Usted está aquí: martes 1 de julio de 2008 Política Al viejo estilo del tricolor, en tierra priísta, Calderón y Peña Nieto entregan obras

■ Miles de acarreados, reparto de víveres, porras y danzas indígenes enmarcan la gira

Al viejo estilo del tricolor, en tierra priísta, Calderón y Peña Nieto entregan obras

Claudia Herrera Beltrán (Enviada)

Ampliar la imagen El tema electoral, presente en los discursos del jefe del Ejecutivo. En la imagen, al término de un acto en el municipio de Temoaya, estado de México El tema electoral, presente en los discursos del jefe del Ejecutivo. En la imagen, al término de un acto en el municipio de Temoaya, estado de México Foto: Agencia MVT/José Hernández

Temoaya, Edomex, 30 de junio. En territorio priísta, el presidente Felipe Calderón hizo una exhaustiva entrega de obras y apoyos sociales, pero aclaró que lo hace sin distingo partidista, bajo la premisa de “hacer el bien, como dice el dicho, sin mirar a quién o por quién”.

Minutos antes su anfitrión, el gobernador priísta Enrique Peña Nieto, hizo el mismo compromiso, sólo que con una advertencia: “pésele a quien le pese”, el gobierno del estado de México no dejará de multiplicar sus programas sociales.

Casualidad o intención, a lo largo de la gira ambos mandatarios portaron en su chamarras los colores de sus respectivos partidos: Calderón azul, Peña Nieto rojo. Nadie habló de los comicios más próximos, los de 2009, pero en sus discursos apareció siempre el tema electoral.

Calderón comenzó el primer día de su cuarta gira en una plaza llena de campesinos en el Centro Ceremonial Otomí. Ahí, Juan González Mejía, jefe supremo de la etnia, quemó incienso y le entregó el bastón de mando, pero antes pidió a la esposa del jefe del Ejecutivo, Margarita Zavala, a quien se dirigió como “señora presidenta”, que recuerde a su marido que los indígenas necesitan ayuda.

Abajo del templete había unos 10 mil indígenas y campesinos, quienes aguardaron unas cuatro horas la llegada del Presidente y del gobernador. En compensación recibieron una bolsa con torta, naranja y jugo, pero para una niña eso no fue suficiente, porque se desvaneció durante la espera y fue sacada en brazos del lugar.

Luego de que el coro de la Escuela de Educación Indígena interpretó el himno nacional en otomí, Xavier Abreu, titular de la unidad de coordinación de la Comisión de Pueblos Indígenas, leyó una larga lista de apoyos que iba a entregar el gobierno federal a los habitantes de la entidad, por 480 millones de pesos.

En pleno discurso del Presidente, la gente comenzó a salirse del lugar. Cuando terminó Peña Nieto, se escucharon instrucciones de “ya vámonos”.

Mientras tanto, Calderón, quien llevaba un collar de flores en el cuello, comentó: “Cómo me gustaría estar en cada una de las comunidades donde se han realizado esas obras. Cómo me gustaría estar con ustedes cuando se suba el switch y llegue la luz a las comunidades que siempre han estado vedadas y marginadas de ese servicio”.

Y ordenó al secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, que mantenga el precio de la harina Mi Masa en cinco pesos el kilo, y que las tiendas Diconsa se utilicen para distribuir fertilizante a bajo costo.

Antes, el gobernador mexiquense había dicho que no era momento de estar regateando quién se colocaba la estrella respecto de las obras que se llevan a cabo, y advirtió que no puede haber competencia entre niveles de gobierno, porque sería inequitativa, ya que no cuentan con los mismos recursos.

Bailan al Presidente

El siguiente punto de su recorrido, que incluyó cinco municipios, fue Toluca. En la comunidad de Santiago Tlaxomulco bailó con ancianas la danza chimare-ku, que se acostumbra en bodas de la etnia otomí.

En el salón San Javier, él y Cordero dieron saltitos y movieron las caderas al ritmo de la música. Rumbo al templete, Margarita Zavala se acercó a las mujeres que fungieron como parejas del mandatario y del funcionario, y les preguntó: “¿Bailó bien el presidente?”

Tras entregar a los indígenas en mano propia el dinero del programa 70 y más, el jefe del Ejecutivo agradeció a las señoras, porque “ahora sí que lo bailado nadie nos lo quita, que nos bailaron ahí a la entrada. Les agradezco mucho que nos hagan partícipes de su fiesta, de su música tan bonita”.

Antes intentó bromear con la edad de los beneficiados. A una mujer de más de 70 años le comentó: “yo la veo como de 26, pero voy a hacerle caso a la credencial de elector”

Posteriormente continuó su recorrido, que se caracterizó por la guerra de porras que se escenificaban en cada punto. Los “Felipe, Felipe” eran respondidos con un “Enrique, Enrique”, tanto en los municipios de Alomoloya de Juárez y Villa Victoria, como en El Oro.

Remató su visita asistiendo a un concierto de música tradicional en El Oro, a invitación de Peña Nieto, donde durmió. Continuará su recorrido por el estado de México y Michoacán.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.