Usted está aquí: miércoles 23 de julio de 2008 Mundo Martín Almada, ante posible pena de cárcel por “difamar e injuriar” a ex represores paraguayos

■ El descubridor de los Archivos del Terror pide al mundo solidaridad

Martín Almada, ante posible pena de cárcel por “difamar e injuriar” a ex represores paraguayos

Stella Calloni (Corresponsal)

Buenos Aires, 22 de julio. El pedagogo Martín Almada, quien descubrió los archivos de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) podría ser condenado mañana a tres años de cárcel en su país por la querella presentada en su contra por Juan Manuel Morales, ministro de la Justicia Electoral, a quien denunció como un ex colaborador de ese gobierno dictatorial, lo que ha puesto en alerta a los organismos humanitarios de la región.

Morales entabló un juicio por difamación, calumnia e injuria contra el defensor de los derechos humanos, y su abogado pidió tres años de cárcel y 100 mil dólares de indemnización, mientras el defensor Rubén Lisboa solicita la absolución porque las pruebas no demuestran que Almada haya incurrido en los hechos que se le imputan.

El proceso se inició el año pasado cuando Almada acusó a Morales de ser espía de la dictadura stroessnerista, cuando informaba sobre los movimientos de funcionarios bancarios sindicalizados, entre otros delitos.

En un breve paso por Argentina, el descubridor de los Archivos del Terror, en diciembre de 1992, relató que está acusado en varios juicios por “personajes de la dictadura”, y que en abril pasado enfrentó la acusación del escribano Juan José Benítez Rickman por “difamación” e “injuria”, porque Almada demostró que este funcionario colaboró en asesinatos, secuestros y persecuciones, durante el régimen de Stroessner.

Benítez Rickman fue vocero de la dictadura entre otros cargos; en 1976 ocupó militarmente la Biblioteca de la Universidad y junto a otros torturadores desaparecieron documentación que los implicaba en crímenes. Finalmente fue director de Información y Cultura de la dictadura entre 1987 y 1989”.

Ahora es el turno del ministro Morales, quien lo enjuició porque Almada documentó sus trabajos en favor de la dictadura y el enriquecimiento ilícito.

En el expediente figura que el 16 de agosto de 2007 el juez Rubén Darío Riquelme desestimó el “pedido de investigación de Morales como ex agente confidencial de la policía política de Stroessner”, a pesar de que en la fundamentación reconoció textualmente que “se limitaba a remitir memorándums a las autoridades provinciales de la época en los cuales hace consideraciones del quehacer de los gremios sindicales”, pero que no tenía nada que ver con las torturas.

En otros términos “dice que Morales fue nada más y nada menos informante de la temible policía secreta”, señala Almada, quien además lo acusa de colaborar en la redacción de leyes dictatoriales que fueron el fundamento de la represión de la dictadura de 35 años, que dejó miles de víctimas.

El ministro Morales fue citado a hacer su descargo en el Congreso Nacional pero nunca asistió. El 3 de mayo de 2007 la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, Ana Mendoza de Acha, dijo ante el presidente del Parlamento que  “la posición del señor ministro aumenta la sospecha de que alguna verdad conlleva la denuncia presentada” y que “riñe con los principios de la democracia el posicionamiento privilegiado de las esferas gubernativas de ciertos agentes, como Morales, sospechado por conductas clandestinas que contribuyeron al debilitamiento de los derechos humanos durante la ultima dictadura, denigrando además la profesión de abogado”.

Almada, rescatado de su cautiverio en 1977, después de tres años de tormentos a manos de la dictadura, por una campaña de organismos internacionales, destacó que su país “está al margen de la ley desde hace más de 60 años. La transición democrática comenzará el próximo 15 de agosto, cuando Fernando Lugo asuma como presidente, y por ahora se vive en inseguridad jurídica y ya se han escuchado amenazas públicas contra el próximo gobierno”, dijo.

También recordó que debió desfilar por varios tribunales una y otra vez, y presentar documentos sobre sus títulos académicos, a pesar de haber sido consultor de la Unesco para América Latina durante 15 años en París. Lo mismo sucedió en este juicio, donde presentó documentos para confirmar que la Academia Sueca le había otorgado el Premio Nobel Alternativo de La Paz 2002. “Me parece vivir una novela de horror. Yo debo disculparme ante los cómplices de la dictadura, ante mis torturadores y debo revivir una y otra vez un pasado que está en mis días y mis noches. Por eso pido solidaridad al mundo no sólo para mí sino para mi país.”

 
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