Usted está aquí: lunes 23 de junio de 2008 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ News Divine, motivo para inocular odio

■ Justicia, no cacería de brujas

Nada tan importante ni tan eficaz, en una democracia mercantilista como la que se vive en este país, como el tripular la tragedia. Que lo hagan los panistas, que para eso se pintan solos, no parece novedad, por el contrario, sólo confirma su baja estofa, pero que la manipulación se dé en el gobierno, más que un despropósito devela un conflicto que reventó en el momento más inoportuno.

La desgracia que hasta hoy cubre 12 hogares, y que nace de la muerte por asfixia de un puñado de jóvenes, casi niños, en el antro News Divine, el fin de semana pasado, no debe quedar impune, ya que existe una serie factores que provocaron la desbandada y que no debieron ocurrir, sin contar el que se convertirá en el detonante de la pugna que se avecina: el odio político.

El panismo, retorcido como siempre por el desajuste de su realidad, y desde las agencias de que se sirve, piden la cabeza del jefe de la policía de la ciudad como si en su conciencia no estuviera Pasta de Conchos, o como si la muerte de la anciana de Zongolica, además de muchos otros atropellos del gobierno de Calderón, no hubieran sido causa suficiente para que medio gabinete, incluido el propio Calderón que diagnosticó la causa de la muerte de la indígena, hubieran sido juzgados y retirados de sus cargos.

Pero como hemos reiterado en este espacio, cinismo y odio son la divisas de quienes, impuestos en el gobierno federal, declararon a los habitantes de la ciudad de México, y a sus gobernantes: enemigos. Por eso no se desaprovecha ni un solo momento ni un traspié para tratar de inocular su odio entre la población.

No se trata de ocultar, de ninguna manera, que entre las autoridades involucradas en la tragedia hay responsabilidades que deben ser perfectamente bien definidas, porque la transparencia, en un asunto donde se perdió la vida de 12 habitantes de la capital del país, sea como sea, es un deber que marca el desempeño de un gobierno de izquierda.

Que pague quien tenga que pagar, sin distingos, pero sin dolo. Marcelo Ebrard ha pedido justicia, no cacería de brujas, y sin bien corresponde a la Procuraduría General de Justicia del DF realizar la investigación, y establecer los cargos por lo que pudiera juzgarse a quien o quienes resulten responsables, hay elementos suficientes para señalar que el procurador, Rodolfo Félix Cárdenas, no podría ser un juez imparcial en la causa.

Para empezar debe quedar claro que en el operativo en el antro también participó la procuraduría con cuando menos 12 agentes y dos ministerios públicos –uno de los policías muertos pertenece a la policía judicial–, y luego se tiene que tener en cuenta que el despacho en el que laboraba el procurador estuvo en pleito contra Guillermo Zayas, director de la Unipol en la delegación Gustavo A. Madero, hasta el viernes pasado, cuando fue separado del cargo a raíz de la tragedia en el News Divine.

Zayas, que si bien no ha sido detenido es uno de los más señalados, fue fiscal de homicidios durante la gestión de Bernardo Bátiz, mientras Félix Cárdenas litigaba en un despacho de corte panista. Luego de tomar posesión, Félix Cárdenas despide a Zayas sin motivo aparente, lo que se interpretó en la procuraduría como venganza.

Ese simple hecho podría descalificar la imparcialidad y la credibilidad de la investigación, por un lado, y por el otro no parece lo más conveniente que sea la propia procuraduría la que se investigue a sí misma, por lo que Félix Cárdenas tendría que excusarse de llevar el asunto. En el operativo, insistimos, también figura la PGJDF.

Por último, las fotografías que ayer mostró La Jornada no hablan de bloqueos, por parte de las autoridades, de la puerta de salida del antro, ni de gases ni de disparos. Seguramente en el video que tiene en su poder la propia procuraduría se podrá apreciar correctamente cuál fue la situación en el tugurio, y de lo que provocó la estampida.

Nada remedia lo ocurrido, pero el Gobierno del Distrito Federal tiene que dar la explicaciones necesarias para dar seguridad a sus gobernados, y cuidado con caer en las trampas políticas que ya empiezan a tender los azules y sus cómplices. Ni las ambiciones de los azules ni el nervio político se calman dejando caer la guillotina sin ton ni son. Eso sería debilidad, y eso no debería caber en el gobierno de Marcelo Ebrard.

 
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