Usted está aquí: sábado 19 de julio de 2008 Sociedad y Justicia Desastres y conflictos devastan oportunidad educativa de niños

■ En regiones con emergencia, 39 millones de infantes no estudian

Desastres y conflictos devastan oportunidad educativa de niños

■ Llama la ONU a redoblar esfuerzos para garantizar la enseñanza

Laura Poy Solano

Ampliar la imagen Naciones Unidas lamenta que tras una emergencia, la educación es interrumpida, postergada o negada durante el proceso de reconstrucción Naciones Unidas lamenta que tras una emergencia, la educación es interrumpida, postergada o negada durante el proceso de reconstrucción Foto: La Jornada

En el mundo, al menos 39 millones de niños que no acuden a la escuela viven en países afectados por situaciones de conflicto o en zonas donde recientemente se han vivido situaciones de emergencia, lo que representa 50 por ciento del total de menores que no accede a la educación formal.

En el informe más reciente del Relator Especial sobre el Derecho a la Educación de las Naciones Unidas, Vernor Muñoz Villalobos, presentado en mayo pasado, advierte sobre la necesidad “urgente de redoblar los esfuerzos para garantizar las oportunidades educativas de las personas (en especial de niños y jóvenes) que pierden toda opción escolar cuando sus comunidades son abatidas por situaciones de emergencia”.

Señala que los desastres naturales (terremotos, inundaciones y huracanes, entre otros), cada vez más recurrentes y que afectan regiones empobrecidas del planeta, así como los conflictos, pueden multiplicar los efectos de las catástrofes, “lo cual revela un impacto devastador sobre la infraestructura escolar, la actividad docente y sobre las oportunidades educativas de los niños y niñas que viven en esas regiones”.

El informe, que será analizado en septiembre próximo en un debate sobre el derecho de los infantes a la educación en situaciones de emergencia, convocado por el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, destaca que ante un escenario internacional en el que se han incrementado los desastres naturales y los conflictos armados, es “común encontrar que la educación, un derecho humano fundamental, es interrumpida, postergada e incluso negada durante el proceso de reconstrucción y respuesta temprana a las emergencias”.

Afirma que el compromiso de garantizar el derecho humano a la educación “ha fracasado dramáticamente”, al advertir que tanto los objetivos de los programas de Educación para Todos, así como las metas de desarrollo del Milenio relacionadas con la enseñanza, “siguen siendo postergados o sujetos a la lógica economicista que no ven en la educación más que un instrumento para el funcionamiento del mercado”.

Se ha constatado, señala en el informe, la falta de relación entre las estructuras sociales, culturales y económicas, y entre las intervenciones pedagógicas que se llevan a cabo en tiempos de conflicto o desastres naturales y advierte que es “urgente cerrar este vacío, porque aunque el impacto de cada emergencia sea diferente, siempre predomina una característica en común: irrupción, degradación y destrucción de los sistemas educativos y de la educación”.

Ante la falta de acciones para atender a millones de niños que no pueden cursar su educación básica, advirtió que la “educación puede jugar un papel fundamental en la promoción de la cooperación y el entendimiento humano. Pero al mismo tiempo, un tipo de educación que no construye la paz, sino que acrecienta las desigualdades sociales y de género, lejos de ser benigna, puede más bien confabular con el conflicto”.

 
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