Usted está aquí: sábado 19 de julio de 2008 Opinión Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez
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■ Chedraui no ha ganado

Un ejército de 350 trabajadores al servicio de la empresa Chedraui, todos uniformados con camisetas rojas y armados con motosierras y maquinaria pesada, arrasó con un pulmón verde de la colonia Reforma, en Oaxaca. Escenas demoledoras de la acción muestran huanacastles centenarios en peligro de extinción, decenas de jacarandas, pirules, sauces, robles y palmas datileras arrojadas al suelo. Un ecocidio perpetrado para construir una tienda departamental perteneciente a la familia de Antonio Chedraui (enlistado en el número 35 entre los 100 principales empresarios del país, de acuerdo con la revista Expansión).

La acción depredadora está consolidando un movimiento ciudadano que promueve un boicot contra la cadena departamental originaria de Veracruz. “Que nadie acuda a sus tiendas ni compre sus productos”, pues, señala la asociación civil Pueblo Jaguar, esta es “la única acción civil que nos queda para detener y afectar la voracidad criminal de Chedraui, ya que nuestras autoridades gubernamentales trabajan a su servicio”. Una serie de videos y fotografías circulan en Internet. Los taladores llegaron como criminales a las 4 de la mañana del 8 de julio y seis horas después ya no había nada. Sólo el reclamo de decenas de vecinos impotentes, muchos de ellos llorando ante el tamaño de la barbarie.

El predio devastado, ubicado en la esquina de Pensamientos y Escuela Naval Militar, era prácticamente el último pulmón verde de esta importante colonia del norte de la ciudad de Oaxaca. Chedraui no contaba con los permisos correspondientes pero, denuncia la agrupación Pueblo Jaguar, talaron “con la complicidad de las autoridades municipales priístas”. En el lugar, de aproximadamente dos hectáreas, antiguo lecho de un río que bajaba desde la cercana Sierra de San Felipe, se encontraba anteriormente una laguna, y aún conservaba un pozo o nacimiento de agua, ahora mortalmente afectado por la deforestación.

Hay videos en los que se observa a los trabajadores al servicio de Chedraui correteando y matando a palos y machetazos a cientos de ardillas, mientras los pájaros huyen despavoridos. Los vecinos de Reforma, despertados por el ruido de las motosierras, intervinieron para detener la embestida, pero, cuentan, “ya era demasiado tarde para salvar este pequeño bosque urbano”. Los daños ambientales causados a la biodiversidad, a los mantos acuíferos y por la pérdida de captura de carbono, son incalculables.

Cabe señalar que desde hace tiempo se organizó un movimiento para evitar el daño ecológico. La organización, lejos de conformarse después del daño, ha tomado fuerza y, además de promover el boicot, exige que no se permita la construcción. Chedraui no ha ganado.

 
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