■ El ciclo, de tres días, comenzará hoy en San Ildefonso

Radar... rendirá homenaje al músico Karlheinz Stockhausen

■ Incluirá obras del alemán, como Kontakte y Tierkries, entre otras

Patricia Peñaloza

Los sonidos sobre la Tierra fueron por siglos ordenados, en el mundo occidental, bajo reglas propuestas por Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Brahms, Wagner, Schöenberg... y en el siglo XX, el compositor alemán Karlheinz Stockhausen, quien cambió la idea de lo que la música “tenía” que ser, no sólo como brillante deconstructor del sonido, sino al hacer del escucha y del intérprete, miembros integrales y activos de las piezas mismas, ya sea mediante la espacialización de los sonidos, o mediante la variabilidad y libertad de sus composiciones.

Es a este creador, fallecido el 5 de diciembre de 2007, a quien rinde homenaje Radar, espacio de exploración sonora, programa musical inserto desde hace siete años en el Festival de México en el Centro Histórico, el cual comenzó ayer con la exposición de instalaciones sonoras Soni(c)loud (hasta el 15 de junio) y terminará el sábado 26 de abril. El ciclo Stockhausen empieza hoy en San Ildefonso; prosigue el lunes 21, ahí mismo, y el miércoles 23 en la sala Nezahualcóyotl, con obras torales de su repertorio, como Kontakte, Zyklus, Tierkries y los Klavierstücke IX, X y XI, interpretadas por músicos que trabajaron con el compositor alemán en vida.

Paralelamente, Radar presenta, acorde al espíritu transgresor y polifónico, en el área dedicada al rock, el noise y los medios electrónicos, al retorcido hardcore de Wolf Eyes, y al surrealismo percusivo de Drumcorps; en el mismo tenor, la energía nerviosa de los japoneses de Melt Banana y la intensidad de Kalashnikov. Ambos actos, en el Lunario.

En la electrónica experimental, los instrumentistas Zeena Parkins (ha tocado con Björk), Ikue Mori y Elliott Sharp, interpretarán Screenplay, de Christian Marclay; en el mismo programa: los japoneses Yamataka Eye con su representación sónica del caos, y el artista de la luz y la onda sonora, Atsuhiro Ito; de México, la hipnosis sonora de Israel M. Ambos actos, en el Palacio de Medicina. Y en el Teatro de la Ciudad, cercano al jazz, el trío del multinstrumentista Anthony Braxton, capaz de llevar el concepto de improvisación a lugares nuevos.

Stockhausen es pionero de la música electrónica, cuya obra posee alto espíritu experimental, así como una técnica sofisticada y compleja. Es fiel representante del serialismo (reordenamiento, dentro de un esquema propio, de cada parámetro de la música: timbre, ritmo, tono, volumen, dinámicas) iniciado por Arnold Schönberg en los años 20, y practicado por Alban Berg, Anton Webern, Pierre Boulez y Olivier Messiaen, sus influencias primordiales.

Su obra fue potenciada por los recursos tecnológicos del siglo pasado, que le permitieron ejercer una manipulación tal, que creó sonidos nunca antes escuchados, al menos en la década de los 50.

Aportación esencial fue la de proponer al espacio físico como un elemento dentro de la composición: los sonidos se trasladan de un sitio a otro, y el oído está diseñado para notar la distancia y lugar por donde aquéllos pasan.

“A diferencia de la música popular, que se escucha mientras se hace otra cosa, Stockhausen propuso una música que interrumpiera toda actividad; que demandara la concentración del escucha; que retara y ejercitara sus sentidos y capacidades; que le llevara a comprometerse con ella mediante el intelecto, la emoción, el conocimiento”, dice el compositor inglés Robert Worby.

Programación exhaustiva y sedes en: www.radar.org.mx