mundial, en la presentación de Remesas y desarrollo: lecciones de América Latina, publicación del organismo multilateral, de la que es uno de los coordinadores.

El informe se presentó en el contexto de las reuniones anuales del BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se realizan esta semana en la capital estadunidense.

Con un ingreso por 60 mil millones de dólares en 2007, América Latina se convirtió en la región del mundo en desarrollo que recibe el mayor monto de remesas. El principal receptor en el contexto latinoamericano es México, con 23 mil 900 millones de dólares el año pasado. “Durante los últimos dos decenios las remesas de los trabajadores hacia América Latina han aumentado 10 veces en términos reales”, según el trabajo presentado este martes.

Uno de cada 10 mexicanos vive y trabaja en Estados Unidos. Las remesas que envían a sus familiares equivalen a que las 4.5 millones de familias más pobres del país recibieran dos salarios mínimos al mes durante todo el año, de acuerdo con datos del Banco de México.

Este martes, Pablo Fajnzylber mencionó que en los últimos años los receptores de remesas en México comenzaron a emplear una parte de estos recursos en mejorar la salud de la familia y la educación de los hijos. Aunque es prematuro, dijo, estimar los montos en que se dará la reducción en el flujo de fondos que envían los mexicanos en Estados Unidos a sus familias en México, estos renglones se verán afectados.

Es probable también que disminuya en alguna medida el avance que ha ido mostrando la reducción de la pobreza en el país por el menor flujo de remesas, añadió.

Existen estudios, tanto del Banco de México como del BM, que señalan que hay evidencia de que la reducción de la pobreza en los últimos años en México ha estado relacionada en parte con el incremento en la recepción de remesas por las familias mexicanas.

“Las remesas se han vuelto una variable crítica para el desarrollo de la gente en América Latina y el Caribe”, mencionó Pamela Cox, vicepresidenta del Banco Mundial para la región. “Los 60 mil millones de dólares que ingresaron en 2007 equivalen a 70 por ciento de la inversión extranjera directa captada por la región y a ocho veces la asistencia oficial recibida”, dijo.

Cox afirmó que las remesas son importantes, pero no debe ser “la panacea” para promover el crecimiento ni deben sustituir a las políticas públicas para el desarrollo. Sobre todo ahora que, dijo, con la desaceleración de la economía estadunidense se verá alguna afectación en el flujo de estos recursos.

En este sentido, Pablo Fajnzylber comentó que existe la preocupación de que el flujo de remesas hacia América Latina haya alcanzado su límite, una vez que las cifras del año pasado mostraron un crecimiento modesto respecto a 2006. (En el caso de México, la tasa de crecimiento anual en 2007 fue de sólo uno por ciento, luego de varios años con ritmos de incremento de dos dígitos).

“Es difícil prever si el estancamiento en las remesas es temporal o permanente”, añadió.

En el informe, el Banco Mundial insta a los gobiernos y a los proveedores de servicios de remesas a poner en práctica medidas para facilitar el flujo de los recursos hacia los países de América Latina, que podrían verse amenazados por la desaceleración de la economía de Estados Unidos.

Entre otras acciones, plantea: aumentar la competencia y la transparencia entre los proveedores de servicios para disminuir los costos de transferencia e incrementar el acceso a servicios bancarios entre los emigrantes y sus familias.

 
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