Usted está aquí: viernes 16 de mayo de 2008 Cultura Impera el egocentrismo en las artes plásticas: Héctor Cruz

■ Lejos de los reflectores, el artista persiste con su obra magistral “contra viento y marea”

Impera el egocentrismo en las artes plásticas: Héctor Cruz

■ “Lo que no mata fortalece”, manifiesta a La Jornada el integrante del SPM

■ Desde los 12 años de edad su pincel permanece “en pie de guerra ante la falta de una política cultural”

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Héctor Cruz en su estudio, ayer, durante la amplia entrevista concedida a La Jornada. El maestro prepara un conjunto de obras para ser mostrado en Alemania Héctor Cruz en su estudio, ayer, durante la amplia entrevista concedida a La Jornada. El maestro prepara un conjunto de obras para ser mostrado en Alemania Foto: Jesús Villaseca

Debido a una confusión de sus compañeros del Salón de la Plástica Mexicana (SPM), ayer se informó del fallecimiento del maestro Héctor Cruz, uno de los grandes pintores y muralistas mexicanos, quien “renace como el ave fénix” a partir de esa noticia.

La noche del miércoles, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) emitió un comunicado mediante el cual dio a conocer el deceso de uno de los impulsores del museo para exhibir las obras del programa Pago en Especie de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Luego de la acreditación de esa fuente, diversos medios de comunicación, entre ellos este diario, publicaron la información.

El INBA, a su vez, había recibido la notificación, precisamente del SPM, cuyos integrantes, consternados, incluyeron en el boletín el poema que Carlos Pellicer dedicó a Cruz en 1976: “Y así voy, con los ojos en las manos,/ diseminándome por tu pintura,/ en que el color es puro, sin blancura,/ desnudos primaveras y veranos”.

Son los mismos versos que lucen en una de las paredes del estudio del artista, donde ayer recibió a La Jornada, “muerto, sí”, pero de risa.

Todo fue una confusión

“A pesar de los años, aquí estoy”, señaló el artista Héctor Cruz, rodeado por su obra reciente, unos paisajes “telúricos” donde la luz irrumpe “pura, desnuda”, como diría el poeta tabasqueño.

Desde muy temprano su teléfono no paraba de sonar. Amigos, ex alumnos de la Academia de San Carlos, de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, colegas y familiares llamaban para expresar sus condolencias, pero todos recibieron la grata noticia: “fue una confusión”.

El pintor, quien luce jovial, entero, señaló que a la directora del Salón de la Plástica Mexicana, Cecilia Santacruz Langagne, quien lo llamó para disculparse, “le dije que está bien que me quieran dar de baja, pero no por muerto, sobre todo ahí, pues durante muchos años siempre fui una persona muy preocupada por esa institución.

“Fundé el Salón de los Nuevos Valores, pues el SPM estaba abierto sólo a los grandes; entonces impulsamos un espacio para los artistas jóvenes de aquellos años, por ejemplo Vicente Rojo, Gilberto Aceves Navarro. Fue maravilloso porque después se volvió una tradición.

“Siempre he pensado en que hay que darle ventaja a los artistas jóvenes y no a los que ya tenemos un camino andado. A finales de los años 40 fui ya parte del Salón de la Plástica Mexicana. De ese momento a la fecha he estado superactivo.

“Formé parte de una generación más solidaria, más preocupada por el gremio; no nos dedicábamos a hacernos publicidad, nuestro trabajo era más romántico y así creamos organizaciones como la Sociedad Mexicana de Artistas Plásticos.

“Ahora –prosigue el maestro Héctor Cruz– estamos en la era del vacío, como dice Gilles Lipovetsky: cada quien está en su burbuja y más en el caso de los artistas plásticos; hay mucho egocentrismo, sobre todo en la actualidad.

“Hubo una época en la que estábamos cerca de los grandes maestros como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, José Chávez Morado y Juan O’Gorman. Por ejemplo, yo era parte del Frente Nacional de Artes Plásticas, aunque era chamaco, pero ya estaba sentado junto a esos monstruos que tanto admiro, que son ejemplos para México, y que tanta gente hubiera querido borrarlos del mapa.

“Pero no han podido, no obstante que hay varias generaciones que hablan pestes del muralismo. Pero muchos fuimos parte de ese renacimiento cultural que provocó José Vasconcelos al comprometerse y luchar por educar al país.

“Fue la época en que los maestros de Bellas Artes se iban a las misiones culturales, había una mística que está totalmente perdida y que hace falta precisamente ahora que estamos viviendo momentos difíciles.”

Desaire del ministro

El maestro Cruz nació el 2 de julio de 1932 en Chimalhuacán, estado de México. Pinta desde los 12 años de edad, época en la que ingresó a La Esmeralda.

Desde entonces, afirma, su pincel ha estado en pie de guerra, sobre todo “contra la falta de una verdadera política cultural que beneficie a todos los mexicanos”.

Si bien a veces ha perdido batallas, su ánimo no decae, pues tiene como consigna: “lo que no mata fortalece”.

Por ejemplo, narra que fue invitado por el ministro Mariano Azuela para pintar otros murales en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en el sexenio de Ernesto Zedillo el muralista ya había realizado uno en ese recinto).

Luego de siete meses de trabajo en el proyecto, le dijeron que lo dejara “a concurso” y pasara a recoger su cheque por 50 mil pesos: “fue un insulto, yo no trabajé para entrar a un concurso y mi trabajo no valía eso. Le dije a Azuela que él no me había invitado para eso. Me contestó que no había ningún documento que avalara mi dicho, pero les respondí que yo creía en el valor de la palabra y que él habían faltado a la suya.

“Después me enteré que ya tenían a sus candidatos, pero eso no me importó, sino la soberbia con la que se comportaron.

“Contra viento y marea no me he dejado. Mis proyectos los conservo, no se han publicado, ahí están como parte de la historia, como parte de lo que a veces tiene que padecer un artista.

“Pero estamos acostumbrados a que la vida no es tan fácil y menos en este medio donde predominan los egoísmos. Siento que todas han sido experiencias que me han formado”, dice el maestro Cruz con optimismo, mientras prepara una serie de paisajes para ser expuestos en Alemania.

El pintor Héctor Cruz fue confundido con el artista Héctor Pérez Cruz, quien falleció el pasado 10 de mayo.

“Lamento la muerte de mi colega y tocayo; envío un abrazo a su familia y mi más sentido pésame”, concluyó Héctor Cruz.

Héctor Pérez Cruz, el fallecido

El Consejo Directivo del Salón de la Plástica Mexicana aclaró ayer que fue el artista Héctor Pérez Cruz, oriundo de Poza Rica, Veracruz, quien falleció el pasado 10 de mayo, en su domicilio, en el estado de México.

Pérez Cruz ingresó al SPM en 2005, luego de una amplia trayectoria como fotógrafo, escultor y pintor, egresado de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda.

Realizó estudios en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana y en 1984 inició la exposición de sus obras en entidades del país y en el extranjero.

En 2003 se presentó en la Biblioteca Pública de Nueva York y en la Menache Art Gallery, de Chicago, donde fue bien recibida su obra plástica y fotográfica.

 
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