Usted está aquí: miércoles 23 de julio de 2008 Política Concluyen debates de la reforma energética y la intención privatizadora sigue en juego

■ “Sirvieron para convencernos a todos de que Pemex no puede seguir igual”

Concluyen debates de la reforma energética y la intención privatizadora sigue en juego

Arturo Cano

Ampliar la imagen Protesta contra la reforma energética fuera de la sede del Senado Protesta contra la reforma energética fuera de la sede del Senado Foto: José Carlo González

Y cuando terminaron de aplaudir, el dinosaurio seguía en las caravanas. Primero en el turno merced el sorteo, asistente consuetudinario, Manuel Bartlett Díaz se lleva el más largo aplauso del día. Algunos de los asistentes incluso se ponen de pie, y el priísta se levanta y se inclina, a la manera del actor que ha brindado una gran función.

¿Qué ha dicho el ex secretario de Gobernación en el vigésimo primero y último de los debates? Que las iniciativas de Felipe Calderón buscan dar el “golpe final a la soberanía energética”. Que pretenden devolver la riqueza petrolera nacional a las compañías extranjeras. Que buscan que Pemex sea simplemente una agencia de contrataciones. Que van a contrapelo de las corrientes mundiales de “patriotismo económico” y “nacionalismo energético”.

Aporta algunos datos, pero en esencia dice mucho de lo que se ha dicho en los 20 debates anteriores. Pero lo dice ahora un viejo dino del PRI y le aplauden a rabiar quienes ayer lo veían como la encarnación del fraude electoral, y refunfuñan los panistas, y Bartlett es coherente consigo mismo, con su papel de duro del PRI, aunque cada vez esté más solo en su partido. Es Bartlett el duro el que lanza su estocada cuando demanda “iniciar juicio de responsabilidades a quienes han propiciado el desastre petrolero”.

Se pone furioso el panista Juan José Rodríguez Prats, quien fue priísta 30 años: que está “chocheando”, le dice, y que su demanda de juicio es una oferta de “suicidio político”.

Pero ni el verbo atropellado de Rodríguez Prats elimina la paradoja:

Bartlett superstar en un día que senadores y diputados no se cansan de calificar de “histórico”.

¿Será porque éste del fin de los foros es otro Senado? Otro y el mismo. Afuera no hay adelitas, pero los maestros de la sección 9 del SNTE bloquean por unas horas las entradas. Santiago Creel sigue aquí, pero ya no es coordinador de los diputados del PAN. Manlio Fabio Beltrones, quien nunca pierde la pose para la foto, no era “un peligro para México” ni había lanzado su cruzada contra el espionaje del Cisen. Gustavo Madero no era coordinador de los panistas y ahora que lo es tampoco consideró necesario asistir a la última sesión.

Fin de “la trampa” del FAP

Le echa números el senador Creel: se escuchó aquí a 162 ponentes –dominaron los ingenieros y los abogados– y se oyeron 210 intervenciones de legisladores. Más de cinco días con sus noches de ponencias y ponencias.

En el principio, hace Creel su balance, los foros fueron vistos con escepticismo por unos y con franco desdén por otros. Creel no lo incluye, pero ¿no fue el presidente Calderón uno de los que descalificaron lo que podría resultar de los foros? ¿No fue el jefe del Ejecutivo quien dijo que era preciso quitar ruido y escuchar a los técnicos?

Con todo, Creel y los demás senadores se dicen satisfechos. Algunos, claro, lo dicen para las cámaras, porque fuera de los reflectores siguen lamentando haber caído en la “trampa” del Frente Amplio Progresista.

Pero bueno, a fin de cuentas la trampa sirvió de algo, según Creel: para convencernos a todos de que Pemex no puede seguir igual. Los argumentos de los foros, concluye el senador, “van en la lógica de un cambio radical”.

Ahora sólo faltan razón, inteligencia y voluntad política. Con esos ingredientes tendremos, dice Creel, “la reforma posible” de Pemex.

Esa “reforma posible” –o al menos la que votarían el PRI y el PAN juntos– será presentada este miércoles por los priístas, según anuncia Beltrones. Los priístas ya habían anticipado que presentarían su propuesta antes de la consulta, en la búsqueda de enfriarle la fiesta a Marcelo Ebrard.

