Usted está aquí: sábado 5 de julio de 2008 Política Hay que evitar un nuevo fraude; el riesgo de estallido social es real: Félix Salgado

1988: la caída del sistema

■ Cárdenas y López Obrador llamaron a la paz, pero el gobierno sigue golpeando a la gente

Hay que evitar un nuevo fraude; el riesgo de estallido social es real: Félix Salgado

■ Hace 20 años llevé a San Lázaro las boletas quemadas y demostré que me habían robado la diputación

Ciro Pérez Silva (Enviado)

Ampliar la imagen Félix Salgado Macedonio, El diputado costales, el viernes 26 de agosto de 1988 en San Lázaro Félix Salgado Macedonio, El diputado costales, el viernes 26 de agosto de 1988 en San Lázaro Foto: Fabrizio León

Acapulco, Gro. El problema ya no es que el PRI siga haciendo fraude para mantener lo que le queda de poder en los estados, lo grave es que estas prácticas se repitan hoy con el PAN, porque lo que está en juego es la estabilidad de un país que ha avanzado en su participación política y no aguantaría otro robo, como el de 1988, con Carlos Salinas, o el de 2006, con Felipe Calderón, a riesgo de un estallido social de graves consecuencias, advierte el perredista Félix Salgado Macedonio.

Protagonista en la condena a la Comisión Federal Electoral –de mayoría priísta– que hace 20 años convalidó el cuestionado triunfo de Salinas de Gortari, el presidente municipal de Acapulco, ex senador y dos veces diputado federal sostiene que en este periodo los mexicanos hemos aprendido mucho en lo que a la defensa de derechos políticos se refiere, respecto a las dos décadas pasadas, cuando la historia negra del fraude electoral como medio para que el PRI se perpetuara en el poder quedó plenamente documentada, al hacer volar por el salón de plenos de San Lázaro los restos de miles de boletas que habían sido cruzadas en favor del Frente Democrático Nacional (FDN).

La crónica publicada en La Jornada sobre la sesión de la madrugada del viernes 26 de agosto de 1988 reseña:

“Desde lo alto de la tribuna de la Cámara de Diputados cayeron 2 mil boletas electorales, unas completas, otras mutiladas, y las cenizas de muchas más se esparcieron sobre la alfombra verde, cubrieron las primeras filas de curules y quedaron como mancha indeleble en los casimires, en las sedas, en las gabardinas, en las mezclillas, en las mantas y, sobre todo, en la piel de los aspirantes a diputados de la 54 Legislatura del Congreso de la Unión”.

El joven Félix Salgado Macedonio, candidato común del frente de partidos de izquierda por el segundo distrito guerrerense, vaciaba el contenido de tres costales de los que se utilizan para transportar abono. Boletas a medio quemar extraídas de las urnas, como parte de una de las muchas operaciones para asegurar el “triunfo” de candidatos priístas, en este caso el de Filiberto Vigueras Lozano, líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en esa entidad.

“Soy agrónomo de profesión y me dedico al periodismo. Soy director de un diario de circulación estatal. No vivo de la política ni he vegetado de cámara en cámara”, aseveró el aspirante a diputado, al tiempo que mostraba el acta notarial en la que se daba cuenta del sitio y las circunstancias en que se habían encontrado los documentos comiciales.

Sin proponérselo, con esto inició una trayectoria que lo ha llevado a librar las batallas más desiguales, ésas que tienen al poder como contendiente –aunque no necesariamente al poder político–, y con ello a identificar nuevos fraudes. Un ejemplo es el óleo que cuelga de una de las paredes de la sala de su casa, que lo mismo sirve de oficina alterna a la del ayuntamiento. Esta obra –cuenta enmedio de una ronrisa– “me la hizo un autor guerrerense, que antes trabajaba para un pintor famoso que sólo ponía su firma a los cuadros que hacían otros y cobraba un dineral por ellos”.

