Usted está aquí: jueves 17 de julio de 2008 Política OCDE: el biocombustible es costoso y poco benéfico

OCDE: el biocombustible es costoso y poco benéfico

Dpa, Afp y Reuters

París, 16 de julio. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indicó que el apoyo público a los biocombustibles es costoso y tiene poco impacto en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que los gobiernos deberían promover un menor consumo de energía para combatir el cambio climático.

Los gobiernos también deberían respaldar la llamada segunda generación de biocombustibles que no utilizan cultivos alimenticios, señala el organismo.

El informe es un golpe a los biocombustibles elaborados con granos, oleaginosas y caña de azúcar, que una vez fueron elogiados por brindar una alternativa limpia a combustibles fósiles, pero a los que ahora se les achaca el alza en precios de alimentos.

Los gobiernos cada vez tienen más dudas respecto de si los biocombustibles son tan “verdes” como proclaman ser cuando se toma en cuenta la energía total necesaria para producirlos y el impacto ambiental en la agricultura y el creciente uso de tierras.

La OCDE afirmó que si el etanol brasileño producido de la caña de azúcar reduce en 80 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero, los biocombustibles elaborados partir de otros insumos en Estados Unidos, la Unión Europea (UE) o Canadá tienen beneficios ambientales mucho menores.

El biodiesel fabricado con aceites vegetales recorta las emisiones de gases de efecto invernadero entre 40 y 55 por ciento, mientras el etanol derivado del maíz, mayormente producido en Estados Unidos, las reduce en menos de 30 por ciento.

La organización destacó que las políticas de apoyo, entre ellas los incentivos fiscales y las restricciones comerciales para proteger la producción doméstica en los principales países productores como la UE, Estados Unidos y Canadá totalizarían 25 mil millones de dólares por año, para una reducción de menos de uno por ciento de las emisiones del transporte en 2015.

“Son costosas, tienen un impacto limitado en la reducción de gases con efecto invernadero, y un impacto significativo en los precios mundiales de los alimentos”, estimó.

Al mismo tiempo implican altos riesgos ambientales, particularmente en América Latina y en gran parte de África. “Por otro lado esto puede brindar oportunidades de ingresos adicionales a poblaciones rurales pobres, pero conlleva el riesgo de daños ambientales significativo y escasamente reversibles”, sostuvo.

 
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