Usted está aquí: jueves 17 de julio de 2008 Opinión Delincuencia y mano dura

Octavio Rodríguez Araujo

Delincuencia y mano dura

Bien se sabe que en los medios más deprimidos de la sociedad y especialmente entre los jóvenes de ambos sexos, el consumo de drogas (y ocasionalmente la prostitución, entre otros ilícitos) son una consecuencia y no causa de la ausencia total de expectativas, de la desesperanza ante un mundo cada vez más hostil y competitivo del que tratan de evadirse, sobre todo los pobres urbanos y, más que éstos, los excluidos del empleo, de la educación, de la salud y de los barrios con servicios y viviendas dignas. Sin embargo, es común que las autoridades no ataquen el problema tomando en cuenta esta situación y que, en su lugar, utilicen la mano dura como vía unilateral para enfrentarlo.

Esta mano dura se ha reflejado en el establecimiento de una estrategia denominada tolerancia cero, que, por cierto, ha demostrado su fracaso rotundo aun en los países en donde tuvo su inicio, Estados Unidos en primer lugar. En este país fue, de todos los países desarrollados, donde se impuso la mano dura con más entusiasmo; sin embargo, es la nación del primer mundo que cuenta con el índice de homicidios más alto: 11 veces más que en Inglaterra o Japón. En El Salvador, Guatemala y Honduras, donde también se llevó a cabo la política de mano dura y hasta de súper mano dura (en El Salvador), el número de homicidios ha seguido aumentando considerablemente. En los últimos 25 años la tasa de homicidios en América Latina se ha duplicado y en la actualidad es 17 veces más alta que en Canadá y 20 veces mayor que la de los países nórdicos. La criminalidad es considerada la segunda causa de muerte entre los jóvenes en Brasil y Colombia, y México se les está acercando, y más con el índice de feminicidios que, por cierto, se ha extendido alarmantemente a diferentes ciudades de la República.

La tolerancia cero tiende a criminalizar a todos aquellos que, a juicio de la autoridad, son delincuentes en potencia porque llevan a cabo actividades consideradas antisociales o que son disfuncionales a la sociedad (entendida ésta con base en paradigmas preestablecidos por adultos desconectados de la vida real de los diferentes estratos sociales y de grupos de edades). La tolerancia cero, señala Bernardo Kliksberg, es más que todo una ideología apoyada en teorías muy cuestionadas en la actualidad, como la tesis conocida de la “ventana rota” que sostiene que hay que aplicar la máxima punición contra las infracciones más pequeñas, ya que pueden ser el antecedente de acciones criminales más graves (“¿Cómo enfrentar la inseguridad en América Latina. La falacia de la mano dura”, Nueva Sociedad, número 215, mayo-junio de 2008, Caracas. Kliksberg, además de autor de muchos libros, uno de ellos con Amartya Sen, es asesor principal de la Dirección del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD).

La política de mano dura, dice Kliksberg, no reduce la delincuencia sino que, por el contrario, crea condiciones que cierran salidas a los jóvenes. “Implica a menudo una violación de los derechos humanos y una peligrosa tendencia a la criminalización de la pobreza. Para superarla es necesario profundizar en la complejidad del problema, única forma de llegar a soluciones viables.” Y el autor señala algunas principales causas de la delincuencia juvenil que incluiría el consumo de drogas ilícitas: la exclusión laboral de los jóvenes para quienes la pobreza, la indigencia y los bajos niveles educativos de la población general se multiplican por dos o por tres. La exclusión educativa y los bajos niveles de enseñanza-aprendizaje constituyen una segunda causa, y tiene que ver con la desnutrición, con el abandono relativo de la escuela pública, con el entorno familiar y con la desmotivación que les provoca la falta de expectativas en su país y en el mundo. “La tasa de escolaridad del 10 por ciento más rico supera los 12 años, mientras que la de 30 por ciento más pobre no llega a los seis (en América Latina).”

Kliksberg señala, creo que con razón, que debe distinguirse claramente la lucha contra el crimen organizado de la lucha contra la que él llama “criminalidad joven” que suele iniciarse con delitos menores. El punto para prevenir y evitar la delincuencia entre los jóvenes es, en primer lugar, ir al meollo del problema, que no es otro que la apertura de oportunidades, una razón de vida, y no la pérdida de expectativas y de esperanzas en la que viven como si su destino no pudiera ser otro. “La homogeneización de la respuesta a los diversos tipos de criminalidad resulta, además de ajena a la ética, marcadamente ineficiente.”

“El efecto de la mano dura –añade Kliksberg– es generar ‘carne de cañón’ para el crimen organizado, que ofrece incentivos materiales y simbólicos, y ampliar su posibilidad de reclutar a jóvenes en situación de riesgo. El Estado, con la ayuda de la sociedad, debería ‘competir’ con las bandas organizadas para reclutar a los jóvenes vulnerables hacia el sistema educativo y el mercado laboral. Si en lugar de eso se limita a reprimirlos, sólo conseguirá empujar a muchos al delito.”

Lo que está intentando la Secretaría de Educación Pública (SEP) en México (véase nota de Karina Avilés en La Jornada, 15/07/08) está basado en propuestas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (del que es asesor Kliksberg). El programa de la SEP se denomina Construye T. La idea de este programa es prevenir y acabar con el consumo de drogas ilícitas en el nivel de educación media superior y favorecer el desarrollo integral de los jóvenes estudiantes. No está mal, como puede verse en www.construye-t.sems.gob.mx/Construyet/, pero no es suficiente. ¿Qué le falta? Ser asumido como política integral del gobierno mexicano y no sólo en el ámbito de la educación. La lucha contra la desigualdad y la pobreza, generando empleos y oportunidades para muchos que carecen de casi todo, es la clave maestra para prevenir y disminuir la delincuencia no organizada (y la clientela para ésta), sobre todo entre los jóvenes. No la mano dura, no la tolerancia cero, no los operativos tipo News Divine.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.