Usted está aquí: lunes 21 de abril de 2008 Opinión Invasión de zonas verdes en el Distrito Federal

Iván Restrepo

Invasión de zonas verdes en el Distrito Federal

El jueves 20 de marzo, aprovechando el inicio de las vacaciones de Semana Santa, más de 100 personas invadieron un área verde de 70 hectáreas. Lo hicieron sin que ninguna autoridad se opusiera, pese a que el predio se localiza en Periférico Sur y bulevar Picacho-Ajusco, colindando con la unidad Emilio Portes-Gil Pemex, la Universidad Pedagógica, el Fondo de Cultura Económica y Tv Azteca. La finalidad: levantar allí viviendas. Días después, esas personas y otras provocaron un incendio que arrasó con 2 hectáreas de vegetación a fin de extender la ocupación. Poco a poco la invasión hormiga se ha consolidado con tiendas de campaña, pequeños cuartos de cartón, plástico y lámina. Además, cuentan ya con agua y energía eléctrica gracias al sistema de diablitos. Oportunamente, los vecinos avisaron a las autoridades lo que ocurría y las violaciones que se cometían a diversos ordenamientos legales sobre la conservación ecológica. Como resultado, el 5 de abril hubo un desalojo, sin que se consignara a ninguno de los invasores, pues no hubo detenidos. Pronto regresaron a provocar incendios, que en dos ocasiones se han salido de control; a talar árboles y eliminar la maleza.

El grupo invasor lo integran dueños de taxis piratas y vendedores ambulantes; llevan varios años operando bajo el nombre de El Polvorín. También ocuparon recientemente otra área verde frente a la Universidad Anáhuac Sur. En el caso que nos ocupa, están eliminando la fauna que por décadas se salvó del avance de la mancha de asfalto en el sur de la ciudad: desde teporingos, ardillas y zorrillos hasta el tecolote blanco, varios halcones y lagartos pequeños en peligro de extinción que están allí por contar con una flora típica de la zona, como son los nopales opuntia SP, y el árbol tepozán (Buddleia cordata), especie nativa mexicana también en peligro de desaparecer.

Que los invasores deben contar con padrinos muy influyentes en las delegaciones Tlalpan y Álvaro Obregón lo prueba la impunidad con que llegan con maquinaria y vehículos para emparejar el suelo y más rápidamente poder completar la ocupación. También, por la constante y moderna comunicación que tienen con los autores intelectuales de la misma. Ni siquiera cuando los bomberos han llegado para combatir por horas los incendios la autoridad hace acto de presencia.

Vecinos de la Unidad Habitacional Emilio Portes Gil y otras cercanas denunciaron oportunamente lo que sucede al delegado en Tlalpan, en la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del Distrito Federal y ante el fiscal especial que atiende los delitos ambientales de la Procuraduría General de Justicia. Aportaron testimonios gráficos suficientes para demostrar las violaciones que se cometen. Sin embargo, han pasado tres semanas de tales denuncias y los invasores fortalecen cada día su presencia con obras en el predio citado.

La invasión de tierra en la ciudad de México y en otras partes del país está suficientemente documentada por estudiosos del tema. Ante la falta de una política de ordenamiento territorial acorde con las necesidades de la sociedad, los pobres ocupan cuanto espacio encuentran disponible. En esa tarea son guiados y protegidos generalmente por líderes vinculados con las esferas político-administrativas locales, estatales y hasta nacionales. Así lo ha hecho durante décadas el PRI, protegiendo a los invasores, regularizando después los nuevos asentamientos y dotándolos de los servicios básicos a cambio de votos y apoyo al régimen. Aunque en proporción menor, otros grupos, que dicen pertenecer al PRD, también han efectuado invasiones de tierras de alto valor ecológico.

Don Marcelo Ebrard y sus colaboradores responsables de los asuntos ambientales han prometido muchas veces garantizar y acrecentar las áreas verdes, de conservación, por los servicios fundamentales que cumplen. Por eso extraña la pasividad que los funcionarios de la delegación Tlalpan muestran en este caso. ¿Están pagando apoyos electorales? ¿Se quiere privar a la ciudad de otro pulmón verde en pos de un nuevo “desarrollo” inmobiliario?

 
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