Usted está aquí: miércoles 23 de abril de 2008 Mundo Destituyen a ministro cubano de Educación

■ Ana Elsa Velázquez Cobiella releva en esa cartera a Luis Ignacio Gómez Gutiérrez

Destituyen a ministro cubano de Educación

■ El ex funcionario recibió severas críticas hace tres semanas en un congreso de intelectuales

Gerardo Arreola (Corresponsal)

La Habana, 22 de abril. Luis Ignacio Gómez Gutiérrez, ministro de Educación durante los últimos 18 años, en los que Cuba ha vivido una profunda crisis económica y sus consecuencias, fue destituido meses después de que en debates populares estallaran duras críticas al sistema de enseñanza, muchas de las cuales fueron recogidas por los medios informativos y surgieron como uno de los focos de atención en un congreso de intelectuales hace tres semanas.

Aunque escueto como de costumbre, el comunicado que anunció el cese deslizó una tácita descalificación al trabajo de Gómez Gutiérrez, a quien evitó llamar “compañero”, un apelativo común en el lenguaje oficial. El texto tampoco aludió a su trayectoria ni utilizó la frase ritual de que recibirá “otras tareas”.

En cambio, la nota se ocupó de glosar el perfil de la nueva ministra, “la compañera Ana Elsa Velázquez Cobiella”, doctora en ciencias de la educación, diputada nacional, rectora durante ocho años del Instituto Superior Pedagógico Frank País García de Santiago de Cuba (oriente) y con 30 años “directamente vinculada al aula” como profesora o directiva, “lo que le otorga un dominio general del sistema educativo”.

Los foros populares de septiembre y octubre del año pasado, convocados por el ahora presidente Raúl Castro, marcaron un hito en la percepción social de los cubanos, al registrar, entre otras cosas, severas críticas públicas al sistema educativo, que durante décadas había sido uno de los principales éxitos de la política social en la isla.

El acento en la carrera pedagógica de Velázquez responde a la más fuerte impugnación al sector: la falta de suficientes maestros con vocación y preparación adecuadas y una caída en la calidad de la enseñanza.

El momento del cambio también tiene un significado. Al tomar posesión de su cargo, en febrero pasado, Raúl Castro pidió al Parlamento cubano que le diera este año como plazo para estudiar la estructura del gobierno y nombrar a su gabinete a finales de 2008, dentro de una reforma que eleve la eficiencia de la administración pública.

El cese de Gómez Gutiérrez indica que su evaluación era suficiente para no esperar el cambio de gabinete y, además, para permitir que la nueva ministra prepare el próximo curso escolar, que se inicia en septiembre.

Químico de profesión y ex rector de la Universidad Central de Las Villas (centro del país), Gómez Gutiérrez fue designado ministro de Educación en noviembre de 1990, justo en el momento en el que se iniciaba el hundimiento de la economía cubana por la entonces inminente desaparición de la Unión Soviética, consumada al año siguiente.

Arrastrada por la crisis, la educación resintió el deterioro de sus instalaciones y la escasez de recursos, todo lo cual pudo paliar con una alta prioridad en el presupuesto y donaciones. A partir de 2001, con la recuperación económica, se multiplicaron las obras y reparaciones masivas en el sector.

Pero sólo el paso del tiempo pudo hacer notar efectos silenciosos de la crisis, como la falta de remplazo adecuado de miles de profesores que cambiaron de empleo o se fueron del país y el deterioro de la calidad de la enseñanza, cuyo impacto ya llegó a los niños y adolescentes escolarizados en las últimas dos décadas y que todavía no puede medirse en la vida productiva.

En el séptimo congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, a principios de este mes, la ensayista Graziela Pogolotti pidió “reconsiderar el tratamiento al maestro”, tanto en el salario como en su reconocimiento social, así como rescatar la tradición pedagógica del país.

Mientras, el cineasta Alfredo Guevara pidió “rectificaciones de fondo”, tras preguntar: “¿Puede la escuela primaria y secundaria y el pre (bachillerato), tal cual han llegado a ser, regenteadas por criterios y prácticas descabellados e ignorantes de principios pedagó- gicos, sicológicos elementales, y violadora de derechos familiares, ser formadora de niños y adolescentes, y por tanto fundar futuro?”

 
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