Sentado bajo esta obra, Salgado Macedonio recuerda que entonces tenía 31 años, cuando en el distrito dos, con cabecera en Iguala, la cuna de la Bandera Nacional, “me eligen diputado y me hacen el fraude. Entonces, llego a la Cámara de Diputados y sobre una alfombra verde, con olor a nuevecita, allí vaciamos estos costales que contenían cenizas de boletas. Pude demostrar el monstruoso fraude en Guerrero, y allí me reconocieron la diputación federal. Puedo decir que de esa fecha al 6 de julio de 2008, estoy cumpliendo 20 años en esta lucha”.

Esa expresión y muchas otras –agrega– abonaron al desarrollo democrático del país. Entonces –señala– fue necesario dar una salida al descontento popular y se consiguió que, de un modo u otro, el cambio de estafeta entre el PRI y el PAN se diera por la vía pacífica y electoral, es decir, sin armas, por eso –enfatiza– hay que evitar un nuevo fraude. “Cuauhtémoc Cárdenas hizo un llamado a la paz; Andrés Manuel López Obrador hizo un llamado a la paz, pero por abajo, el gobierno sigue ¡pas, pas, pas!, golpeando a la gente, que pregunta cuánto más hay que aguantar”.

–Por ese episodio en el Congreso fue bautizado por Carlos Salinas como El diputado costales –se le recuerda.

–Sí. Me gusta. Algunos piensan que ese apodo me molesta, pero no –responde sin perder la sonrisa, y menciona otro momento de su paso por el Congreso, el del último Informe de Carlos Salinas, quien a pesar de que habían transcurrido seis años, no había olvidado la denuncia de fraude en la elección que lo llevó a Los Pinos, y que reseñó la crónica publicada en La Jornada el martes 2 de noviembre de 1994.

“Luego (de la salutación en Palacio Nacional) describió, como de pasada, como sin querer, cuando Félix Salgado Macedonio se paró en la parte baja del podio y, dándole la espalda, desplegó una manta que decía: ‘Mientes, Salinas’.

“Ahí, abajito, alguien enseñó algo, ¿qué era? –preguntó Salinas.

“Otra vez, algunos de los interlocutores fueron en su ayuda: ‘El diputado guerrerense que vació los sacos llenos de boletas quemadas...’

“¡Claro! El diputado costales –otra vez ironizó. Carlos Salinas de Gortari volvía a divertirse”.

Democracia y conciencia ciudadana

A esta lucha –agrega Salgado Macedonio– “entré con ideales y con principios, creyendo que las cosas en nuestro país podían cambiar en los terrenos electoral y económico. A 20 años, yo veo que hay democracia, conciencia ciudadana y antes no. Antes ni teníamos credencial para votar, no nos importaba quién ganara, porque siempre era el mismo; ahora, como que le han abierto a la llavecita. El sur está pintado de amarillo, el PAN tiene el gobierno federal, el PRD la ciudad más grande del mundo y el PRI la mayoría de los estados, pero en lo económico no”.

La conversación sobre aquel momento lleva al guerrerense a reflexionar sobre la situación actual de su partido que, admite, ha adoptado las mismas prácticas que los fundadores del PRD condenaban de los priístas, y que alcanzó su punto más vergonzoso con el fraude por la presidencia nacional, un síndrome que –asegura– ya afectó a los estados.

“Tenemos que evitar que el discurso se desnaturalice por las acciones mapacheras, de rapiña, de vileza, de corrupción, de perversidad, que no teníamos. En el PRD no hay ya la generosidad, la humildad para reconocer sus propios liderazgos, como el de Andrés Manuel López Obrador o el de otros fundadores; al contrario, se les golpea”.

El PRD –insiste– tiene que revisar su actuación porque el actual no es el partido por el que murieron, sólo en Guerrero, 200 militantes. “Hay dos caminos: o recupera sus principios o desaparece, porque hoy da vergüenza, y gente como yo, que quiere al partido, vamos a luchar porque las cosas se compongan.

“Yo soy leal al PRD, y mi madre, Aurora Macedonio, murió envuelta en su bandera amarillo y negro, y así quiero morir yo, envuelto en una bandera perredista”.

 
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