Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 22 de junio de 2008 Num: 694

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Entre la carretera y la beatitud
ALEJANDRO MICHELENA

Jesús
DIMITRIS DOÚKARIS

Entre colillas y restos de comida
ARACELY R. BERNY

Contra el olvido injusto
CHRISTIAN BARRAGÁN
Entrevista con RAFAEL VARGAS

Fragmentos de Bahía 1860 (esbozos de viaje)
MAXIMILIANO DE HABSBURGO

¿César Vallejo ha muerto?
RODOLFO ALONSO

Sentándome a comer con la pereza
MIGUEL SANTOS

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Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

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Palabras malas

A G. del C.

No es que la gente no las use (en esta época de indiscriminadas correcciones políticas, ¿debería decirse la gente, el gente, lo gente, la gentita , el gentito y lo gentito ?), sino que sean conocidas con nombres despreciativos: malas palabras, obscenidades, groserías, leperadas, vulgaridades… Es decir, condenaciones proferidas desde la ética ( malas palabras, obscenidades), la estética (groserías) y sociales (leperadas, vulgaridades): todo el mazo social, hipócrita y conservador, dirigiendo su fuerza contra un grupo de expresiones que la lingüística, más modosita y aséptica, conoce como “estereotipos”. Quisiera discernir someramente el alcance de estas valoraciones alrededor de nalgas , es decir, de una palabra que designa a esa parte posterior del cuerpo humano, puesto que hay tertulias en las que la audición de tan mortal vocablo provoca sofocones y desmayos, risitas soeces y sonrojos: “¡No! ¡Se les dice tambochas, teleras, tortas, pompas, glúteos, trasero, derrièrre, asentaderas, culo… pero nunca nalgas !”

Según María Moliner, desde el adjetivo “malo” “se dice de lo que perjudica o no es como conviene o se desea”; “obsceno” es un “adjetivo aplicado especialmente a las […] palabras […] que presentan o sugieren maliciosa y groseramente cosas relacionadas con el sexo”; “grosero” es un “adjetivo aplicado a cosas hechas sin cuidado o refinamiento”; y “vulgar” es un “adjetivo propio del vulgo, no refinado, no distinguido, impropio de personas cultas o educadas”. Guido Gómez de Silva, en su Diccionario breve de mexicanismos, dice escuetamente que “lépero” es sinónimo de “soez, poco decente”.

¿Cuáles son las connotaciones malignas de la palabra nalga ? Su etimología remite a la voz latina natis y se desarrolla de la siguiente manera: natica (latín vulgar) > nazga (castellano) > nalga (leonés). ¿Dónde se halla la malignidad de la palabra, o cómo es que ésta induce al mal? ¿Por su forma o por su contenido? Si se trata del contenido, ¿por qué no es malo decir estómago , espalda , cabello , brazo , palabras todas que también describen partes del cuerpo humano? Si se trata de la forma, eso significa que en las cinco grafías que conforman la palabra se encuentra algo pervertidor: en la n , la a , la l , la g , la s , pero es raro que palabras como alga , nada , salga , valga , se consideren particularmente dañinas.

¿Se trata de una palabra poco refinada y grotesca, tal vez por la repetición de las aes , que recuerda el doble hemisferio calipigio? Estéticamente hablando, ¿hay imperfección en una palabra bisílaba como nal-ga ? Entonces, hada sería otra palabra fea, no digamos cada, gala, laya, maga, nana, sala, en las cuales se emplean los mismos elementos constructivos que en nalga. ¿Es una palabra mal hecha? Al contrario: es la única, entre las lenguas modernas, en donde se establece una correspondencia entre el objeto descrito y la forma de la palabra: es bísilaba, con una a central en cada segmento: amplia, visible y abierta, concentrada.

¿Es una palabra vulgar? Si se considera que la emplea toda la gente, sí; si se considera que la gente culta no la emplea, definitivamente no. Además debe insistirse en que es la única palabra que el latín legó al español para designar “cada una de las dos partes carnosas situadas bajo la espalda de los seres humanos y formadas principalmente por unos músculos llamados glúteos”, según la definición del Diccionario básico del español de México. Casi por lo mismo, es palabra difícilmente concebible como “leperada”: no sólo no es soez, sino que ni siquiera es una palabra de origen mexicano o de ese segmento social al que el mundo decimonónico calificó como léperos.

Ahora bien: ¿es obscena? Si todas las palabras que aluden al sexo en una lengua fueran declaradas obscenas, la medicina tendría verdaderos problemas para describir anatómicamente una región importante del cuerpo humano. Difícilmente nalga y seno son obscenidades, máxime que falta en ellas la “sugerencia maliciosa” propuesta por Moliner. ¿Por qué hay hablantes a los que les da urticaria la palabra que vengo comentando? Por una razón ideológica que tiene que ver con la censura del cuerpo y, sobre todo, de la sexualidad humana.

Es incuestionable la libertad de todo hablante para elegir los usos personales de una lengua, lo cual significa que por decisión propia o por ignorancia se dejan de lado muchas palabras y se ejercen otras, pero eso no autoriza a los censores del lenguaje a condenar el uso de voces que les resultan perturbadoras, no desde el punto de vista lingüístico, sino “moral”.