Usted está aquí: martes 3 de junio de 2008 Cultura Rescatan en novela a los héroes anónimos de las leyes de Reforma

■ Presenta la historiadora Celia del Palacio No me alcanzará la vida

Rescatan en novela a los héroes anónimos de las leyes de Reforma

Fabiola Palapa Quijas

La historiadora mexicana Celia del Palacio considera que en México existen muchos héroes anónimos que no pasaron a la historia como las grandes figuras de bronce; sin embargo, vivieron y defendieron las leyes de Reforma, los principios liberales y la modernización del país en el siglo XIX.

En su novela No me alcanzará la vida, la autora rescata del olvido al grupo liberal reformista de Jalisco, integrado por Miguel Cruz-Aedo, Ignacio Luis Vallarta y José María Vigil, quienes en 1850 crearon La Falange de Estudio, una de las primeras sociedades literarias.

“No existe información en los libros sobre esta generación y es importante rescatar sus vidas y reconocer que lucharon y murieron por defender las leyes de Reforma; sólo nos quedamos con las figuras de bronce. Es necesario recuperar a los héroes anónimos que no pasaron a la historia y que, en un momento dado, podría tratarse de cualquier persona que lucha por sus ideales.

“La función del historiador es recordar cómo se empezó a polarizar tanto una lucha, que no hubo mayor alternativa que las armas; esperemos no llegar de nuevo a esta situación.”

En entrevista con La Jornada, Del Palacio explica que los jóvenes que conformaron La Falange de Estudio defendieron las leyes de Reforma, “que están olvidadas en este momento en favor de los bicentenarios: el de la Independencia y el de la Revolución.

“Las leyes de Reforma están pasando medio en blanco y el próximo año cumplen 150 años. Los jóvenes de la falange defendieron los principios liberales, la modernización del país. En sus discursos Cruz Aedo hablaba de la separación Iglesia-Estado, la cuestión de los diezmos y la postura de los curas; tenía claro que la Iglesia no debía intervenir en política, así que todo el tiempo denunció los abusos de los sacerdotes en Guadalajara en contra de las clases marginadas.”

La escritora enfatiza que a Guadalajara “se conoce por ser una ciudad mocha, conservadora, pero tenía grupos liberales desde finales de la Independencia, como esta generación que describo en la novela. Esta historia de liberales jaliscienses en general se ha ocultado mucho y queda aquello de que en Jalisco sólo existe la Iglesia, pero también hay grupos muy liberales”.

La investigadora considera que en No me alcanzará la vida relata muchas situaciones que ocurren el día de hoy en Guadalajara. “La novela es completamente actual porque a veces lo superficial cambia y lo esencial permanece. Cualquier discurso de Cruz-Aedo puede recitarse muy bien a algunas de las autoridades en este momento.”

La función del historiador –reitera la autora– es impedir que la memoria se pierda, porque vivimos una época vertiginosa, la información llega de todas partes y de manera tan desordenada, que estos bombardeos provocan que se olvide lo que sucedió ayer.

“Con la novela pretendo recordar por qué murieron estos jóvenes y qué defendían, así como la importancia de la separación Iglesia-Estado. Creo que la obra tiene una función política, aunque no era la intención.”

Celia del Palacio eligió el género de la novela para narrar de una manera más accesible la lucha entre liberales y conservadores, sin incluir demasiadas fechas, para que el lector pueda comprender la historia al referirse al pasado y presente de Jalisco.

“Me gusta este plano de la época actual, en donde una historiadora se acerca al siglo XIX en Guadalajara, pero con una visión crítica de los acontecimientos y no cae en la adoración total de que aquello fue maravilloso. Al conocer cómo sucedieron los hechos se adquiere una cultura más amplia y se puede comprender el presente, porque si no conoces el pasado es probable que no entiendas lo que ocurre ahora.”

No me alcanzará la vida, bajo el sello de Suma de Letras, relata la historia de Sofía, quien decide mudarse desde Durango hasta Guadalajara para reiniciar su vida. Ahí conoce a Miguel Cruz-Aedo, poeta y militar idealista que dará todo por defender sus principios. Juntos vivirán una historia de amor en medio de batallas épicas por el honor, los sueños literarios y los ideales políticos.

Del protagonista de la historia, Del Palacio comenta: “Miguel me atrapó porque era el presidente de la sociedad La Falange de Estudio y pensaba que vencería al partido conservador. También escribió unos discursos contra el seminario conciliar, única institución de educación superior que había en Guadalajara. Fue un personaje que transcendió en su momento y después fue olvidado“.

La novela es una exploración del pasado, una reivindicación de los héroes anónimos que forjaron la historia y un retrato vivo de la Perla de Occidente.

 
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