Usted está aquí: lunes 7 de julio de 2008 Política Libreto de una farsa

Gustavo Iruegas

Libreto de una farsa

Lugar: En las áridas regiones de América del Norte, que se extienden hacia el sur y pretenden incluir hasta Yucatán, “tierra de ruinas y enormes pirámides [donde las personas] conservan todavía, en su rostro y en sus formas, las características de sus antepasados: la gran raza de los antiguos mayas.”I

Tiempo: El de siempre, el de la defensa de la soberanía y del patrimonio; no podría ser otro.

Personajes:

Aigásido, hombre venal, en los hechos Presidente de México.

Miomundo, hombre venal, en los hechos Presidente de Estados Unidos.

Doctor Witch, tenebroso operador de Miomundo.

Catecúmeno, diáfano operador de Aigásido.

Grey norteña, legisladores de Estados Unidos

H. Grey sureña, legisladores de México

PRIMER ACTO

Voz en off.

El gobierno de Estados Unidos aprendió una dura lección cuando prohibió la venta de bebidas alcohólicas en su territorio. La prohibición impulsó el negocio y la persecución desató una incontrolable ola de violencia que obligó a liberar el comercio del alcohol. De la misma manera, el negocio del narcotráfico debe su éxito a la prohibición y persecución de su comercio. La solución para los grandes narcotraficantes estadunidenses ha sido mantener la prohibición para conservar los precios altos, pero hacer la persecución en el extranjero para que esos pueblos y gobiernos sean los que paguen el costo social y político de la violencia. Tal política requiere la complicidad de los gobiernos involucrados.

Miomundo y Aigásido, conversan bajo los arcos de un portal del casco de una antigua hacienda henequenera de Yucatán. Ambos usan guayaberas.

Miomundo: Amigo Aigásido, los narcotraficantes han aumentado sus actividades en México y ustedes no han sido capaces de detenerlos. Por el contrario, sus actividades criminales prosperan y nosotros no podemos ayudar más porque la opinión pública rechaza nuestra presencia. Ustedes tienen que ayudarnos con eso.

Aigásido: Es difícil convencer a los mexicanos que tu ayuda es desinteresada. México nunca ha admitido misiones militares como las que ustedes tienen en tantos países de América Latina; sus policías son mal vistos, especialmente los de la DEA, que usan sus pistolas sin nuestro permiso. Los funcionarios son espías… es difícil.

Miomundo, guiñando su ojo derecho: Oh, yes, they have pistolas, but they are concealed.

Aigásido: Si cuando menos nos ayudaras con lana como ayudas a otros…

Miomundo: Aigásido, creo que tienes celos de Colombia.

Aigásido: ¡Pues claro que sí! A ellos les das muchos dólares y aviones y armas y no los andas criticando nunca, te vas en puros elogios… que si Uribe valiente, que si Uribe democrático… ¡Si es peor que yo!

Miomundo: Bueno Aigásido, te vamos a dar tu Plan México, para ti solito. Y tú nos vas ayudar también facilitando la presencia en México de mis funcionarios, mis policías y mis soldados. Eso es necesario para nuestra alianza secreta ASPAN. Es importante para poder derrotar al terrorismo internacional, que ya ves cómo es.

Aigásido: ¿Aquí?

Miomundo: Sí claro, aquí. Si no es aquí ya no sería detenerlos, sería luchar con ellos en mi tierra y eso es muy malo.

SEGUNDO ACTO

Voz en off:

El Plan México se concertó en la ciudad de Mérida, en marzo del 2007. Fue rechazado por la opinión pública mexicana por implicar un acto de intromisión del gobierno de Estados Unidos y fuertemente criticado por la clase política, por ser una copia burda del Plan Colombia. Para contrarrestar la crítica se dijo que no sería un “Plan México” sino una “Iniciativa Mérida”. También con ese nombre fue rechazada, ya que sus defensores oficiales no supieron explicar los fundamentos, los alcances del compromiso ni la falta de un texto que los fijara. En octubre del propio 2007, se publicó un largo texto que intentó resolver las dudas e inexactitudes en que ambas administraciones habían caído, tratando de explicar lo inexplicable.

Catecúmeno (al teléfono): Querido Doctor Witch, es un gran gusto saludarlo. Le estoy molestando porque a nuestra H. Grey no termina de gustarle lo del Plan Mérida y tenemos dificultades para echarlo a andar.

Doctor Witch (en off): No lo puedes echar a andar porque aún no existe. Acuérdate que todo consiste en que nosotros les mandemos unos dólares (poquitos ¿eh?) para que ustedes puedan aceptar la presencia de nuestros funcionarios, policías y soldados. Mi plan es este: Como antes lo tiene que aprobar nuestra Grey, nos encargaremos de que lo haga, pero con restricciones y condiciones inaceptables para tu Grey.

Grey norteña (en off, en forma de declaración a la prensa): Nuestra decisión es que aprobaremos el Plan Mérida sólo que se reduzca a la mitad y los mexicanos se hinquen de rodillas y nos digan “tío”.

Catecúmeno: No, pus así está pior…

Doctor Witch: Please, Catecúmeno; listen and learn… Lo que tu tienes que hacer es que tu Grey rechace nuestra propuesta con gran indignación y escándalo; que diga que no piden limosna, que no aceptan condiciones, que somos unos cochinos drogadictos y otras cosas malas.

Catecúmeno: ¿De veras? ¿Eso quieres que digan? ¿Y luego?

Doctor Witch: Luego me encargo yo. Haremos declaraciones diciendo que ustedes son muy buenos, muy valientes y muy democráticos y buenos amigos de nosotros y que nuestra Grey debe retirar las condiciones y aprobar el plan como está. Cuando el Plan Mérida haya sido aprobado aquí, entonces te toca a ti.

Catecúmeno: ¡Ajá! Comprendo. Nuestra H. Grey aplaudirá entusiasmada: Ay, jay jaya…les ganamos…los obligamos a recular. ¡El Plan se queda como estaba!

TERCER ACTO

H. Grey sureña: Punto de Acuerdo. Considerando que la Grey norteña ha rectificado su error y ha levantado las severas restricciones e inaceptables condiciones que había impuesto al Plan Mérida, esta H. Grey sureña decide no criticar su aceptación –ya que no le han preguntado ni tiene redaños para otra cosa– y aplaudir el coraje y decisión con que los dos presidentes, en los hechos, “buscaron superar sensibilidades en cuanto a la cooperación en materia de seguridad y hacer frente, juntos, al problema del tráfico de narcóticos y del crimen organizado” II.■

I S.M. Eisenstein.- ¡Qué viva México!.- Prologo. ERA. México. 1971 p.66.

II Mensaje del Embajador de Estados Unidos de América. 30 de junio de 2008.

 
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