Usted está aquí: lunes 23 de junio de 2008 Cultura Busca Patricia Rosas Lopátegui revalorar el trabajo creativo de Elena Garro

■ Presenta su más reciente libro, Yo quiero que haya mundo..., con el que le rinde homenaje

Busca Patricia Rosas Lopátegui revalorar el trabajo creativo de Elena Garro

■ Lamenta la autora que sólo se le dé relevancia a la “leyenda negra” que rodea a la escritora

Carlos Paul

Ampliar la imagen Patricia Rosas Lopátegui durante la presentación de su libro sobre la escritora Elena Garro Patricia Rosas Lopátegui durante la presentación de su libro sobre la escritora Elena Garro Foto: María Luisa Severiano

Como fundamental para la revaloración de Elena Garro (1916-1998), quien es considerada por muchos la mayor dramaturga de nuestro país, sólo detrás de sor Juana Inés de la Cruz; se consideró la publicación Yo quiero que haya mundo... Elena Garro. 50 años de dramaturgia, en el acto de presentación del volumen que se realizó este domingo, en la sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes.

En la historia de la literatura mexicana han sido pocos los casos en los que la vida privada de una escritora haya desplazado de manera tan vehemente el interés por su obra literaria, como es el caso de la autora de Un hogar sólido, quien por muchos años “vivió acosada, perseguida, vituperada, calumniada, ofendida y marginada”.

La leyenda negra que ha ensombrecido su vida, “entre otras circunstancias, fue generada por el régimen autoritario y corrupto que le tocó vivir. Elena Garro fue una figura y una voz crítica contra dicho régimen, no desde 1968, sino desde 1940”, explicó en entrevista Patricia Rosas Lopátegui, investigadora de la vida y obra de Garro y compiladora de los textos del volumen.

Para la especialista, el que sólo se le dé relevancia a una leyenda negra, “que por lo demás es falsa, fue un complot que organizó el gobierno de Díaz Ordaz, perpetrado por el gobierno de Luis Echeverría Álvarez; además, Elena siempre criticó a los intelectuales y la cultura oficial, porque simpatizaba en aquel entonces con Carlos A. Madrazo, quien intentaba democratizar al PRI en los años 60.

“Madrazo quiso crear un nuevo partido, llamado Patria Nueva, y Garro estaba en la planilla. En esos años no había libertad de prensa y una voz crítica era una piedra en el zapato”, como lo fue Garro.

“A Elena no la mataron con una bomba o un balazo, pero la desactivaron, no sólo políticamente sino también como creadora, con la leyenda negra, haciéndola ver ante los intelectuales como soplona o espía.”

Muchos de esos hechos, recordó la especialista, los recopilé en mi libro El asesinato de Elena Garro.

Como creadora, Garro “rompió con el teatro naturalista, costumbrista, aristotélico, es decir, con la unidad de tiempo y acción que se conocía en aquel entonces. Es la primera dramaturga que introduce lo que se podría denominar realismo mágico en el teatro”, afirmó Rosas Lopátegui.

Publicado por Editorial Porrúa, en este libro-homenaje por sus 50 años como dramaturga se compilan, en más de 650 páginas, crónicas, reseñas, ensayos y testimonios de más de 90 escritores e investigadores, desde 1957 hasta 2007, con el afán de revalorar la creatividad de Garro en todas sus dimensiones, desde su trabajo como periodista, el cual es de vital importancia porque deja ver a una mujer comprometida, con preocupaciones de género y que no ha sido valorada; así como su labor como narradora, poeta, dramaturga y memorialista.

Se integran también dos obras de teatro sobre Elena Garro, escritas por Martha Cerda y Marcela Magdaleno.

En la presentación de Yo quiero que haya mundo... participaron María Luisa La China Mendoza; la dramaturga y directora Estela Leñero, quien se refirió a las estructuras dramáticas en las obras de Elena Garro y su trascendencia como creadora, y René Avilés Fabila, quien destacó, entre otros aspectos, el trabajo periodístico de Garro, y puso énfasis en la entrevista que le hiciera Elena Poniatowska a la dramaturga, titulada Recuerdo imborrable, en la que “las críticas de Poniatowska a Garro se convierten en su propia autocrítica”.

Avilés concluyó señalando que entre “los esfuerzos por borrar a Elena Garro de la historia nacional, la UNAM editó Crónica trunca de días excepcionales, un trabajo periodístico de Octavio Paz. La edición original fue destruida y en la que la sustituyó, en la breve cronología que viene al final del texto, se suprimieron los datos que dan cuenta de su matrimonio con Paz y de su viaje a España”.

 
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