Número 144 | Jueves 3 de julio de 2008
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Director: Alejandro Brito Lemus
NotieSe
La familia como desorden

Francia 1789. “Al cortar la cabeza del Rey, la Revolución hizo caer la cabeza de todos los padres de familia”. Estas palabras del novelista Honorato de Balzac resumen, según la escritora francesa Elisabeth Roudinesco, el momento culminante de la crisis del poder patriarcal. En su libro La familia en desorden, la autora procede a un estudio multidisciplinario en el que intervienen el psicoanálisis, la historia, la antropología y la literatura, para dar cuenta del modo en que el advenimiento y consolidación de la burguesía en el siglo XIX construyen un nuevo modelo patriarcal a partir de un parricidio necesario que da paso, en un primer tiempo, a una figura de “patriarca mutilado”, para finalmente alcanzar la reconciliación de hijos y padres en un nuevo orden simbólico.

Roudinesco señala que este orden simbólico se ve amenazado durante el siglo XX por la emancipación económica de la mujer, por su reivindicación del goce y su poder de controlar la procreación, en tanto la inesperada aspiración de las minorías sexuales, a finales de los años noventa, a participar de un nuevo orden familiar ampliado —matrimonio entre gays, adopción, procreación médicamente asistida— termina por sacudir los cimientos de la filiación tradicional.

El modelo de familia nuclear, antes inviolable, se transforma en una dispersión de propuestas que incluyen la familia monoparental (una sola autoridad doméstica), la homoparental (una pareja del mismo sexo), la recompuesta (ampliación a parientes cercanos como figuras tutelares), y ampliaciones del concepto familia que incluyen a amigos y ex amantes. Ante esta amenaza de implosión de la familia tradicional se multiplican los ataques de conservadores y sus aliados ideológicos (buena parte de la antropología y el psicoanálisis ortodoxos), como se pudo ver en la virulenta reacción académica y social ante el pacto civil de solidaridad (PACS), finalmente aprobado en Francia a finales del siglo pasado.

El proceso histórico, aunque tenazmente cuestionado por la Iglesia y el conservadurismo, aparece hoy ya irrefrenable, como lo muestra la cadena de legitimaciones en Europa y Estados Unidos, no sólo del matrimonio entre gays, sino de la paridad sexual (igualdad de oportunidades de hombres y mujeres), y del derecho al goce sexual de la mujer y a la gerencia de su propio cuerpo. Lejos de contemplar una apocalíptica disolución de la familia, concluye la autora, hoy asistimos a su ampliación ineludible, a su nueva diversificación y fortalecimiento. (Carlos Bonfil)



Roudinesco, Elizabeth, La familia en desorden, FCE, 2006.