Usted está aquí: lunes 5 de mayo de 2008 Sociedad y Justicia Guarderías de la Sedeso violan derecho a la enseñanza inicial

■ “Dan educación chatarra a los niños pobres”, aseguran expertas

Guarderías de la Sedeso violan derecho a la enseñanza inicial

Angélica Enciso L./I

Ampliar la imagen En el país existen 6 mil 262 estancias infantiles que dan atención a 139 mil 302 menores En el país existen 6 mil 262 estancias infantiles que dan atención a 139 mil 302 menores Foto: María Meléndrez

Las guarderías y estancias infantiles de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), que ofrecen a madres de escasos recursos servicios de “cuidado y atención” de sus hijos menores de cuatro años, violan el derecho a la educación inicial y pasan por alto la normatividad en la materia. Son espacios que dan “formación chatarra” a los niños pobres, aseguran expertas.

Ese programa se puso en marcha hace 15 meses, a iniciativa del presidente Felipe Calderón, y a la fecha han sido abiertas 6 mil 262 estancias, que dan atención a 139 mil 302 niños. En total se han registrado 160 mil, y la meta es atender a 500 mil al final del sexenio. Las guarderías las pueden instalar amas de casa con estudios de secundaria, quienes adaptan con un máximo de 35 mil pesos parte de sus viviendas para recibir a hijos de trabajadoras, estudiantes y padres solos que perciban hasta seis salarios mínimos.

“Con ese plan se chatarriza la atención, pero al gobierno le sale barato. Además, se deja a los niños en el círculo de la pobreza y la violencia. Es necesario hacer una evaluación de lo que ha ocurrido desde que se puso en marcha”, señalan, por separado, las especialistas Nashieli Ramírez Hernández y María Elena Sánchez Azuara.

En respuesta, la responsable del programa, Lía Limón, directora de políticas públicas de la dependencia, admite que no se busca dar enseñanza a menores de 4 años, ya que ésta se obtiene en prescolar. “Son sitios de cuidado y atención, no es un esquema escolarizado ni pretende serlo. De hecho, en las reglas de operación se establece la obligación de los padres de inscribirlos en prescolar cuando estén en edad.”

La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura señala que, desde que nace, el niño tiene derecho a enseñanza inicial, lo cual es uno de los seis objetivos del programa Educación para Todos, el cual expresa que las acciones de atención e instrucción de primera infancia son fundamentales para el desarrollo físico y mental, y para mejorar la captación cognitiva y contribuir a incrementar la escolarización. Además, el aprovechamiento de la formación y el índice de terminación de estudios primarios.

“Los niños más pobres y desfavorecidos no tienen acceso, por regla general, a los programas de atención y educación de primera infancia, aun cuando son los que más provecho pueden sacar de ellos en el plano de la salud, la nutrición y el desarrollo cognitivo”, asegura el informe más reciente. Revela que sólo 53 por ciento de países tienen esos planes.

Cuando el 11 de enero de 2007 en Chalco, estado de México, se abrió la primera guardería, el presidente Felipe Calderón dijo que éstas podrán “cuidar a los niños mientras las mamás trabajan. Ponerles juegos, educarlos con cosas muy sencillas, tenerlos tranquilos y entretenidos sanamente”.

Se estima que la población femenina en el mercado laboral representa 41 por ciento de la población económicamente activa, y alrededor de 3.5 millones de hogares tienen ingresos hasta de 6 salarios mínimos.

Dan buen cuidado

“Hay muchas historias de niños que se quedaban solos, encerrados, a veces con el hermanito de seis años al cuidado de los menores, y para las madres contar con un lugar seguro donde dejar a sus hijos representa un apoyo importante”, puntualiza Lía Limón, y explica que se han adecuado las reglas de operación para atender a niños desde 12 meses hasta 3 años 11 meses.

En entrevista, afirma que en las estancias se da “buen cuidado” a los niños, lo cual significa que hay “una rutina, un menú a la vista de los padres, balanceado. Cuando éstos llegan pueden revisar a los niños, para constatar que no tienen golpes ni están enfermos. Hay actividades lúdicas. El tema de la rutina es importante, y también que el inmueble tenga condiciones de seguridad e higiene”.

Agrega que con ese modelo se ha formalizado el esquema de cuidado que ya existía, y ayuda a muchas madres a resolver el problema de dónde dejar a sus pequeños mientras trabajan. “El esquema no pretende suplir la educación prescolar. Se busca un espacio de cuidado a los niños”, puntualiza.

Frente a la omisión de la enseñanza inicial en el modelo de la Sedeso, Nashieli Ramírez Hernández, directora de Ririki Intervención Social –institución que apoya a organizaciones sociales, grupos y personas en el desarrollo de capacidades y habilidades–, indica que los niños, desde que nacen, tienen derecho a educación, pero la dependencia no tiene “una sistematización ni una propuesta en la materia. La Secretaría de Educación Pública no está involucrada en ello. El enfoque es dar de comer a los niños y cuidarlos, con el argumento de que para ello no se necesita una persona preparada. Participan amas de casa, porque si los niños pudieron crecer con sus abuelas y nosotros la libramos igual, no se requiere más capacitación”.

La norma oficial mexicana 167, publicada en 1997, establece los requisitos que deben cumplir las guarderías, pero “para evadir la regulación cambiaron el nombre y dijeron que son estancias de desarrollo infantil. El gobierno emite una norma que todos deben cumplir y hace un programa que le da la vuelta”, sostiene.

Para la prestación de servicios de asistencia social en guarderías, la norma especifica que las instalaciones deben tener salas separadas de lactantes, maternal y usos múltiples. Esta última debe utilizarse para actividades de entrenamiento, recreación y físicas en tiempo libre, con el propósito de “enriquecer las esferas cognitiva, afectiva y sicomotora”.

Indica que son actividades inherentes a los servicios de asistencia social, y que la atención al menor debe estar “sustentada en principios científicos, éticos y sociales. De igual forma, en actividades educativas y recreativas que promuevan el desarrollo de las esferas cognitiva, afectiva y sicomotora”.

En contraste, la Sedeso, en las reglas de operación del programa de guarderías y estancias infantiles, estipula que los niños deben recibir “servicio atento, seguro, higiénico y de calidad”, así como “supervisión y cuidado en todo momento mientras permanezcan en las estancias infantiles”.

Si se hace una evaluación sobre percepción y satisfacción del cliente, “naturalmente las mamás van a decir que están encantadas. Cualquiera que pueda dejar a sus hijos en un lugar seguro mientras se va a trabajar está tranquila”, agrega Ramírez Hernández. Lo que hacen estos programas es “chatarrizar la atención. Damos a los niños pobres atención chatarra. Al gobierno le sale barato otorgar eso”, expresa.

Se deja a los niños en el círculo de la pobreza y la violencia, por lo que “se debe hacer una valoración de lo ocurrido este año con los menores, dar seguimiento a lo que pasó con ellos y las cuidadoras”, indica, por su parte, María Elena Sánchez Azuara, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana y experta en bienestar en la infancia y la adolescencia.

 
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