Usted está aquí: viernes 2 de mayo de 2008 Capital Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ La IP, metida hasta la cocina en el GDF

■ Intereses ajenos al gobierno de izquierda

Dicen en los corredores del edificio del gobierno central del DF, que un importante grupo de gente de mucho dinero ha empezado a meterse hasta la cocina en los negocios que emprenderá el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, y que de alguna manera han ido acumulando influencia hacia el gobernante.

Los grupos de poder económico siempre, o casi siempre, se han acercado al poder con la pretensión, regularmente perversa, de hacer creer a los políticos que ellos serán su apoyo en los momentos que la situación lo exija. Así, algunos han ganado favores de los gobernantes de izquierda y después, sin despeirnarse siquiera, los abandonan y se pliegan a los designios de los intereses que su clase les marca.

El episodio se ha repetido una y otra vez. Luego de exprimir, hasta donde les es posible, los beneficios que les puede otorgar el gobierno, cantan con el mismo tono la canción de los espots difamatorios, o se dedican a denostar las obras que a ellos no se les concedieron.

Bueno, todo eso, que quede claro, es parte de la forma de ser y de actuar de los señores del gran capital, lo extraño es que las autoridades de izquierda no entiendan que no caben en ese grupo. Esos señores de ninguna manera habrán de aceptar que alguien contrario a su signo ideológico pueda colarse al poder, y actúan en consecuencia.

En el proyecto de los Cetram (Centros de Transferencia Modal) a los que antes se les conocía con el nombre simple de paraderos, pero que habrán de transformarse en grandes centros comerciales que también servirán como estaciones para el transporte de pasajeros, están los de los apellidos ilustres.

La construcción de esos centros deberá tener, cuando menos, una inversión de 300 millones de dólares, y el flujo de pasajeros en los cuatro previstos es de aproximadamente 500 mil personas diarias, es decir, un bocado verdaderamente apetitoso para los inversionistas.

En la lista de los hombres que harán la inversión están los mismos apellidos de siempre: Slim se habrá de quedar con la estación El Rosario, mientras Chedraui se hará cargo del Cetram en Martín Carrera, y Saba, que no se quiere quedar fuera, sacará beneficio de la estación Zaragoza. En ese orden el apellido Serur habrá de construir el centro comercial en el Instituto Politécnico Nacional.

Es bueno, sin duda, que los capitales de mexicanos que han ido acumulando riquezas se inviertan en el país, pero que nadie suponga, menos aún el jefe de Gobierno, que esos inversionistas se convertirán en sus aliados, cuando menos para evitarse la frustración.

Pero además el mandatario debe tener en cuenta que cada uno de esos personajes mantiene intereses muy lejanos a lo que pretende, o a lo que se ha dicho que pretende el gobierno de la capital del país, y con ellos no hay alianzas, más bien se trata de negocios entre socios de diferente manera de pensar.

Eso debe estar siempre muy presente en el horizonte político de Marcelo Ebrard para no crear ámbitos de confianza que pretendan, sin visos de éxito, desnaturalizar el voto de clase que, según algunos estudiosos del asunto, empezó a cobrar fuerza en la ciudad desde 2006.

De pasadita

Nos dicen en el gobierno de la ciudad que el director de Comunicación, Fernando Valdés, dejó ayer su despacho enclavado en el edificio aledaño al antiguo Palacio del Ayuntamiento.

Las nuevas tareas del comunicador estan muy ligadas a los planes políticos de Ebrard para el DF, y se presentan como un reto que requerirá del mayor empeño de Valdés, que estará en la encomienda por la enorme confianza que le brinda el gobernante, y desde luego por su desempeño. Suerte.

 
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