Usted está aquí: viernes 20 de junio de 2008 Cultura Buscan traducir a lenguaje dancístico experiencias y referencias alrededor de los cinco sentidos

■ Juan Manuel Ramos y su compañía ofrecerán tres funciones de Lo sensible permanente

Buscan traducir a lenguaje dancístico experiencias y referencias alrededor de los cinco sentidos

Ángel Vargas

Para el coreógrafo Juan Manuel Ramos resulta indiscutible que la modernidad, impulsada por la sociedad de consumo, ha sometido al mundo contemporáneo a una dictadura de la imagen y con ello a la preminencia del sentido de la vista, por lo cual se desprecia el resto de las capacidades sensoriales.

Fue a partir de esa conciencia, y luego de más de un año de investigación, que el creador mexicano desarrolló la obra Lo sensible permanente, lectura aguda y poética, provocadora, de cómo se han limitado y empobrecido los medios y la manera en que los seres humanos se relacionan y comunican con el entorno y sus semejantes.

A presentarse este viernes 20 y hasta el domingo 22 de junio en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000), a cargo de la compañía Bajo Luz, la coreografía busca traducir a lenguaje dancístico las experiencias y las referencias con las que se relacionan los cinco sentidos.

El gusto, por ejemplo, evoca formas, colores y texturas; el olfato remite a la memoria y el oído está relacionado con la comunicación directa, de cómo las personas no podemos vivir solas, explica Ramos en entrevista, y resalta su especial interés en subrayar la complejidad del tacto.

“Descubrí que el sentido del tacto nos lleva al miedo. No estamos acostumbrados a tocar, tocarnos ni ser tocados con otra parte del cuerpo que no sean las manos. También me encontré que tiene mucho que ver con la discriminación, porque el miedo nos lleva a la ignorancia.”

Estrenada en octubre de 2007 en la República Checa, de 50 minutos de duración y dividida en cinco escenas (una para cada sentido), Lo sensible permanente ahonda en la propuesta que el coreógrafo desarrolla dentro de lo que denomina danza en suspensión.

Ésta es una técnica inventada por él a partir de sus experiencias de gimnasta y haber trabajado con una compañía francesa de danza sobre muro. Consiste en que los bailarines desarrollen sus ejecuciones suspendidos –sea de las extremidades superiores o inferiores– de una estructura tubular emplazada en forma vertical.

Ni danza área ni acrobacia, aclara el creador, quien precisa que su trabajo está orientado al goce, a conmover al público con un lenguaje poético, no a buscar innovar o complacer a sus colegas.

Ya en preparación de lo que será su nueva pieza, en la cual abordará la migración humana, Juan Manuel Ramos comenta que Lo sensible permanente fue posible gracias al auspicio de diversas instancias de la República Checa.

Con esta obra la compañía Bajo Luz, fundada y dirigida por el coreógrafo, se internacionalizó en cuanto a la procedencia de sus integrantes, debido a que intervienen dos bailarinas checas, otras tantas mexicanas y una eslovaca.

El hecho de que sean cinco intérpretes del sexo femenino, y que la música haya sido escrita ex profeso por una compositora checa, confiere a la coreografía el matiz de “lo sutil y lo poderoso que caracteriza a la mujer”, subraya el autor.

Las funciones en la sala Covarrubias serán este viernes a las 20 horas, mañana sábado a las 19 y el domingo a las 18 horas.

 
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