Usted está aquí: martes 22 de julio de 2008 Política La carrera sacerdotal no convence; 26 diócesis no lograron ordenar ni un cura

■ De entre 30 y 40%, el índice de deserción en seminarios, dice el rector López Amozurrtia

La carrera sacerdotal no convence; 26 diócesis no lograron ordenar ni un cura

José Antonio Román/II y última

Ampliar la imagen La Iglesia católica ve con preocupación que la vida cristiana ha perdido vigor. En la imagen, el templo de Chalmita, en Milpa Alta La Iglesia católica ve con preocupación que la vida cristiana ha perdido vigor. En la imagen, el templo de Chalmita, en Milpa Alta Foto: Alfredo Domínguez

Pese a ser un país en el que la jerarquía de la Iglesia católica presume que 86 por ciento de la población profesa esa fe y afirma que “100 por ciento es guadalupana”, son pocos, poquísimos, los jóvenes dispuestos a ponerse la sotana. La preocupación adquiere tintes alarmantes por los niveles de deserción en los seminarios, y una planta de ministros de culto cada vez más envejecida. La carrera sacerdotal no acaba de convencer, aun cuando, por utilizar términos populares, es una profesión en la que no hay desempleo y prácticamente todos se dedican a lo propio de sus estudios.

En un mundo secularizado, las perspectivas para la formación de nuevos cuadros no se ven nada halagadoras, según estadísticas de estudiantes inscritos en los seminarios mayores y menores del país. Hay diócesis en las que apenas se ordena un sacerdote al año, o como en Ciudad Nezahualcóyotl, donde no hubo ni uno el año pasado. Tampoco habrá este 2008, a pesar de que en esa zona viven 3.2 millones de personas que declaran profesar esa fe.

Pero ésa no es la única. Junto con ésta hay otras 25, de las 88 arquidiócesis, diócesis y prelaturas, que no ordenaron ningún cura el último año, de acuerdo con cifras de la Conferencia del Episcopado Mexicano; entre ellas están Hermosillo, San Cristóbal de las Casas, Chihuahua, Jalapa, Papantla, Valle de Chalco, Irapuato, Tlaxcala, Piedras Negras y Tlapa, por citar algunas.

Únicamente cinco fueron capaces de ordenar en 2007 más de 10 clérigos cada una: Arquidiócesis de México, 38; Guadalajara, 35; Monterrey, 15; San Juan de los Lagos, 13, y Tabasco, 10. En total, 362 en el mismo lapso, es decir, ni uno al día. Pero en años anteriores la cifra fue menor: 336 en 2005 y 320 en 2006.

Sin embargo, el reporte de la Comisión de Vocaciones y Ministerios de la CEM señala que el número de sacerdotes no ha aumentado en proporción con el crecimiento demográfico. “Las ordenaciones van casi a la par de las defunciones y de la cifra de presbíteros que quedan incapacitados por enfermedades o limitaciones a causa de la edad.”

Esa situación plantea un reto preocupante a la Iglesia, que ve en peligro el trabajo evangelizador y el vigor de la vida cristiana, según el documento de la quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano, de Aparecida, Brasil. Es verdad que ha crecido el número de laicos comprometidos generosamente en tareas apostólicas y que son una valiosa ayuda, pero la actividad del cura es insustituible, señala.

Las estadísticas episcopales nacionales no reportan el índice de deserción en los seminaristas, pero se estima que podría oscilar entre 30 y 40 por ciento, aunque varía de una diócesis a otra, afirma el rector del Seminario Conciliar de México, Julián López Amozurrutia, quien explica que la formación es larga: cuatro años de filosofía, cuatro de teología y uno más de trabajo en parroquia. Nueve años para oficiar y confesar.

Expresa que no son pocos los jóvenes que llegan al seminario con la intención de estudiar; este año son más de un centenar, pero tras una primera selección sólo permanecerá la mitad. En total hay 110, divididos en los ochos años.

Para otros la deserción es “hasta normal”, debido a que son muchos los años de formación, aunque hay quienes sostienen que los jóvenes que llegan al seminario son nítido reflejo de cualquier otro chico posmoderno que enfrenta las mismas tentaciones y problemas. Hace apenas un mes el arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca Pacheco, reconoció que más de 70 jóvenes desertaron o fueron dados de baja en los pasados cinco años del Seminario Palafoxiano por incumplir las normas, como escaparse para acudir a centros nocturnos.

Carencia de vocación real, de disciplina y de espíritu sacrificio son algunas causas que han generado su salida de uno de los seminarios más reconocidos del país, que tiene un índice de deserción superior a 30 por ciento.

El rector López Amozurrutia destaca que hay seguimiento y revisión permanente a los seminaristas, en todos sus aspectos. Inclusive se toma la decisión de separarlos por diversas razones, entre ellas sexuales o por sus relaciones sentimentales, pero también por lo que ellos llaman “rectitud de intención”. Este último caso, explica, se da cuando se observa que algunos se “acostumbran a vivir bien”, pues finalmente el nivel de vida de los clérigos, en su mayoría, es superior respecto del lugar de donde provienen.

Eso, aclara, “no es un acto de negación, pues es una promoción social, cultural y educativa, pero el sacerdocio es un estado de vida y no es para todos. Es un llamado de Dios”.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.