Usted está aquí: sábado 26 de abril de 2008 Cultura Ganar autonomía, reto para ediciones infantiles

Reportaje /Los niños y las artes

Persiste gran vacío de análisis sobre esas publicaciones: experto

Ganar autonomía, reto para ediciones infantiles

Subrayan especialistas rezago de México frente a otros países

Positivo, acercar a los pequeños a realidades de la cotidianidad

Fabiola Palapa Quijas

Ampliar la imagen Embeleso infantil, durante una sesión de lectura en la librería del FCE, en la colonia Hipódromo Condesa Embeleso infantil, durante una sesión de lectura en la librería del FCE, en la colonia Hipódromo Condesa Foto: María Luisa Severiano

Ampliar la imagen Portada del libro para niños ¡Casi medio año!, de M. B. Brozon, publicado por Ediciones SM, en la colección El Barco de Vapor Portada del libro para niños ¡Casi medio año!, de M. B. Brozon, publicado por Ediciones SM, en la colección El Barco de Vapor Foto: Ilustración de Rapi Diego

El gran desafío que enfrenta el sector editorial destinado a niños y jóvenes en México es ganar espacios de autonomía frente a los canales de venta y la prescripción escolar, para no depender de programas educativos que están amenazados en su continuidad.

Especialistas en el tema consultados por La Jornada, consideran que la literatura infantil y juvenil ha cambiado su discurso didáctico de moralización que impedía la formación de lectores y el placer por el texto literario. Sin embargo, existe un gran vacío de ánalisis y reflexión sobre esas publicaciones.

De acuerdo con el editor Daniel Goldin, la creación de un mercado que dote de autonomía a la producción editorial infantil y juvenil ayudaría a no depender de la buena voluntad de los funcionarios, aunque admite que el impulso del programa Bibliotecas de Aula de la Secretaría de Educación Pública (SEP) fue bueno. Alertó: existen grandes titubeos que afectan el fomento a la lectura y la formación de un catálogo editorial mexicano que genere un mercado.

La literatura infantil ha padecido un menosprecio aquí, porque comparado con España, Argentina o Francia, donde existen revistas y suplementos dedicados al análisis de los libros para niños, “en México estamos en pañales”.

Todo se deja a la escuela

Daniel Goldin asegura que “no hay una sola revista especializada, no hay críticos, no hay muchos espacios en los periódicos. Existe un desdén y se deja todo lo relacionado con libros de niños a la escuela.

“No hay una circulación dentro del mercado normal, de ahí la importancia de desvincularnos un poco de la escolarización y tratar de ganar autonomía.”

Desde hace más de 25 años se dio un auge en la literatura destinada a los pequeños lectores, pero el discurso didáctico prevalecía en la oferta editorial.

En la actualidad, las editoriales han dejado atrás los libros que enseñaban valores, al publicar textos narrativos, de ciencia y lúdicos.

Respecto de este tema, Miriam Martínez, subgerente de obras para niños y jóvenes del Fondo de Cultura Económica (FCE), explica que ocurre una efervescencia donde una oferta editorial no tiene un propósito meramente didáctico para los niños.

“En el FCE –explica Martínez– tratamos de alejarnos de lo didáctico, buscamos estar más cerca de la literatura y el arte. Sabemos que hay libros de texto que siguen esa línea, pero nosotros no tenemos ningún libro que se enfoque a enseñar.

“Por el contrario, queremos que los niños disfruten de los libros su estética y narrativa para que descubran el placer de leer.

“Lo didáctico a veces va implícito en un libro, hay cuentos que enseñan valores. Las obras literarias del Fondo no pretenden enseñar algo, sólo es una manera de formar lectores críticos y autónomos que disfruten la lectura y busquen información.”

El FCE –que edita al año alrededor de 35 novedades editoriales para niños– desde hace 12 años ha lanzado ininterrumpidamente el concurso de Álbum Ilustrado a la Orilla del Viento, para fomentar la creación literaria y plástica dirigida a niños y jóvenes.

Añade que el género del álbum ilustrado, que empezó en Inglaterra y Estados Unidos en el siglo XVIII, se desarrolló en México recientemente, pues por lo general esas obras se importan de España.

En opinión de la editora, la clave del boom que ha tenido la literatura infantil y juvenil fue el programa de bibliotecas de aula, que impulsó a muchas editoriales a publicar libros para niños porque las que estaban disponibles en el mercado eran muy escasas.

Miriam Martínez plantea que “hay mucho por desarrollar en libros destinados a niños en México, especialmente de narrativa, y que sean muy gráficos abre una ventana para que crezca el sector editorial. En el álbum la historia se cuenta con imágenes, con palabras y no sólo con texto, aquí el ilustrador tiene voz propia”.

Sector con mucho dinamismo

Manuel Lezcano de Orleans Macherey, director general de Ediciones SM, considera que la literatura infantil y juvenil es el área que más dinamismo tiene dentro del sector editorial, no sólo en México, sino en el mundo, aunque reconoce que el país está rezagado en relación con la tendencia internacional.

