Usted está aquí: jueves 12 de junio de 2008 Cultura Deuda histórica, reivindicar los aportes de la migración negra

■ Se inauguró congreso internacional en Veracruz, con más de cien especialistas

Deuda histórica, reivindicar los aportes de la migración negra

■ La discriminación institucional los confina, como hace con los indígenas

■ Ayudó a construir naciones y debe verse “como una nueva forma de concebir la diversidad cultural colectiva”

Andrés Timoteo Morales (Corresponsal)

Veracruz, Ver., 11 de junio. Los letreros que prohíban la entrada a los negros ya no existen; tampoco se ha alzado de nueva cuenta la cruz en llamas del Ku Klux Klan, pero en América estos símbolos de agresión directa fueron sustituidos por una discriminación institucional que sitúa a la población negra “entre los pobres de los pobres”, junto con los indígenas, según las estadísticas más recientes.

La discriminación económica va a la par de la cultural y etnológica, pues todavía muchos se resisten a aceptar que América no puede ser explicada sin los negros, manifestó el escritor costarricense Quince Ducan.

En México y en el resto de América Latina persiste una deuda histórica con la negritud que arribó desde hace cinco siglos procedente de África.

De manera sistemática, en una especie de “movimiento pendular entre la exclusión y la omisión”, se ha ignorado el reconocimiento del aporte cultural y genético de las migraciones africanas y sus asentamientos locales, aclaró Estela Morales Campos, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Lo anterior fue expuesto durante la apertura del Congreso internacional Diáspora, nación y diferencia: Poblaciones de origen africano en México y Centroamérica, que se realiza en este puerto con la participación de 120 especialistas de América Latina, Estados Unidos, Canadá, Europa y África, que busca ser una aportación académica para combatir el racismo y la discriminación, lastres en pleno siglo XXI.

Ya no son negros, zambos o cimarrones, reflexiona Odile Hoffman, del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, sino son afrolatinos, elemento casi originario de la población del continente. Por ello debe corregirse la visión que se tiene hacia la aportación negra en América.

Contribuyó “a la construcción de las naciones y no deben considerarse como primera, segunda o tercera raíz, sino como una nueva forma de concebir la diversidad cultural colectiva”.

Negación histórica

Para Estela Morales el reto de América en el siglo XXI, además de finiquitar la discriminación, es saldar la deuda histórica de reconocer a la migración negra como parte indivisible de las poblaciones latinoamericanas. La historia oficial, agregó, sigue marginando a la negritud americana.

“Lamentablemente grandes capítulos de nuestra historia no mencionan o no destacan la vida y los aportes de las migraciones africanas y sus asentamientos. Hay un movimiento pendular, entre la exclusión, la omisión, la integración y el mestizaje de una presencia casi originaria en la conformación de nuestros países.”

Sin los negros, indicó, no se pueden explicar América ni sus manifestaciones culturales. Por ello debe combatirse no sólo el racismo directo, sino el histórico.

Al respecto, Quince Duncan, integrante de la Comisión Científica de la Ruta del Esclavo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, afirmó que la discriminación hacia los pobladores negros de América pasó del plano físico al cultural y económico.

Ahora, resaltó, la esclavitud no está en las plantaciones de algodón, el racismo no se encuentra en un letrero que prohíba a los negros entrar a ciertos lugares ni sigue ardiendo por las noches la cruz del Ku Klux Klan, pero se ha sustituido por una “discriminación institucional”.

Refirió que en estadísticas reportadas por instituciones como el Banco Mundial se documenta que la población negra en América Latina se encuentra, junto con los indígenas, “entre los pobres de los pobres”. El índice de marginación económica y subdesarrollo “es casi espantoso” en algunos núcleos y países.

Sin embargo, Duncan reconoce que en Latinoamérica hay regiones donde la población negra aún vive en mejores condiciones que los indígenas, los cuales siguen padeciendo persecución y exterminio. Padecen su propio Ku Klux Klan frente a la población mestiza o de raza blanca.

En todo el continente, precisó, se estima que viven 150 millones de negros, que ya superan a la población indígena.

“Y en algunos lugares de América Latina matan al indígena por ser indígena y, en algunos contextos, el indio está peor que el negro”, subrayó.

Duncan señaló que actualmente se tiende a decir que no hay discriminación, pues ya no está la cacería estereotipada, los grilletes ni los latigazos; eso se debe corregir, porque en pleno siglo XXI la discriminación sigue vigente con otro disfraz.

A diferencia de otros países que conservan núcleos poblacionales con fenotipos negros, en México la migración africana se mestizó casi en todo el país, inclusive en lugares como la Costa Chica de Guerrero, o Veracruz, donde hay lugareños que conservan rasgos negroides, comentó María Elisa Velásquez, del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Durante el siglo XVI, México fue de los países que recibió más emigrantes forzados de África y se estima que durante la Colonia llegaron 250 mil. Veracruz y Acapulco tienen los estereotipos de poblados negros mexicanos.

 
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