Usted está aquí: miércoles 23 de abril de 2008 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ Nueva Izquierda se retira sembrando minas

■ Aliado con PAN y PRI urde quedarse con el IEDF

En plena retirada, pero sembrando minas explosivas en la huida, Nueva Izquierda ha convertido el ámbito electoral del Distrito Federal en un amasijo de movimientos políticos que quedaron al descubierto ayer mismo con el ordenamiento del Senado de la República para que se remueva a los consejeros electorales de la ciudad, que deberían estar en su puesto hasta 2013.

Todo se inició con las reformas electorales que se efectuaron en el Distrito Federal y que preveían dar registro político a las agrupaciones que cumplieran con los requisitos de ley, como partidos políticos locales.

Con esa nueva circunstancia, y la sospecha entonces y la seguridad ahora de que no cabe en el PRD, Nueva Izquierda halló la forma de evitar a su partido para las elecciones en donde ellos no figurarán, para competir en contra de los candidatos del PRD, llegado el momento, o bien se aliarían con quien mejores opciones ofertaran, desde una agrupación paralela a su partido.

Para que tal cosa surtiera efecto, primero se tendría que reformar el Estatuto de Gobierno, que aún no se modifica, pero el solo anuncio produjo que de inmediato una decena de agrupaciones solicitaran su registro, aunque sólo cinco pudieron cumplir con las exigencias de ley. Entre esas cinco, dos o tres están consideradas como grupos allegados a Nueva Izquierda. Esas organizaciones son: Patria Nueva, Fuerza Democrática y Movimiento Social Democrático.

La solicitud para el registro de los nuevos partidos locales fue bateado por el consejero presidente del Instituto Electoral del DF, Isidro Cisneros, quien argumentó en aquel momento que el Estatuto de Gobierno no había sido modificado y por tanto no había lugar legal para los grupos.

Y entonces vino la venganza. El pasado jueves 10, en el hotel Meliá de Paseo de la Reforma, el senador panista de triste memoria Federico Döring, la también senadora, pero por el PRI, María de los Ángeles Moreno, y desde luego su par, el senador de Nueva Izquierda René Arce, cocinaron la venganza en contra de quien les impedía secuestrar el instituto electoral de la ciudad de México.

Allí mismo estaban algunos diputados locales: el panista Jorge Triana, por NI Juan Carlos Beltrán y cuatro consejeros. Ángel Díaz Ortiz del PRI, Carla Astrid Humphrey Jordan y Fernando Díaz Naranjo, del PAN, y Yolanda Columba, también del grupo de NI.

El sábado 12, en el restaurante Mercaderes del Centro Histórico, los asesores del grupo Meliá fueron a arrastrar el lápiz para darle forma jurídica al albazo que se cocinaba. A los consejeros involucrados se les promete que contra de ellos no habrá nada, pero que para que las reformas al código puedan surtir efecto deberán primero echar del instituto electoral a los consejeros que se oponen, y se empieza a ejecutar el descabezamiento del organismo. Isidro Cisneros es sentenciado. La urdimbre estaba lista.

Y con ello la puerta de salida para Nueva Izquierda, que también busca quedarse con el Instituto Electoral del Distrito Federal. La pregunta que resulta y que no parece ociosa es: ¿por qué no se removió a los magistrados del Tribunal Electoral del Distrito Federal? ¿Será que ya tienen dueño?

De pasadita

Que se entienda de una vez por todas. Lo que algunos pretenden en el PRD es legalizar el fraude para que nadie, desde ese partido, pueda volver a alzar la voz para denunciar un cochinero como el de 2006. Eso es todo.

Y que quede claro, Alejandro Encinas no es la salvación de ese partido, pero es el valladar que puede impedir que los otros también se adueñen de la izquierda institucional.

 
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