Usted está aquí: sábado 21 de junio de 2008 Opinión Los problemas de la educación media superior

Enrique Calderón Alzati/III

Los problemas de la educación media superior

En dos artículos anteriores he tratado de describir parte de la enorme problemática que tiene hoy el país en su sistema de educación media superior, en donde se están registrando las mayores tasas de crecimiento, pero seguramente también de deserción y bajos rendimientos. Hoy quiero enfocar la atención a los aspectos de tecnología, que constituyen, para mí, una componente esencial para mejorar sensiblemente las cosas.

Tres parecen ser los problemas detectados por las evaluaciones recientes realizadas entre los estudiantes de este nivel: las matemáticas, la comprensión del lenguaje y el interés por la ciencia, lo cual se refleja en pésimos niveles de conocimientos y desempeño.

Para responder a este problema, las autoridades educativas están optando por cambiar los planes actuales de estudio y por mejorar los conocimientos de los profesores; eso está bien, aunque algunos de los programas de estudio están y han estado bien de tiempo atrás. Un caso de este tipo es el del Colegio de Bachilleres, en el que no obstante tener buenos planes de estudio, sus alumnos salen mal preparados por otras razones. Un ejemplo particular, pero no único, es el de la ciudad de México, en el que los planes no se pueden instrumentar porque no hay laboratorios, aun cuando los programas hablan de la gran importancia del conocimiento que se puede obtener por la vía experimental.

La regla general (con sus excepciones) es que los laboratorios de educación media superior, y de muchas universidades y tecnológicos, están en condiciones desastrosas; en varios planteles que he tenido oportunidad de visitar, al pedir que me muestren sus equipos funcionando, me comentan que en ese momento no pueden, porque los equipos están en mantenimiento, y luego me entero de que ese mantenimiento lleva entre cuatro y 15 años. En otros casos los equipos nunca funcionaron bien, y en otros, aún se encuentran empacados, esperando que alguien los abra y utilice.

Mientras las escuelas carezcan de estas facilidades, y maestros y alumnos lo acepten como la realidad cotidiana y la oportunidad para dedicarse a otras cosas, la situación no va a mejorar. La situación cambiaria si ellos supieran que las computadoras les permitirían resolver este problema, y otros más relacionados con los procesos de aprendizaje, tal como está sucediendo en otros países, en virtud de la posible utilización de laboratorios virtuales y simuladores operables en los equipos de cómputo, pero este cambio parece serles desconocido.

En México, curiosamente, los niveles de equipamiento de los planteles de educación básica han crecido más rápido que en los de bachillerato; adicionalmente, en las escuelas de educación media superior que están equipadas con computadoras, éstas son utilizadas para enseñar computación, del mismo modo que un taller equipado con máquinas de coser sirve para enseñar a coser.

La diferencia conceptual entre unas máquinas y otras parece ser desconocida para los directivos escolares, que lejos de aprovechar las oportunidades que la tecnología les ofrece, han decidido usar estos recursos en forma trivial, desaprovechando las oportunidades reales para mejorar los procesos educativos básicos. En un buen número de casos he oído a funcionarios de alto nivel comentar que el problema del bachillerato se va a resolver capacitando mejor a los profesores, sin hacer referencia a las facilidades que la tecnología les ofrece.

Al pensar así, se está ignorando que para los jóvenes el estudio de las matemáticas se centra en el manejo de expresiones simbólicas, cuyo significado les es desconocido todo el tiempo, mientras que las computadoras les ofrecen la posibilidad de observar y entender lo que esas expresiones representan. La diferencia en los procesos de aprendizaje puede ser abismal. De la misma manera, en el estudio de las diferentes ciencias el uso de simuladores les permite realizar experimentos que les despiertan el interés por la exploración y el estudio que hoy no tienen. Esos simuladores funcionan en las computadoras, sin que los funcionarios de educación media superior entiendan su importancia.

En resumen, resulta inaceptable que mientras los grandes problemas en el aprendizaje y desarrollo de competencias en matemáticas, lenguaje y ciencias podrían ser superados por el uso de las tecnologías de información, en los planteles de bachillerato dichas tecnologías simplemente no existen, y cuando existen se utilizan en actividades de poca importancia, junto a la problemática que se debiera estar resolviendo. Capacitar a los maestros es importante y necesario; hacerlo sin tomar en cuenta las posibilidades que ofrece la tecnología es un error serio.

Es muy posible que las decisiones se estén tomando a la luz de los escándalos en los que ha estado envuelto el proyecto de Enciclomedia, en la educación básica, en el que se gastaron miles de millones de pesos sin obtener beneficios significativos en los niveles de conocimientos y competencias de los estudiantes de primaria, pero ello también es un error, porque el hecho de que en ese proyecto las cosas se hicieran mal debería orientar los nuevos esfuerzos a corregir los errores cometidos y no a inhibir los procesos de innovación, como si la corrupción fuese intrínseca a esos procesos.

 
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