Usted está aquí: miércoles 18 de junio de 2008 Política La alternativa bolivariana evitó que EU teleceara el hemisferio

■ Destacan embajadores éxito en la integración de América Latina

La alternativa bolivariana evitó que EU teleceara el hemisferio

■ Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela participan en foro de Casa Lamm

Elizabeth Velasco C.

La Alternativa Bolivariana para nuestra América (Alba), constituida por cinco naciones de la región, se ha convertido en uno de los fenómenos más importantes, sobresalientes y exitoso de integración en la historia de América Latina y el Caribe.

Coincidieron en lo anterior los embajadores en México de Cuba, Manuel Aguilera de la Paz; de Nicaragua, Horacio Brenes, y de Bolivia, Jorge Mansilla, así como Eloísa Lagonell, en representación del representante de Venezuela, Roy Chaderton.

Durante su participación en el foro La alternativa bolivariana para nuestra América y las nuevas acciones integracionistas en la región, organizado por La Jornada y Casa Lamm, el diplomático de La Habana destacó que el sueño bolivariano tan largamente pospuesto por fin empieza a ser realidad con la integración de esos países y otros en un bloque común.

Ejemplo de ello, dijo el embajador de Nicaragua, han sido los resultados obtenidos por los cinco “países hermanos” de la región (Bolivia, Cuba, Dominicana, Nicaragua y Venezuela) a partir de 2007, cuando se concretó esa iniciativa promovida por el mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, ante la amenaza del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

“Proyecto yanqui –definió Mansilla–, cuyo objetivo es convertir a las naciones sudamericanos en sucursales de sus mercados y en centros seguros de provisión de materias primas y mano de obra barata; el ALCA era un plan para telecearnos hemisféricamente –dijo en alusión al TLC–, con mañas democráticas y fuerza intervencionista”.

Si bien admitieron que aún falta mucho camino por recorrer –“El Alba está en su amanecer”, definió Mansilla–, Brenes ilustró por qué lo avanzado hasta hoy representa “una de las integraciones más grandes” en la historia de la región:

“Se han establecido lazos de cooperación y desarrollo en salud, educación, cultura, energía, seguridad, soberanía alimentaria, industria e intercambio comercial, agricultura y ganadería, petroquímica, tecnologías de la información y comunicación, turismo, ciencia, medio ambiente, combate a la pobreza y seguridad ciudadana”.

Hechos y acciones citaron por decenas, tras el recuento de Lagonell de una lucha que empezó en 2004, cuando proliferaron en América Latina las protestas contra la amenaza del neoliberalismo encarnado en el ALCA; “los alcapones”, como los describió Mansilla, quien también ilustró avances en la región con otra iniciativa impulsada por Evo Morales: la Unión de Naciones Sudamericanas.

A la fecha –dijeron–, la Alba ha creado una alternativa para consolidar el intercambio entre los pueblos y un mapa estratégico que potencia ventajas mutuas. Muestra de ello es la creación de un banco de alimentación; un fondo para la cultura, cine, radio y tv, la distribución gratuita de libros, la evaluación de yacimientos petroleros en Cuba, la creación del Banco del Sur, que ha demostrado que se puede ser independiente frente a los dictados del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, entre otras acciones.

 
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