Usted está aquí: domingo 6 de julio de 2008 Capital Al amparo de la noche, todo está permitido en los canales de Xochimilco

■ Luego del pago del entre a vigilantes pueden consumirse alcohol y drogas: remeros

Al amparo de la noche, todo está permitido en los canales de Xochimilco

■ Al oscurecer puede pedirse el servicio de trajineras cortinadas para mayor privacidad, señalan

Josefina Quintero M.

Ampliar la imagen Momento en que un grupo de personas ingresa a una trajinera en Xochimilco para una fiesta nocturna Momento en que un grupo de personas ingresa a una trajinera en Xochimilco para una fiesta nocturna Foto: Yazmín Ortega Cortés

La convivencia nocturna en los canales de Xochimilco pasó de un recorrido turístico o paseo familiar a una opción más para la diversión en donde interviene la pasión, el consumo de alcohol o sustancias tóxicas entre los visitantes que así lo deseen, porque en “los canales de Xochimilco todo se puede hacer”, aseguran los hombres que ofertan los paseos en trajinera.

Contrario a lo que establece el Manual de Comportamiento del Turista en los Canales de Xochimilco, pasada la medianoche lo que impera, según los lugareños, es “el entre con la (policía) ribereña y la cuota al personal de la delegación”, quienes están encargados de vigilar los embarcaderos y canales del lugar.

Los visitantes llegan equipados: licor, cervezas, refrescos y botanas, sin límites de control en su ingreso. Para ambientar el recorrido, pueden alquilar una grabadora, en caso no traer, la renta va de 80 a 160 pesos.

Los costos por trajinera: “140 pesos toldo azul, con capacidad para 14 personas y 160 toldo verde, para 20 personas”, anuncia un cartel en la entrada principal, pero no hay aviso de que el precio se duplica cuando empieza a oscurecer.

Sobre el fondo oscuro del agua apenas se distingue una imagen, que a lo lejos se logra identificar por los adornos multicolores. La luz del faro de la trajinera, que se prende y apaga por las fallas de conexión, permite vislumbrar en su recorrido a las trajineras y las siluetas de los menores, de 12 a 16 años, que se contratan como remeros, aunque también hay adultos.

Omar, de escasos 14 años, comentó que para trabajar como remero sólo “se necesita nadar y saber remar”. El oficio se transmite de padres a hijos o por necesidad. Su salario es según los viajes, 60 pesos la hora de noche y 40 de día.

Los remeros saben de historias, leyendas y conocen qué pasa en los canales. Pocos logran hacerse titulares de una trajinera, porque “andan en alrededor de 70 mil pesos, con todo y permiso”, manifestó Héctor Carreón, representante de embarcadero.

Los trabajadores reconocen que a raíz de la muerte de un joven que cayó al agua porque estaba tomado, bajó la afluencia de visitantes y se hicieron reglas, pero se cumplen poco, “porque en los canales todo se puede hacer”. Aceptan que hay consumo de drogas, pero aseguran que no se venden en el lugar.

Incluso, comentaron que se puede pasar un rato a solas en los canales, para ello se pide una trajinera cortinada, los paseantes bajan las mantas y sólo se escuchan gritos y gemidos.

Andrés, quien lleva ya tres años de remero, recordó que hace un par de meses le tocó un recorrido con una teibolera. “Andaban en una fiesta y luego ya tomados, empezó a bailar y quitarse la ropa. Los que andaban con ella me dijeron que la habían traído a festejar porque era teibolera”.

Las fiestas en los canales continúan, se refugian en la oscuridad de la noche, pero los gritos, olores, y ventas clandestinas evidencian el ambiente.

 
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