Usted está aquí: lunes 30 de junio de 2008 Opinión El fracaso de la Escalera Náutica y otros negocios

Iván Restrepo

El fracaso de la Escalera Náutica y otros negocios

Se anunció como el magno proyecto turístico del primer sexenio del cambio, el de la señora Marta y el señor Fox. Sin embargo, la llamada Escalera Náutica: los 22 puertos y marinas para 60 mil embarcaciones que se construirían en la península de Baja California, Sonora y Sinaloa, es un fracaso. Cuestionada severamente por la comunidad científica y los defensores del medio ambiente y el desarrollo sustentable, la famosa escalera permitiría cada año la llegada por mar y tierra de 8 millones de visitantes que dejarían durante su estancia divisas por 7 mil millones de dólares. Esto, sin contar el monto de las inversiones en hoteles, marinas y demás servicios que demandarían quienes vendrían a gozar de la belleza y la riqueza natural de la costa del Pacífico Norte y el Mar de Cortés, llamado con justicia por Jacques Cousteau: “el acuario del mundo”. Sería además, el reinado de los Trailer Parks, provenientes de Estados Unidos.

En la escalera se han invertido 130 millones de dólares y nadie desea responsabilizarse de la suerte de lo que se calificó desde su inicio como un gigantesco negocio alentado desde Los Pinos para favorecer a grupos de la iniciativa privada, en especial los vinculados al partido gubernamental. Cabe advertir además, cómo el Fondo Nacional de Fomento Turístico (Fonatur), responsable de la citada escalera, reportó en informes especiales haber concluido cinco de los puntos establecidos en ella. No obstante, dicha institución no aporta documentación alguna que respalde ese logro, por demás muy magro. Lo importante es que con el fracaso el país se salvó de la destrucción de una región que por sus condiciones naturales y falta de agua dulce necesita cuidarse al extremo.

Pero no cantemos victoria porque en un descuido el segundo gobierno del cambio puede anunciar la reactivación de citado proyecto so pretexto de crear miles de empleos y atraer divisas.

En cambio, quienes sí se aprovecharán en Baja California Sur de los manejos turbios, realizados en Fonatur durante el anterior sexenio, son dos poderosos grupos inversionistas: la española Hansa Urbana y la estadunidense Goodman Real State. Ambas invertirán cerca de 2 mil 700 millones de dólares en un magno proyecto (Cabo Cortés) que contará, entre otros atractivos, con hoteles, casas, tiendas, bares, restaurantes, centros deportivos, marinas y, como es costumbre, campo de golf. Estará situado en la zona conocida como Riviera Cabo del Este.

Los manejos irregulares consistieron en que el comité técnico del Fonatur recomendó oportunamente adquirir esos terrenos para establecer proyectos de alto valor para el país. Sin embargo, se ignoró esa recomendación, alegando que la zona carecía de futuro. Lo tiene, y mucho, pero se trataba de hacer un negocio privado con apoyo de los funcionarios. De los implicados, todos gozan de cabal impunidad y mucho dinero.

Que la reconquista sigue viento en popa a costa de la riqueza nacional lo prueba la venta a bajo precio que hizo Fonatur de predios en las costas de Nayarit y Quintana Roo a dos empresas con participación española: Servicios Financieros de Yucatán e Inmobiliaria Fadesamex. La dependencia también vendió por debajo del precio comercial vigente extensiones en Ixtapa y Huatulco.

En cambio, el góber precioso, el que despacha en Puebla, deberá pensar en otro sitio para hacer dinero junto con sus amigos. Gracias a la acción de la ciudadanía y la intervención federal, se detuvo el cambio de uso de suelo en el Parque del Arte, área de casi 60 hectáreas que funciona como pulmón verde de la capital del estado. En la mitad de ese espacio pretendían edificar una “ciudad deportiva” con canchas de futbol de pasto sintético, de softbol y los servicios que demanda un complejo de ese tipo. Era el principio del fin ambiental del área y el inicio de un magnífico negocio, cuyo participantes invertirían cerca de mil millones de pesos.

De todos modos, en Puebla avanza incontenible, sin planeación, la mancha de asfalto sobre áreas verdes o de uso agrícola. La realidad muestra que cuando se trata de negocios PAN y PRI se identifican: van de la mano.

 
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