Usted está aquí: viernes 30 de mayo de 2008 Opinión Economía Moral

Economía Moral

Julio Boltvinik
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■ Crisis alimentaria mundial / I

■ Calderón subsidia la gasolina mucho más que los alimentos

La semana próxima habrá una reunión cumbre en Roma, convocada por la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas) en la cual, según el diario The Guardian (Gran Bretaña), se tratará de definir la ayuda inmediata a países amenazados por la malnutrición, creando un fondo alimentario mundial, así como elaborar estrategias para aumentar la producción de alimentos y fijar algunas reglas para la producción de biocombustibles como el etanol. Este diario ha estado presentando esta semana una serie sobre la crisis alimentaria global que puede consultarse en la página electrónica de dicho diario.

Entre muchos políticos y comentaristas reina la confusión y los lleva a proponer medidas no relacionadas con las causas de los aumentos que, según señala acertadamente la edición del 27 de mayo del mismo diario, son las siguientes: a) Aumento de costos agrícolas, derivados del alza en los precios de los fertilizantes, pesticidas y combustibles, asociados a los muy altos precios del petróleo. b) Aumento muy fuerte en la demanda derivada de granos para engorda animal, dado que la demanda de carne, productos lácteos y huevos ha crecido en las economías dinámicas como China e India. El tema de la ganaderización y la ineficiencia alimentaria que conlleva (pérdida absoluta muy alta de nutrientes) fue abordado en México (1979-1982) al formularse la estrategia de autosuficiencia alimentaria llamada Sistema Alimentario Mexicano (SAM). c) Algunas sequías han dañado las cosechas en los últimos años y las reservas de granos están en un nivel muy bajo. d) Los biocombustibles están compitiendo con los alimentos por la tierra cultivable. Cerca de 30 por ciento de la cosecha de maíz en EU este año se destinará a biocombustibles. e) El comercio especulativo de granos ha crecido dramáticamente. Varios bancos de inversión han entrado a este negocio buscando salida para sus fondos ante la crisis inmobiliaria en EU. El resultado ha sido, dice The Guardian, enormes fluctuaciones en los precios de mercado que no parecen estar relacionados con la oferta y la demanda.

Para resaltar la importancia de esta última causa, conviene retomar el análisis que en la edición del 28 de mayo hace The Guardian sobre el mercado internacional del arroz, el alimento cuyo precio internacional más ha aumentado: de 327 dólares la tonelada hace un año, a mil dólares la semana pasada. Ello a pesar de que no hay una seria escasez de arroz: la producción y el consumo globales están casi equilibrados. Añade que el arroz difiere de otros granos como maíz, trigo y soya, porque sólo una muy pequeña proporción (7 por ciento) de la producción mundial se comercia internacionalmente, para concluir que justamente porque el mercado internacional es tan delgado es que pequeños shocks pueden llevar a una gran volatilidad. Al subir el precio internacional, los países importadores como Filipinas, son los más afectados, porque no tienen más remedio que comprar en ese mercado tan delgado. En cambio, India que es autosuficiente en arroz, ha prohibido su exportación, justamente para evitar ser contaminados por el alza internacional que tiene mucho de artificial, de especulación financiera. Los precios nacionales (que varían en un rango muy amplio) no tienen casi nada que ver con los internacionales (véase gráfica).

Estas evidencias reivindican la importancia de la autosuficiencia alimentaria sostenida como objetivo principal del SAM, y que los neoliberales descalificaron tan pronto tomaron el poder en México en diciembre de 1982. Al respecto dice The Guardian que algunos países africanos “se volvieron importadores significativos de arroz, y más dependientes de las importaciones de alimentos en general, cuando liberalizaron sus mercados agrícolas como condición de los préstamos del FMI/BM” (28/05/08).

No sólo ha aumentado el precio del arroz, sino también el del trigo. En Egipto, según The Guardian, 55 millones de egipcios, dos terceras partes de la población, comen un pan subsidiado de baja calidad del cual pagan sólo el 4 por ciento del costo (el gobierno absorbe el 96 por ciento). Al aumentar el precio internacional del trigo, población que antes no compraba el pan subsidiado lo hace ahora y el gobierno añadió 17 millones al padrón de beneficiarios. Por eso se forman colas desde las 3 de la mañana y, a veces, en ellas surge la violencia. Ha aparecido también el mercado negro y otras formas de corrupción. Egipto es importador neto de trigo, lo que se ha agravado por la insistencia del gobierno de cultivar frutas para la exportación. Hosni Mubarak, que lleva 27 años en el poder, ha reprimido a los que protestan. Hay un dicho en Egipto: la “gente desaparece detrás del sol. La gente está furiosa pero también asustada”. (The Guardian, 27/05/08)

México no es inmune a la crisis alimentaria global y Calderón anunció al principio de esta semana cómo la enfrentará el gobierno: 1) apertura total a la importación de alimentos, como si los aranceles causaran los altos precios; 2) subsidios canalizados a través de transnacionales como Cargill para impedir el alza al precio de la tortilla; esta forma de intervención, que al parecer ha estado operando desde 2007, viola dos preceptos neoliberales: los subsidios deben ser a la demanda y no a la oferta; y deben ser focalizados y no universales (para no subsidiar a quien no lo necesita); 3) un pacto con la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio, que si no funcionó el año pasado, no se ve porque habría de funcionar en esta ocasión; 4) un aumento a la ayuda alimentaria del Oportunidades que, ese sí, es un subsidio focalizado y es a la demanda, es decir que respeta plenamente los principios neoliberales. Pero el subsidio más grande (casi 200 mil millones de pesos según anunció Calderón, contra alrededor de 9 mil millones para subsidiar la tortilla y el apoyo adicional vía Oportunidades) y regresivo es el que se está otorgando a los consumidores de gasolina justificado falsamente porque “permitirá a la industria alimentaria reducir sus costos de producción y mejorar los precios al consumidor”.

 
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