Usted está aquí: domingo 15 de junio de 2008 Sociedad y Justicia Golpe de timón de Gordillo no convence a maestros de Oaxaca

■ Renovar el comité de la sección 22, prueba de fuego para la tregua magisterial

Golpe de timón de Gordillo no convence a maestros de Oaxaca

■ Meses antes del acuerdo dijo: “son un auténtico lastre para el estado y para la imagen del SNTE”

■ Ahora, la dirigente agradece su existencia que “legitima y hace plural al sindicato”

Arturo Cano

Ampliar la imagen Representantes de la sección 22 y la lideresa del SNTE firmaron la semana pasada un acuerdo que atestiguó el secretario de Gobernación Representantes de la sección 22 y la lideresa del SNTE firmaron la semana pasada un acuerdo que atestiguó el secretario de Gobernación Foto: Notimex

En media hora, en un acto para la foto y la firma, se desactivó, por el momento, el largo conflicto entre la dirección nacional y la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). “Nos necesitamos. Nuestras diferencias pueden ser de estrategia; (pero) la disidencia de la 22 nos legitima. Gracias a la coordinadora puedo decir que el SNTE es plural”, dijo Elba Esther Gordillo el pasado 7 de junio.

Sin embargo, falta camino por andar. El congreso de la sección 22, para renovar su comité seccional que hace tiempo cumplió su periodo estatutario, se fijó para los días 25 y 26 de septiembre.

De aquí a entonces, los oaxaqueños realizarán “un intenso trabajo organizativo”, en todos y cada uno de los 13 mil 500 centros laborales de la entidad, según define Ezequiel Rosales, secretario general en funciones.

Hace apenas unos meses, Elba Esther Gordillo sostenía que había llegado la hora de expulsar a la sección 22 del sindicato de maestros, puesto que era imposible lograr un acuerdo con su dirigencia y dado que sus acciones sólo servían para ensuciar la imagen del magisterio.

A partir de marzo, sin embargo, Gordillo dio un viraje, al tiempo que trabajaba en los acuerdos que conducirían a la Alianza Nacional por la Educación y al nuevo frente sindical que encabeza junto con el petrolero Carlos Romero Deschamps.

Tras el consejo nacional del SNTE celebrado los primeros días de marzo, Gordillo comenzó a hablar en otro tono en las reuniones del Comité Ejecutivo Nacional. Primero dijo que emitiría la convocatoria para la renovación de la dirigencia –ella es la única facultada para hacerlo– a condición de que se realizara un congreso “de reunificación” entre la 22 y la sección 59, creada por ella con el afán de vaciar por abajo a la sección disidente, pero más tarde la retiró.

Finalmente puso otras condiciones, principalmente que la elección se realice mediante voto secreto, lo que choca con los usos y costumbres oaxaqueños que eligen a sus dirigentes mediante un complicado proceso que pasa por asambleas regionales y por los diversos niveles educativos.

“¿Tú le crees a Elba Esther?”

El acuerdo fue firmado en presencia del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, su nuevo “contacto” de primera línea con el gobierno federal.

El subsecretario Abraham González hizo las presentaciones. Hablaron Gordillo, Mouriño y Rosales, y la Secretaría de Gobernación difundió trozos de sus intervenciones. A ese boletín se agregaron las versiones de asistentes a la reunión, quienes contaron que Elba Esther Gordillo dio las gracias a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) porque gracias a ella el gremio “dejó atrás el corporativismo” y levantó “la bandera de la rezonificación (...) 20 años peleando y acercándonos” (La Jornada, 8 de junio).

Son, en rigor, 19 años, desde el día de mayo de 1989 en que Elba Esther Gordillo acudió a Oaxaca a dar posesión a un comité encabezado por el profesor zapoteco Aristarco Aquino y a elogiar la lucha “ejemplar” de los oaxaqueños que se habían alzado contra Carlos Jonguitud nueve años atrás.

“Es el mismo discurso, parece que regresó a aquel día de 1989. Es el mismo discurso, pero afinado el cinismo; a mí me revolvió el estómago saber que nos daba las gracias, solamente, después de que fracasó su proyecto de crear una sección paralela. Es ridículo y grotesco”, dice Aristarco Aquino.

El ex secretario general de la 22 considera que preparar el congreso de septiembre será una tarea ardua, pero afirma que está garantizada la permanencia de los oaxaqueños en las filas antielbistas. “No veo por dónde podría influir Elba Esther”.

Y sigue hablando del reciente discurso de la profesora: “Se le podría aplicar la misma frase que ella empleó contra Roberto Madrazo: ¿Tú le crees a Elba Esther?, los oaxaqueños tampoco”.

La sección 22 es una “manzana podrida”: Gordillo

Ezequiel Rosales, quien comenzó a trabajar como maestro cuando ya Gordillo era dirigente del SNTE, afirma que la maestra cedió finalmente para complacer a un gobierno que le ha dado todo, “urgido de obtener alianzas con quien sea”.

Cuenta, además, que la presidenta del SNTE no participó en ninguna de las negociaciones, a diferencia de otros momentos en los cuales siempre llevaba la voz cantante.

Los dirigentes oaxaqueños negociaron con una comisión del sindicato integrada, entre otros, por Moisés Jiménez, Luis Pérez y Ramiro Rosales. “Con ella nada más firmamos y nos tomamos la foto.”

Desde 1983, los oaxaqueños se han confrontado con la dirección nacional del SNTE por el tema de la renovación de sus dirigentes. Carlos Jonguitud la negó hasta su caída en 1989.

Colocada ahora en un cambio de terreno, Gordillo ha emitido las convocatorias de la 22 y de la sección 9 (del Distrito Federal), que lleva diez años con el mismo comité.

Pero los oaxaqueños no creen que haya cambiado la opinión que de ellos tiene la dirigente vitalicia del SNTE.

En junio de 2007, precisamente al ser relegida a perpetuidad, Gordillo dedicó buena parte de su discurso a su obsesión: “la sección 22 es un lastre, un auténtico lastre, para los oaxaqueños y para la imagen del magisterio nacional. Aquel que se presta a que lo compren no puede ser respetado. Tolerancia sí, al libre pensamiento. Pero lo que ya estamos haciendo es cobardía. Vienen, nos gritan, nos destruyen, nos hacen de todo, y ni el gobierno ni nosotros hacemos nada”, dijo, según una grabación en poder de este diario.

Ocho meses antes otro había sido su discurso, cuando hablada de las diferencias entre los dedos de una mano: “me guste o no pertenecen a esta mano y tenemos el deber de hablar con ellos”.

Era otra la Elba Esther de 2007, en Baja California: “tenemos que ir planeando que se van (la sección 22). Porque, cuánto van, como dicen por ahí, una apuestita, va a ir la comisión a buscarlos, ¿alguno de ustedes cree que van a llegar a algún acuerdo? Ellos hacen su congreso, ellos eligen a los que quieren, son reteantidemocráticos en todos sentidos, lo único que quieren es que avalemos sus fechorías”.

En esa reunión, Gordillo anunció una campaña de difusión para “deslindar” al SNTE de la sección 22 y la formación de una comisión para dialogar con los oaxaqueños, pese a que estaba segura de que nada se lograría. Ya había sentenciado: “¡Manzana podrida, al diablo!”

Ahora resulta, sin embargo, que la “manzana podrida” servía para algo.

¿A cuál de las dos Gordillo hay que creer?, se pregunta a un ex colaborador de la dirigente: “A las dos y a ninguna”, responde. Y en esas andan los oaxaqueños.

 
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