Usted está aquí: domingo 22 de junio de 2008 Cultura Persiste riesgo de que salga de México invaluable archivo sobre Madero

■ Las instituciones prefieren repetir la información en lugar de comprarlo: Alfredo Alvarado

Persiste riesgo de que salga de México invaluable archivo sobre Madero

■ Incluye mil 800 documentos como cartas, telegramas y fotografías, indica su poseedor

Fernando Camacho Servín

Ampliar la imagen Francisco I. Madero en una de las imágenes del archivo de Alfredo Alvarado, que se encuentra en Cuernavaca, Morelos, proporcionada por Dalila Núñez de Alvarado Francisco I. Madero en una de las imágenes del archivo de Alfredo Alvarado, que se encuentra en Cuernavaca, Morelos, proporcionada por Dalila Núñez de Alvarado Foto: María Meléndrez Parada

En vez de hacer un esfuerzo por adquirir archivos y documentos de inigualable valor, las instituciones culturales mexicanas han preferido repetir la información que tienen desde hace años.

De ese modo pierden la oportunidad de conocer de manera más profunda la vida y obra de ciertos personajes y hechos esenciales de la historia de México.

Tal es el caso del archivo sobre el presidente Francisco I. Madero, que está resguardado por el nieto de uno de sus más cercanos colaboradores, y que a pesar de su enorme interés académico podría salir del país en caso de que persista la apatía de los gobiernos y las universidades nacionales por adquirirlo.

Se trata de más de mil 800 documentos, entre cartas, telegramas, hojas sueltas y fotografías, que durante décadas han permanecido guardados, a la espera de que alguna instancia oficial se comprometa a adquirirlos para su estudio y difusión pública, afirmó en entrevista con La Jornada Alfredo Arturo Alvarado Álvarez, poseedor actual del acervo.

“Mi abuelo, Alfredo Álvarez y Anaya, era íntimo amigo del presidente Madero. Ambos eran masones, espiritistas y homeópatas. Él lo ayudó en el levantamiento en armas de Veracruz, y cuando Madero ganó la presidencia fue nombrado intendente del alcázar del Castillo de Chapultepec y el Palacio Nacional”, explicó.

Luego de la traición de Victoriano Huerta, en 1913, Álvarez y Anaya permaneció al lado de Madero hasta que éste fue detenido y asesinado junto con el vicepresidente José María Pino Suárez.

Después tuvo que huir a La Habana, vía Veracruz, y de ahí a Nueva York, para luego reunirse en el norte de México con Francisco Villa, quien lo nombró coordinador médico de su ejército.

Cuando Álvarez finalmente puso a disposición de Sara Pérez, viuda de Madero, el archivo que había reunido, ésta se lo obsequió, en reconocimiento a la amistad entre ambas familias.

De esa manera, “en lo que le restó de vida, mi abuelo se dedicó a organizar homenajes y a difundir las ideas” del ex presidente, así como a poner los documentos valiosos a disposición de los historiadores.

En ninguna parte hay dinero

Parte de ese material sobre el presidente Madero fue vendida por la familia, en 1958, a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, instancia que lo organizó y digitalizó, y lo conserva en Palacio Nacional. Sin embargo, su riqueza no se compara con el archivo custodiado por Alfredo Arturo Alvarado.

En 2002, “traté de que los historiadores adquirieran este acervo tan importante. Hay más de 200 fotos, la mayoría inéditas, de Madero vivo, del momento de su exhumación y de homenajes póstumos”.

Además, “tengo el escrito original a máquina en francés del libro La sucesión presidencial; documentos firmados por él y telegramas dirigidos a Abraham González y Carranza, así como un archivo fenomenal de todos los masones de la época”, detalló.

Sin embargo, nunca ha habido ofertas concretas de ninguna institución mexicana por hacerse de estos legajos. “Los han estudiado muchos especialistas y se han dado cuenta de que es un tesoro invaluable. Con él se van a rescribir muchas de las cosas oscuras de la vida de Madero”, pero no hay recursos para adquirirlo, dijo Alvarado.

“He hablado con los gobernadores de Coahuila y Puebla; también con Rafael Tovar y de Teresa, por los festejos del Bicentenario (de la Independencia y la Revolución), y de ahí me mandaron al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ahora estoy negociando con el Gobierno del Distrito Federal, pero en ninguna parte hay dinero. Es decepcionante ver que en este país a nadie le importa la historia”, deploró.

En contraste, hay ofrecimientos de instituciones extranjeras, concretamente de las universidades estadunidenses de Austin y el Sur de California, para llevarse el archivo y estudiarlo.

“Todos los documentos están impecables, y yo no quiero que salgan de México. Las autoridades no se dan cuenta de que están repitiendo el mismo material sobre la Revolución, en vez de adquirir otro nuevo.

“No me importa qué gobierno o partido lo compre”, lo importante es evitar que ese patrimonio histórico salga del país, indicó Alfredo Arturo Alvarado.

 
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