Usted está aquí: jueves 5 de junio de 2008 Espectáculos Explota Toumani Diabaté la riqueza de la kora en Variaciones Mandinga

■ Después de 20 años, el maliense lanza su segundo álbum; en México edita Discos Corasón

Explota Toumani Diabaté la riqueza de la kora en Variaciones Mandinga

■ El músico proviene de 71 generaciones de ejecutantes del instrumento, emblemático de África Occidental

■ En 2005 ganó un Grammy por En el corazón de la luna, que hizo con Ali Farka Touré

Tania Molina Ramírez

Ampliar la imagen Toumani aprendió viendo a su padre; a los cinco años comenzó a tocar la kora Toumani aprendió viendo a su padre; a los cinco años comenzó a tocar la kora Foto: Ed Alcock/ Discos Corasón

Variaciones Mandinga, segundo álbum como solista del virtuoso Toumani Diabaté, explora las posibilidades de la kora, arpa de 21 cuerdas, instrumento emblemático de África Occidental.

Cuando Diabaté toca la kora están presentes siglos de tradición mandinga transportados a nuevos horizontes, fruto de los encuentros que el músico ha ido teniendo con otros géneros.

Si algo ha caracterizado al músico y compositor maliense (Bamako, 1965) es su sed por explorar este instrumento. Diabaté proviene de una familia de –según su cálculo– 71 generaciones de ejecutantes de la kora.

Su padre, Sidiki Diabaté, considerado el rey de este instrumento, jugó un papel fundamental en la difusión de su música.

Toumani, por su parte, la internacionalizó y la ha llevado a otros terrenos, como en sus colaboraciones con Ketama, Björk y Taj Mahal.

Lucy Durán, posproductora del disco y una de las grandes conocedoras de la música maliense, explica en el librito de Variaciones Mandinga (World Circuit, editado en México por Discos Corasón) que “uno de los rasgos más notables de la técnica de Toumani en la kora es la forma en que entrecruza la línea del bajo, el acompañamiento y la melodía sin que se sienta división alguna, como si dos koras tocaran a la vez acompañando una cantante”.

Virtuoso autodidacta

La tradición es que los padres enseñen a los hijos a tocar el kora. En el caso de Diabaté no ocurrió así.

Sus padres, Nene Koita y Sidiki, estuvieron entre los fundadores del Ensamble Nacional, que jugó un importante papel en la formación de la identidad cultural, tras la independencia de Mali. Así que estaban demasiado atareados como para enseñarle al pequeño.

De todos modos, Toumani aprendió viendo a su padre, y a la corta edad de cinco años comenzó a tocar la kora.

Diabaté también reconoce haber abrevado del rock y del soul.

En 1986 hizo su primera aparición en el festival Womad, fundado y encabezado por Peter Gabriel. En Inglaterra entró en contacto con la música tradicional de India y comenzó a explorar la posibilidad del diálogo entre dos instrumentos.

A los 21 años grabó su primer disco de la kora como solista, Kaira (1987).

Más tarde, en 1990, formó la Symmetric Orchestra. Si su padre ayudó a forjar la identidad cultural de la nación, él va más allá y aspira a una panafricana. La idea de Toumani es “la reconstrucción cultural del imperio mandinga, que abarcaba lo que hoy es Mali, Senegal, Gambia, Burkina Faso, Costa de Marfil (...) Hoy hay fronteras de la época colonial, pero pertenecemos a las mismas familias”, explicó al diario español El País (29/04/08).

Así, la orquesta reúne músicos de países de África Occidental. Además del instrumento principal de la región, la kora –tocada por Diabaté–, la orquesta incluye el balafón, el n’goni y las percusiones al lado de guitarras eléctricas y teclados. En Bamako suelen tocar en un conocido local.

Una de las más destacadas colaboraciones con otro músico fue la que hizo Diabaté con Ali Farka Touré en el álbum En el corazón de la luna (World Circuit, 2005). El disco fue acreedor de un Grammy.

Ahora Diabaté ofrece su segundo disco como solista, con un espacio de más de 20 años entre el primero y éste. El artista asegura, según han registrado medios como el diario inglés The Guardian, que la grabación se realizó en dos horas.

Variaciones Mandinga fue producido por Nick Gold, quien encabeza World Circuit, sello responsable de difundir la música de otros grandes, como Farka Touré y la Orquesta Baobab.

El disco arranca con Si Naani, composición de Diabaté que retoma dos piezas tradicionales, una poco conocida canción de amor y un homenaje a guerreros. Si Naani culmina con un asombroso ritmo frenético.

Varias canciones están dedicadas a personas fallecidas, como marca la tradición de la kora, entre ellos, Ali Farka Touré, muerto en 2006, composición en la cual se escuchan ciertos aires de blues.

El Nabiyouna es un ejemplo de música que más bien suele tocar en la intimidad, explica el artista. Y piensa que se van a sorprender en su país cuando lo escuchen, porque cree que nunca se había grabado algo así. “Mi idea es moverme entre los continentes, entre Mauritania, India, España (se escuchan aires de flamenco en algunos de los motivos) y Mali, tanto en la forma como ataco las cuerdas como en mis ideas musicales”.

A lo largo del disco hay ciertas referencias de la cultura occidental, como UB40 y Ennio Morricone (El bueno, el malo y el feo).

 
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