A como van las cosas, esa “reforma posible” será la que quiera el PRI, a pesar de que el senador panista Rubén Camarillo concluya, a nombre de su partido: “no obstante que los resultados apuntan hacia un sentido de una clara aprobación hacia la iniciativa del Presidente, no debemos reducir el ejercicio a vencedores y vencidos”.

La “clara aprobación” que ve el panista se topa con la realidad.

“Las iniciativas de Calderón están muertas”, dicen desde hace semanas los opositores. Por supuesto, los panistas no lo aceptan, como nunca han aceptado que las iniciativas sean “privatizadoras”. Ahora, los cambios posibles, el probable pacto con el PRI y sus empresas espejos, se llama “enriquecer” las iniciativas. Y la “clara aprobación” no impide que Camarillo dé la bienvenida a las iniciativas del PRI e incluso del PRD. Poco antes, Manlio Fabio Beltrones ya había delineado que la propuesta de su partido “enriquece” la calderonista, aunque en algunos puntos la corrige.

Así, sin victoria ni derrota, Beltrones dice que el PRI está dispuesto a “presentar o suscribir las iniciativas que en materia energética sean necesarias, alejándonos de los dogmas o los tabúes; sin posiciones catastrofistas o negativistas, buscando la modernización sin privatización”.

Afuera, Guadalupe Acosta Naranjo, presidente provisional del PRD, anuncia su próxima reunión con las cabezas del PRI y el PAN.

Aquí, el senador perredista Carlos Navarrete dice que no apoyarán la propuesta del PRI y saca otro balance de los debates: “la historia dice que un gobierno que se empeña en mantener su punto de vista a toda costa se perfila hacia el fracaso, quien no quiere escuchar los argumentos puede sucumbir primero a la soberbia y después al autoritarismo”.

Una palabra cierra el círculo en los foros. Desde los primeros debates se le dio vueltas a la privatización. Los opositores machacando que las iniciativas calderonistas buscan, con eufemismos y por la puerta de atrás, birlar la Constitución y privatizar Pemex.

“A mí que me esculquen”, respondieron, en todos los tonos, los defensores de las propuestas del gobierno. Y se vaciaban los bolsillos para probar que no cargaban ninguna tarjeta con la palabra maldita.

Veintiún debates después la palabra sigue en juego: “resulta que estamos discutiendo un fantasma”, resume Bartlett.

Néstor García Reza, abogado de Pemex, insiste en la postura contraria y traza el sueño para la paraestatal: “que sin dejar de ser estatal pueda considerarse productiva y rentable”.

Y Bartlett sigue con el fantasma: “las iniciativas le pasan todas las funciones que están reservadas a Pemex; todas las hacen privadas y extranjeras además. Todo con terceros. ¿Qué no es eso privatizar?”

Los panistas se dan. El senador y ex secretario de Energía pide no “ponerle etiquetas a las cosas, porque no nos ayudan a entender mejor qué es lo que estamos haciendo”.

Buen lector de la prensa y otras publicaciones extranjeras, Alfredo Jalife-Rahme cita el título de un texto de Oxford Analytica sobre las propuestas de Calderón: “Liberalización ambiciosa y radical”.

El panista Elizondo sigue con su rechazo a las etiquetas: “y así el concepto de privatización, que ciertamente ha habido privatizaciones nefastas en México y alrededor del mundo, ayuda a transmitir un concepto negativo de algo desconocido y muy raro”.

Clausura Carlos Navarrete, con múltiples agradecimientos y la petición de que el gobierno “sepa rectificar a tiempo”.

Se van los debates. Fructíferos, inéditos, históricos, sin precedentes, los llaman debatientes y legisladores. Hubo luces, datos, cifras que senadores y diputados juran serán materia para sus dictámenes.

Y también aportes como los del diputado Rodríguez Prats, quien dice que Carlos Fuentes asegura que la historia de México es “un enlace de generaciones frustradas”, sólo para seguir con esta joya: “se dice: el petróleo es de los mexicanos, sí, pero vendemos un millón 500 mil barriles de petróleo crudo al extranjero, entonces no es cierto que sea de los mexicanos, estamos vendiendo la riqueza de los mexicanos al extranjero”.

Diría el senador Elizondo: en estos debates también hubo cosas desconocidas y muy raras.

 
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