Usted está aquí: martes 6 de mayo de 2008 Espectáculos La telenovela, auténtico producto cultural latinoamericano, afirma Boris Izaguirre

■ El venezolano, guionista de este género televisivo y showman, habla sobre su primera novela

La telenovela, auténtico producto cultural latinoamericano, afirma Boris Izaguirre

■ El cine mexicano ha sido la principal influencia de ese tipo de emisiones, expresa

Arturo Cruz Bárcenas

“Para mí, la telenovela es en realidad el auténtico producto cultural latinoamericano; se ha gestado y formado acá. Ha tomado prestados aspectos del folletín de finales del siglo XIX, así como del cine mexicano; por eso me molesta que ahora se considere que el cine de Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro es una influencia primeriza”, expresó ayer en entrevista el venezolano Boris Izaguirre, guionista de telenovelas exitosas en España, showman y finalista del premio de la editorial Planeta.

Añadió: “No, el cine mexicano ha sido importantísimo para varias generaciones de Latinoamérica; todas las producciones de los años 40 en adelante son vitales. Era el cine que veían mis padres y los padres de mis padres. La diosa arrodillada, con María Félix, es un hito histórico, una de las películas más hermosas y más apasionantes y melodramáticas que puedan existir”, precisó.

Universales

Añadió que el cine mexicano legó toda esa influencia a la telenovela y él tuvo la suerte de formarse dentro de ella, y aprender de sus códigos y argumentaciones. “La telenovela latinoamericana evoluciona con el continente: durante los años 80, cuando estuvimos tan abrumados por la deuda externa y estábamos como locos porque ya no podíamos ir a Estados Unidos, nos inventamos estas telenovelas que no sucedían en ninguna parte, que eran todas como universales.

“Al final, las relaciones sociales nos hicieron hacer una telenovela más real, más de conflicto social, más evidente para el espectador. Ahora la telenovela colombiana es la que está de moda y es porque utiliza los temas auténticamente reales, como la violencia, la corrupción y el humor como un elemento de conexión entre las historias. La telenovela sigue siendo el gran espejo y el gran ojo de la sociedad actual latinoamericana. A eso le debo mucho.

“Esa influencia me ha permitido escribir con libertad, pero dirigiéndome a mucha más gente. No escribo para mí, sino para muchísima gente (…) Estoy muy contento con lo que asumen de mí, de lo que hay de Manuel Puig en mi escritura. No tengo el más mínimo miedo de sentirme heredero, porque lo he descubierto al escribir Villa Diamante. Pubis angelical, de él, es mi novela. Pienso que Puig es un hombre que ha utilizado los elementos del melodrama, del cine mexicano, del Hollywood de las décadas de los 30 y 40, del cine negro, que es un gran melodrama; sólo entendiendo esto se le comprende.”

Villa Diamante... quizá algún día se haga película. “Mi verdadera cultura es cinematográfica. Mi padre fue director de la Cinemateca Nacional de Venezuela. El cine es mi biblioteca (…) De la televisión… ¡no puedes estar apartado de ella! Eso es un error. Un intelectual tiene que estar en la televisión y aprender de ella. Ésa es mi historia, otra de mis decisiones, y estoy encantado con eso.

“Hay que entender que la televisión es la que al final siempre decide. ¡Es un animal, es un demonio gigantesco! En dado caso, si un programa no gusta se puede apagar el aparato. ¡Ojalá eso pudiéramos hacer con nuestros gobiernos!”, exclamó.

Ufano, se definió: “Soy el único cronista de la revista Hola! que es finalista del Premio Planeta. He tenido dos éxitos muy grandes: uno como escritor de telenovelas y otro como figura del programa de televisión Crónicas marcianas, cuyo formato fue copiado en México. Necesitaba otro golpe como escritor y lo di con mi novela Villa Diamante...”, expresó Boris.

Crítica social a partir de la crónica rosa

En entrevista agregó que comenzó su relación con las letras en el Diario Nacional de Caracas a los 16 años, con una columna que se llamó Animal de frivolidades. Por su forma de escribir se ganó a pulso el mote de El Ñángara (el mala leche); había creado un nuevo género periodístico: la crítica social a partir de la crónica rosa.

Del diario pasó a la televisión, en la que escribió con José Ignacio Cabrujas los guiones de los culebrones La dama de Rosa y Rubí Rebelde, producciones exitosas en la televisión española. Telecinco fue el lugar en el que continuó su trabajo. Boris es actualmente una personalidad de la televisión. Su ironía es sutil y sagaz. Es un showman siempre envuelto en la polémica. En cuestión de amores, tiene su homosexualidad “bastante asumida y controlada”, aunque, según cuenta él mismo, fue señalado y humillado por serlo. Tiene a su novio Rubén, con el que ha iniciado, precisó, una relación de pareja estable.

De Villa Diamante... expuso que es una novela de ciclos: “lo que el personaje Ana Elisa ve que le pasa a su padre –a quien le escupen en la cara por haber apoyado a un dictador– le ocurre a ella como mujer adulta. No está de acuerdo con el régimen político, pero de repente está metida en eso. Ésa es la reflexión política más importante de la novela: no somos capaces de asumir nuestras responsabilidades y, al mismo tiempo, no podemos evitar que esas responsabilidades nos lleven a situaciones con las que no estamos de acuerdo”.

 
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