“El rezago –explica Lezcano de Orleans– es en materia económica, porque los productos para neolectores, de hasta seis años, son libros cada vez más complejos, una especie de libro juguete. En México las tendencias de lectura no son altas y no se tiene la cultura de acercarse a este tipo de producto.”

Las publicaciones de Ediciones SM han estado siempre a la vanguardia de la literatura infantil y juvenil y desde su creación en 1976 se han enfocado en apoyar y fomentar la educación, así como contribuir a la cultura y la promoción de proyectos educativos.

Su catálogo está integrado por colecciones como Barco de Vapor para pequeños lectores y El Gran Angular para los adolescentes. A su vez, los volúmenes de la primera se dividen de acuerdo con la edad de los lectores. También cuenta con una serie de divulgación para que los niños puedan jugar, reflexionar y aprender.

El director de SM sostiene que las temáticas que se abordan en la literatura infantil y juvenil tienen cada vez más cercanía a las realidades que viven los niños en un mundo globalizado y con mayor tecnología.

“En la obra infantil –explica Manuel Lezcano– es importante usar un lenguaje adecuado a la edad de los lectores. Esto no es una tendencia, es una obligación. Si se trata de un primer lector, el texto tiene frases cortas y sencillas para que la comprensión sea fácil, con los lectores de nueve o 12 años se utilizan ya otras palabras.”

Instrumento de recreación

Por su parte Laura Delgado, directora de Ediciones El Naranjo, manifiesta que las grandes obras de literatura clásica para niños son convenientes, pero también la nueva literatura infantil porque acerca a los pequeños a realidades muy concretas de la vida cotidiana.

“Creo que la literatura permea más cuando acerca al niño a realidades que tiene y no se expresan como el tema del amor, la muerte, la soledad, las aventuras; situaciones cotidianas como qué hacemos cuando llega un vecino nuevo.”

Los programas de fomento a la lectura y bibliotecas de aula que promovió la SEP, “alientan la posibilidad de que los escritores mexicanos ganen espacio en las publicaciones tanto de editoriales mexicanas como extranjeras”.

Revela que el libro ilustrado no rompe con los esquemas de la expresión del arte ni con la palabra, pero deplora que los editores tienen que competir contra los programas de televisión, Internet y videojuegos que saturan de información a las niños.

“Necesitamos –explica Delgado– otros referentes literarios que no sean los que tienen comúnmente. La literatura infantil actualmente es más reflexiva y más onírica, en el sentido de presentarle al niño planteamientos de cosas que le suceden y no se planteaban visualmente como por ejemplo los miedos.”

Al reflexionar sobre el desarrollo de la literatura infantil y juvenil, la directora de Ediciones El Naranjo puntualiza que los editores deben ser cada vez más creativos para acercar a los niños a la literatura al proponerles cosas que reúnan estímulo creativo y gran calidad.

Al respecto, agrega: “El libro es un instrumento de recreación que es vital en la formación de los niños”.

Los relatos de princesas que encuentran al príncipe ideal y ven en el matrimonio la felicidad, los cuentos donde los héroes vencen todos los obstáculos, al igual que las fábulas didácticas, lentamente se han quedado en el pasado porque los nuevos escritores presentan una visión más crítica del mundo en el que viven los lectores; situaciones que inclusive los padres de familia desconocen y no pueden hablar con sus hijos.

Recuperación de la memoria

Laura Guerrero Guadarrama, autora del ensayo La narrativa infantil y juvenil en las modalidades neosubversivas de la posmodernidad, percibe en las publicaciones para niños las corrientes de la memoria con fijación en la oralidad; la fusión de realidad y fantasía; el neorrealismo, el antiautoritarimo y el neorromanticismo que incluye las producciones con humor.

Esas nuevas corrientes tuvieron gran impulso en la década de los 90, ya que el gran bagaje de la producción es material que revalora la oralidad y trabaja para mantener renovados los cuentos y leyendas. Son textos de recuperación de la memoria.

El antedecente de estas publicaciones, de acuerdo con Guadarrama, son los libros que editó el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) en los años 80.

“El Conafe fue pionero dentro de la literatura infantil al recopilar historias de las microcomunidades para publicar un libro. Sin duda, esa institución es un punto de partida de esta corriente que tiene gran auge a escala internacional, no sólo en México, donde las editoriales tienen un área dedicada a los cuentos tradicionales.”

Formar lectores críticos

La corriente del antiautoritarismo implica la ruptura con la figura del adulto y es muy vigorosa porque está acompañada de humor, es una parodia del discurso del adulto y tiene gran aceptación entre los niños.

El neorrealismo aborda temas no solamente románticos, también relata cómo es el abandono familiar, la violencia sexual, la muerte, la guerra y la discriminación.

El neorromanticismo en la literatura infantil propone textos informativos que pretenden educar sobre valores a los niños.

Laura Guerrero indica que el siguiente paso consiste en que los niños sean más críticos, porque los adultos somos lectores sin habilidades críticas.

“Nos llegan los mensajes de medios y no somos críticos, lo ideal es formar a los niños en la literatura que es lo más sano y gozoso para que vean a la lectura como una herramienta.”

 
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