Usted está aquí: miércoles 21 de mayo de 2008 Mundo Culpa la oposición política al presidente Thabo Mbeki por la violencia en Sudáfrica

■ Miles de inmigrantes huyen de una ola de ataques xenófobos que han dejado 24 muertos

Culpa la oposición política al presidente Thabo Mbeki por la violencia en Sudáfrica

■ Habitan en el país por lo menos 5 millones de refugiados; de ellos, 3.5 millones son de Zimbabue

Ian Evans (The Independent)

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Ampliar la imagen Una turba irrumpe en un hostal de Reiger Park dejando al menos un muerto y cinco heridos, ayer en el oriente de Johannesburgo Una turba irrumpe en un hostal de Reiger Park dejando al menos un muerto y cinco heridos, ayer en el oriente de Johannesburgo Foto: Ap

Johannesburgo, 20 de mayo. Trabajadores humanitarios luchan en esta ciudad para dar alimento y abrigo a miles de inmigrantes que han huido de una ola de ataques xenófobos en los cuales han perecido al menos 24 personas.

El Instituto de Relaciones entre Razas, respetado organismo de observación, culpa al gobierno del CNA (Congreso Nacional Africano) y al presidente Thabo Mbeki de la peor racha de violencia que haya vivido Sudáfrica desde los días finales del apartheid. Su jefe ejecutivo, Frans Cronje, afirmó que la corrupción, las deficiencias en la ley y el orden, los malos manejos económicos y la falta de apropiados controles fronterizos “contribuyeron a crear una perfecta tormenta de ilegalidad, pobreza y expectativas incumplidas que ahora ha estallado en violencia”.

Bandas armadas continuaban esta noche sus ataques a refugiados en la capital financiera del país, mientras Mbeki se disponía a volar a Tanzania con motivo de la realización de una conferencia.

Miembros de su gobierno aseguraron que hay una “tercera fuerza” en acción. Rehusaron decir de cuál se trataba, pero culparon de la violencia a criminales armados y borrachos. Un vocero indicó que la Agencia Nacional de Inteligencia se unió a la investigación de las causas de los ataques, los cuales surgieron en el distrito de Alexandra, hace 11 días. Desde entonces, refugiados de Zimbabue, Mozambique y Malawi, entre otras naciones africanas, han sido víctimas de disparos, violaciones y golpizas, y a algunos hasta les han prendido fuego, en tanto que miles han dejado sus casas para buscar protección en estaciones de policía y centros comunitarios.

La policía ha pedido ayuda en las provincias vecinas, pero hasta esta noche los soldados permanecían en sus cuarteles.

Las autoridades estiman que unas 10 mil personas han dejado sus hogares en los distritos, asentamientos de paracaidistas y en los barrios más pobres en Johannesburgo y sus alrededores.

Este martes, una turba irrumpió en un hostal de Reiger Park, en el oriente de la ciudad, en busca de trabajadores extranjeros. Los vándalos encontraron a cuatro mozambiqueños que trabajaban en las minas. A uno lo mataron a golpes en su cuarto; a los otros tres los arrastraron fuera, los golpearon con barretas de metal y los llevaron a un pastizal cercano, donde los dejaron por muertos. Otros dos fueron trasladados a un hospital, pero se ignora su condición.

El instituto sostuvo: “La falta de protección a las comunidades ha propiciado que los criminales aprovechen el caos para robar, violar y saquear. El colapso de los mecanismos de control fronterizo permitió que literalmente millones de personas ganaran acceso a Sudáfrica sin tener documentos. Las malas decisiones policiacas y la pura y simple incompetencia en el patrullaje fronterizo contribuyeron directamente a la presencia de una gran población indocumentada en Sudáfrica. Sin un adecuado estatus en la comunidad, estas personas se volvieron blanco fácil para la violencia de la turba”.

Se calcula que en Sudáfrica viven unos 5 millones de refugiados y que 3.5 millones son nativos de Zimbabue que han huido de la violencia y el caos económico en el régimen de Robert Mugabe. Las bandas que se ceban en los refugiados afirman que los inmigrantes reciben trato preferencial en vivienda, se apoderan de los escasos empleos y cometen crímenes.

La Alianza Demócrata, de oposición, volvió a llamar al gobierno a movilizar tropas para imponer el orden. Jack Bloom, líder de ese partido en la provincia de Gauteng, donde ocurren las matanzas, señaló que sería fácil desplegar soldados de dos bases militares.

“El presidente Thabo Mbeki –sostuvo Bloom– es notoriamente alérgico a reconocer que hasta la crisis más obvia es un crisis, así que otra vez hay personas que mueren tanto aquí como en Zimbabue porque él está fuera de contacto con la realidad.”

El presidente Mbeki, quien debe viajar hoy a Tanzania para una reunión de dos días de la Unión Africana, ha condenado la violencia. “Los ciudadanos de otros países del continente africano y de otros lugares son tan humanos como nosotros y merecen ser tratados con dignidad y respeto –manifestó–. Sudáfrica no es ni será nunca una isla separada del resto del continente”.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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