Usted está aquí: jueves 12 de junio de 2008 Cultura Llevan a escena una metáfora de cómo nos devoramos en la sociedad contemporánea

■ Realizan temporada de la obra de Noé Morales inspirada en el caníbal de Rotemburgo

Llevan a escena una metáfora de cómo nos devoramos en la sociedad contemporánea

■ El tema central no es el canibalismo, sino la soledad humana, dice el dramaturgo a La Jornada

Fernando Camacho Servín

Ampliar la imagen Escena del montaje de Noé Morales, que dirige Ginés Cruz, cuyas funciones se presentan miércoles y jueves en el recinto de Zamora 7, colonia Condesa Escena del montaje de Noé Morales, que dirige Ginés Cruz, cuyas funciones se presentan miércoles y jueves en el recinto de Zamora 7, colonia Condesa Foto: Cortesía Foro Shakespeare

Detrás de los “monstruos” que de vez en cuando llenan las páginas de nota roja con asesinatos múltiples y otros actos grotescos, suele haber historias de soledad y falta de comunicación que viven millones de personas más, miembros todos de una sociedad enferma de silencio.

Uno de los casos más impactantes de los tiempos recientes se dio a conocer hace un par de años, cuando las autoridades alemanas juzgaron a Armin Meiwes, el tristemente célebre caníbal de Rotemburgo, por haber matado y comido a un hombre que conoció en 2001 por Internet... con el consentimiento expreso de la víctima.

El trasfondo sicológico de la historia y la “radiografía” que hace de la sociedad en que se produjo fue el punto de partida del dramaturgo Noé Morales para adaptar el tema a los escenarios teatrales en Los prohombres, obra que realiza temporada en el Foro Shakespeare.

“Una vez superado el impacto inicial, mezcla entre horror y fascinación, me adentré en los recovecos del caso.”

Imposibilidad de comunicarnos

“El tema principal de la obra –prosigue Morales– no es el canibalismo, sino la soledad y la forma en que nos comunicamos en estos tiempos, en los que más bien sufrimos una imposibilidad de hacer vínculos con el otro”, explica Morales en entrevista con La Jornada.

A pesar de lo sórdido del tema, el montaje no busca ser denso, lacrimoso o pesado, sino aportar una reflexión llena de humor negro sobre la condición humana, siempre llena de claroscuros, aun en las sociedades supuestamente más avanzadas.

Lo que pasó por la cabeza de ambos hombres al cometer tal acto de transgresión legal y sicológica seguirá en el misterio, así que la obra sólo pretende recrear algunos fragmentos de la historia y hacer una metáfora de la manera en que nos devoramos en las sociedades contemporáneas, no literalmente, pero de una forma igual de cruel, añade el también colaborador de La Jornada Semanal.

Por más que los seres humanos pretendan alejarse de su naturaleza contradictoria, incluso salvaje, hay momentos en los que brota “esa zona oscura que se queda sin iluminar ante el avance de lo que se supone es el progreso. Vivimos una etapa de modernidad, donde en teoría el pensamiento está muy refinado, pero incluso en países con condiciones de vida sublimes, suceden estas cosas”.

Hurgar más allá de lo superficial

Escribir sobre el tema no fue sencillo. Mientras más investigó, más sentía el autor que los detalles del caso representaban una bofetada a sus prejuicios y convicciones, desde las cuales empezó a juzgar moralmente a los personajes.

“Creo que mi trabajo como dramaturgo –explica Morales– es tratar de entender lo que sucedió más allá de lo superficial. Pensé: ‘esta gente rara no tiene nada que ver conmigo’, pero explorando un poco me di cuenta de que uno no es tan distinto a ellos, no porque haga una apología del canibalismo o el asesinato, sino porque todos nos hemos sentido solos de alguna manera”, señala Morales.

Con esta obra “traté de llegar a las posibles razones que llevaron a dos personajes a cometer un acto de esa naturaleza. Tenemos una gran tendencia a juzgar y repeler cualquier acto que no está dentro de nuestros parámetros, y me parece que habrá que reflexionar antes de condenar a la gente, sin elementos”.

Los prohombres, bajo la dirección de Ginés Cruz, con las actuaciones de Humberto Bustos y Enrique Cueva, concluirá funciones el 23 de julio en el Foro Shakespeare (Zamora 7, colonia Condesa). Funciones miércoles y jueves a las 20 horas.

 
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