Usted está aquí: jueves 31 de julio de 2008 Capital Un taxista pirata con muchas influencias

Un taxista pirata con muchas influencias

Tapizó su vocho con fotos en las que aparece con políticos y artistas; iba de colado, confiesa

Raúl Llanos Samaniego

Al volante de su taxi pirata, Miguel Ángel Jiménez Molina, El Abuelo, como mejor se le conoce en el gremio, no tiene ningún recato al presumir sus influencias: el lugar donde tendría que ir la placa de su vehículo lo ocupa, en toda su extensión, una fotografía en la que, sonriente, aparece flanqueado por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y el ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina Joel Ortega.

No es la única imagen de la que se jacta. Los vidrios laterales de su Volkswagen modelo 94 están cubiertos con otras en las que aparece al lado de luchadores como Aníbal y Dos Caras; artistas como Alejandra Guzmán, Enrique Iglesias y Chabelo, y también otros políticos de todas las ideologías.

Pero eso no es todo. Del piso de su vocho remueve los periódicos del día y saca un álbum repleto de fotos. Lo abre en la página donde se le ve al lado del ex presidente Vicente Fox. Da vuelta a la hoja y aparece también junto a Marta Sahagún, a quien mira con un dejo de nostalgia y dice: “Ésta me hubiera gustado que hubiera sido mi madre...”

¿Por qué?, surge de inmediato la pregunta. “Porque si hubiera sido su hijo me hubiera ido como a sus hijos, los Bribiesca, que los hizo ricos y los sigue protegiendo”. Y suelta una carcajada. “Tener una madre así, ¿no es un regalo del Señor?”, remata burlonamente.

El Abuelo es uno de los más de 100 mil taxistas que recorren la ciudad y que con más de 50 años al frente del volante presume mil y una anécdotas.

Con la única reglamentación que cumple su taxi es con los colores verde y blanco. Carece de placas y sólo tiene un número puesto en los costados, el 884379. Aunque, sin duda, lo que permite identificarlo en cualquier lugar es la cantidad de fotos que adornan su carro.

—¿Cómo le hace para tener tantas fotos con personajes conocidos? —se le inquiere, y mientras hojea las páginas de su álbum responde sin dudar:

—Porque soy muy audaz... Mire quién está en ésta, Jorge Díaz Serrano (ex director de Pemex), ¡fíjese nomás! Y mire esta otra, ¡otro pinche angelito!, Óscar Espinosa Villarreal.

Pero la pregunta sigue en el aire, por lo que se le insiste:

—¿Dígame, cómo le ha hecho para tomarse las fotos con esa gente?

Cierra de un solo movimiento el álbum y alzando los hombros responde, “pues porque me metía a las fiestas, a las reuniones, a los eventos”. Y para dejar bien claro todo, enfatiza: “Sí, me metía a las fiestas donde no me invitaban, convivía con esa gente, en alguna ocasión con Miguel de la Madrid, otra con Ramón Aguirre. Ellos ni siquiera sabían quién estaba junto a ellos”.

Y recuerda: “es como en la película Escuela de Vagabundos, en la que hay una vieja loca que junta a vagabundos en su casa rica, los que conviven con la alta sociedad y en la que Pedro Infante era el vagabundo. Así yo, me metía a las reuniones y comía con ellos”.

La habilidad de El Abuelo no se limita al manejo de su taxi, y por eso se ufana de también haber aprendido a manejar los tiempos políticos. Prueba de ello es que asegura que durante seis años trajo en los cristales de su auto la foto de Fox y su esposa, pero ahora las guardó, porque “ya pasaron de moda, por eso las quité”.

Hoy las cosas son diferentes, alega El Abuelo mientras camina hacia la parte de atrás de su carro. Ahí se inclina un poco y con el dedo índice señala su placa-foto: “mire, este es el nuevo presidente de México, Marcelo Ebrard... Marcelo Ebrard...”, y sonríe seguro.

Su gusto se corta cuando se le pregunta acerca de sus placas legales: “me las han estado duplicando”, y para no verse acorralado en más complicaciones alza la voz para soltar: “apréndete éste, ‘quisiera yo verte un ratito en mi pellejo, batallar con tanta gente, me duele hasta la cabeza, pero me toy riendo. Si en algo te ofendí, te ruego que me disculpes y me perdones por lo que techo. La gente que ya me conoce a la larga se acostumbra’”.

Luego prende su vocho 94, mete primera y entre risas arranca su carro sobre la calle de Insurgentes para sumergirse en ese mar de autos.

 
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