Usted está aquí: jueves 12 de junio de 2008 Opinión Salón Palacio

Salón Palacio

Carlos Martínez Rentería
[email protected]

■ José Luis Cuevas en Bellas Artes

Ampliar la imagen Una de las esculturas del artista en Bellas Artes Una de las esculturas del artista en Bellas Artes Foto: María Meléndrez

Con la sabia ironía de siempre, la maestra Teresa del Conde comentó en La Jornada los pormenores de la inauguración de la magna exposición del gran artista José Luis Cuevas, que se celebró la semana pasada en el Palacio de Bellas Artes.

Son varias las aristas que se pueden apreciar del recorrido que hizo la crítica de arte por esa concurrida celebración a la que asistió el presidente Felipe Calderón. Por un lado, se confirma la deferencia del primer mandatario para el Gato Macho, que supo coincidir de manera natural e inteligente con el entonces candidato presidencial panista, quien, por su parte, no contó en ese crucial momento (o quizá aún no cuenta) con la asesoría para acerse con similar sensibilidad con el resto del desencantado gremio cultural.

Muy respetable es que el presidente de la República y el Enfant terrible, de la llamada Generación de la Ruptura, sean amigos y, desde luego, no por ello su obra se exhibe hoy en ese espacio. Pero, por otro lado, desde hace algunos años nuestro querido José Luis se ha distanciado de su personal relación con esos amigotes y colegas con los que cotidianamente compartió tardes memorables en su estudio en la calle de Galeana en San Ángel.

El amor lo vale todo y un maestro como José Luis se merece el total reconocimiento por su intensa y desafiante invención plástica, lo de menos es que a muchos ya no nos llegue la invitación a sus exposiciones.

Cuevas en Gráfica Bordes

Por cierto, aún no sale de la imprenta (pero ya está impreso) el número 13 de la bella colección de pequeños libros-homenaje que el prestigioso Taller Gráfica Bordes ha publicado en Estampa Artes Gráficas precisamente dedicada a José Luis Cuevas.

En ese volumen de 60 páginas se incluyen dos textos: “José Luis Cuevas, descubridor”, de Louis Panabiere, y la luminosa descripción que del pintor hizo su amigo Octavio Paz en 1978 (ambos textos traducidos al inglés). Se completa con una deliciosa selección de reproducciones de dibujos, pinturas y esculturas de uno de los más sabios y generosos artistas mexicanos del pasado medio siglo.

Paracaídas que no abre

La semana pasada fuimos testigos de la celebración de un ejercicio multidisciplinario en el que se fusionaron personajes tan intensos como Jaime López, Laura de Ita, Patricia Llaca, Vanessa Bauche, Álvaro Guerrero, Carmina Narro y Renata Wimer, entre otros talentos, para saltar en Paracaídas que no abre, título de la fantasía que inventó el periodista y escritor Alejandro Páez, quien a partir de atrevimientos poético-narrativos musicalizados por Laura de Ita dejó constancia de su desamor amoroso en un cedé y un libro-performance con el que comienza una nueva colección músico-literaria la innovadora editorial Almadía. El diseño de este título es de Alejandro Magallanes y Omar Vargas.

Una muy buena noticia es que los impulsores de este proyecto han decidido regalar la música resultante para todos aquellos que quieran escucharla en el sitio www.paracaidasquenoabre.com.

La bala perdida al sueco

Otra sorpresa editorial es la traducción al sueco del documentado ensayo que Jorge García Robles escribió en torno del pasaje más determinante en la mitología del escritor William Burroughs, cuando en una alucinada tarde de la ciudad de México el autor de Yonki coloca sobre la cabeza de su esposa un vaso de ron a falta de manzana y, evocando a Guillermo Tell, dispara su pistola, pero “accidentalmente” la mata. Es significativo que sea un mexicano quien de manera más cuidadosa haya registrado esta historia que, por cierto, ha sido reditada en español por Mondadori.

El Jardín del Arte

Son muchos años de exhibir cada sábado pinturas, dibujos y quimeras en plena calle, pero no por ello se pueden descartar las sorpresas creativas y desbordantes de talento que en ocasiones no están en las galerías formales. Nos referimos al Jardín del Arte que se ubica a un costado del mercado Melchor Múzquiz, en el corazón de San Ángel, donde por fin se invirtieron varios milloncitos para restaurarlo: arreglaron las fuentes, sembraron plantas y construyeron un teatro al aire libre. El espacio quedó tan bien que hasta el jefe del gobierno capitalino Marcelo Ebrard dijo que quiere que por ahí pase el turibús.

En la fachada del mercado pintó un mural del maestro Ariosto Otero y en el Centro Cultural San Ángel se iniciará un ciclo literario, todo como parte del rescate del centro histórico de San Ángel. Suena tan entusiasta la propuesta de la delegación Álvaro Obregón que entre tantas malas noticias dan ganas de creerles.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.