Usted está aquí: martes 6 de mayo de 2008 Sociedad y Justicia Guarderías: de la laxitud en la regulación a la irresponsabilidad

■ La Sedeso sólo pide a particulares requisitos nimios para abrir estancias infantiles

Guarderías: de la laxitud en la regulación a la irresponsabilidad

■ Formación de docentes, nutrición, salud y aspectos pedagógicos, con ínfimo “control”

Angélica Enciso L./II y última

Ampliar la imagen Instancia infantil El Mundo de Andi, de la Secretaría de Desarrollo Social, ubicada en Coyoacán Instancia infantil El Mundo de Andi, de la Secretaría de Desarrollo Social, ubicada en Coyoacán Foto: María Meléndrez

Los mínimos requisitos para que una persona ponga en funcionamiento una estancia infantil de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) contrastan con los que pide el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Para la secretaría es suficiente tener el grado educativo de secundaria. No pide experiencia en cuidado, y la atención a un menor le cuesta 700 pesos al mes. Al instituto, 2 mil 550.

En las estancias subrogadas del IMSS las directoras deben tener licenciatura en pedagogía o en sicología educativa, y las asistentes deben ser educadoras o haber cursado carrera técnica en alguna escuela incorporada a la Secretaría de Educación Pública, que tenga reconocimiento en enseñanza inicial, explica María Luisa Gárate, presidenta de la Asociación Nacional de Guarderías.

Refiere que en esas estancias particulares y vecinales, que dan servicio al gobierno, el cuidado a un menor significa una inversión de 2 mil 550 pesos, lo cual es insuficiente, ya que se requeriría 27 por ciento más. La atención incluye nutrición, salud y pedagogía, y se cumple la norma 167 de asistencia social.

Sobre la diferencia de los recursos entre las guarderías del IMSS y las de la Sedeso –las primeras destinan 27.4 por ciento más que las segundas–, Lía Limón, directora de políticas públicas, afirma: “el monto no hace más eficiente a una que otra. No es competencia. Se complementan, dada la demanda en el país, y no son sólo los 700 pesos, sino la cuota de responsabilidad que fija cada estancia”. El presupuesto de este año para el renglón es de mil 499 millones de pesos.

De las guarderías de la Sedeso que están en funcionamiento 14 por ciento son atendidas por amas de casa, mientras las responsables del resto tienen alguna experiencia, señala. El cuidado de los niños “no es deficiente. Lo he visto en las estancias: tienen rutina, distintas actividades. Además, el hecho de que los encargados tengan trabajo previo en la materia hace que conozcan los temas vinculados con los niños”.

En relación con la ampliación de la atención en las estancias para que no sean sólo de cuidado, sino educativas, indica: “sí, no sólo se busca extender, sino que por eso se da capacitación en varios temas, como hábitos, higiene, prevención de accidentes, primeros auxilios, alimentación infantil, control de esfínteres, cantos y juegos”.

Aunque no existe ningún dato oficial sobre el número de menores que son atendidos por personas sin experiencia ni formación profesional, se sabe que los que son cuidados por amas de casa están en situación vulnerable. “El ama de casa puede ser una persona con la mejor voluntad del mundo, pero la cosa se complica al no tener la preparación adecuada”, indica María Elena Sánchez Azuara, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana. Se pregunta: “¿con qué capacitación y formación asumen funciones de ese tipo?”

Indica que las personas que operan las estancias deberían tener estudios sicológicos, porque van a “estar en contacto con niños que están en una etapa en la que es importante que vivan sus experiencias básicas. Pueden ocasionar problemas a los niños, los cuales están en un periodo de estructuración, no sólo de su personalidad, sino de todas sus funciones”.

Agrega que “la atención no únicamente debe ser de cuidadora de niños”. Atienden a los infantes varias horas, en las cuales se deben cubrir sus necesidades. Por ejemplo, expresa, a los lactantes se les debe dar “una relación cuerpo a cuerpo, contenerlos y tomarlos en los brazos con seguridad para que tengan confianza. Asimismo, hay que responder a sus necesidades de ser escuchado, visto y acurrucado”.

Capacitación en tres días

En la colonia Pedregal de Santo Domingo, en Coyoacán, vendedoras ambulantes, empleadas domésticas o de tiendas y con familias disfuncionales, en las que sus parejas son alcohólicas o drogadictas y carecen de prestaciones sociales, llevan a sus hijos a la estancia El Mundo de Andi, que abrió sus puertas en febrero pasado. La directora, Adriana Álvarez, pedagoga, explica que tiene inscritos 85 niños y laboran 15 personas, entre educadoras, personal de limpieza y cocineras.

Manifiesta que la capacitación que recibieron de la Sedeso, al principio, fue de tres días. En el primero se les explicó el modelo. Fue una presentación “muy clara para la gente que no tiene conocimiento en el manejo de estancias o guarderías”. En el segundo, Nacional Financiera (Nafinsa) detalló la manera de operar la empresa, y el último estuvo dedicado al manejo didáctico del modelo DIF. “Dan lo básico, muy digerible, y presentan diversos apoyos didácticos.”

Indica que para las personas que no tienen experiencia, la información no es suficiente. “Lo de tres o cuatro años de carrera no se compara con quienes tienen secundaria y la experiencia de ser mamá. Quizá se necesita reforzar. Hay cursos subsiguientes. Voy por el segundo, que es de alimentación, y el tercero sobre primeros auxilios.”

Detalla que para operar una guardería se manejan tres manuales: uno dirigido por Nafinsa, otro sobre el modelo de estancia y el último sobre actividades del DIF, en el que se explican los horarios y detalles del funcionamiento. Se indica, por ejemplo, la hora en que deben ingresar los niños, cómo deben llegar, la bitácora, cómo dosificar el menú, las raciones y otras cuestiones técnicas.

Lo que el DIF sugiere “es que apapaches al niño, que le des amor, de comer. Que esté limpio y tenga espacio donde jugar y hacer cualquier actividad. Nosotros buscamos material, particular y oficial, apropiado para la edad de los niños y el programa”. En este caso, por la experiencia y formación de Adriana Álvarez y la educadora Susana García, se organizan actividades de acuerdo con los requerimientos de los menores, para la motricidad fina y gruesa, para estimulación temprana. Cuentan con apoyo sicológico.

En un recorrido por diversas estancias se encontró que varias están cerradas, aunque todavía aparecen en el directorio de la Sedeso. Otras tienen instalaciones precarias. Es el caso de la ubicada en el callejón San Miguel, en la colonia General Anaya, donde se atiende a 22 niños en dos habitaciones. En una están los lactantes y en otra los de maternal. Con una madera pintada de azul se divide el área de descanso de la de comida y recreo.

El día de la visita los niños desayunaban sopa de pasta y eran atendidos por dos mujeres. La televisión transmitía un programa de entretenimiento matutino. Tiene un gran patio, el cual se divide con una malla, y sólo hay un carrusel, que es utilizado por los menores durante el recreo.

 
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