Usted está aquí: viernes 1 de agosto de 2008 Cultura Valentín Rincón deplora el desdén oficial por las propuestas sonoras para niños

■ El compositor e intérprete dará un concierto el domingo en la Sala Nezahualcóyotl

Valentín Rincón deplora el desdén oficial por las propuestas sonoras para niños

■ Las ven como algo sin importancia y por eso les escatiman recursos, dice a La Jornada

Ángel Vargas

Ampliar la imagen Valentín Rincón, ayer, durante la entrevista con La Jornada Valentín Rincón, ayer, durante la entrevista con La Jornada Foto: Cristina Rodríguez

Sus palabras resultan parcas para expresar cuánto ha valido la pena dedicar más de la mitad de sus 70 años de vida a la música para niños. No ocurre así con su mirada y gesticulación, que se encienden cuando exclama que lo ha valido todo.

“Es una actividad en sumo gratificante y enriquecedora. Pero también muy matada. Llegué a ella por vocación, algo que es difícil de explicar porque tiene que ver con lo más profundo del ser. Pero héme aquí, feliz y satisfecho con todo lo que me ha brindado.”

Contador de profesión, pero “cantador por naturaleza”, el maestro Valentín Rincón es el único de los integrantes originales que se mantiene en activo en el grupo Los Hermanos Rincón, el cual fundó en 1971 al lado de sus hermanos Gilda y César, grupo que con el paso del tiempo se ha consolidado como uno de los pilares de la música infantil en México y algunas otras naciones de Iberoamérica, siempre del lado alternativo.

Prueba de esa vigencia y fortaleza de la agrupación son sus más de 20 discos –los dos más recientes fueron presentados apenas en abril y para noviembre aparecerá el próximo–, además de los ocho años que en octubre cumplirá al aire su programa Trovando para los niños, en Radio Universidad, así como sus constantes actuaciones en vivo.

El compositor e intérprete ha dedicado los días más recientes a preparar la presentación que tendrá el grupo este domingo en la Sala Nezahualcóyotl (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria), a las 18 horas, como parte del ciclo El niño y la música, del cual los hermanos Rincón son fundadores.

Músico, poeta y escenógrafo

Viaje en bicicleta sin frenos es el título del programa, integrado por una mezcla de temas clásicos, entre ellos El niño robot, así como lo más novedoso en su producción, enriquecidos con una lúdica y entretenida propuesta teatral y visual, como es habitual en ellos.

De hecho, Valentín Rincón hace una pausa en su tarea de colorear lo que será la escenografía, para atender la entrevista. “Además de músico y poeta, debo hacerla de escenógrafo –explica–, porque no hay dinero”.

En su opinión, optar por dedicarse al público infantil desde cualquier plataforma del arte resulta en México una labor con muchos obstáculos y resistencias.

En primer lugar, indica, porque la cultura es un rubro que poco o nada interesa a los gobernantes y, en segundo, porque dentro de la política cultural las propuestas orientadas a los niños son de las últimas prioridades.

“Se les ve como algo menor o sin importancia y, por ello, se les destina muy pocos recursos”, deplora. “Es un mundo muy difícil, porque siempre dicen que no hay presupuesto (...) Hay cierto desdén hacia los artistas que nos dedicamos a esto, un prejuicio de considerar que nuestro trabajo es facilón, de segunda, cuando en realidad es una actividad altamente demandante y complicada.”

No obstante esa problemática, Valentín Rincón explica que el país posee gran tradición y fortaleza en el área de la música infantil, gracias a que existe un compromiso real y directo de varios artistas por encarar y superar ese tipo de carencias, amén de sortear la competencia desleal de las propuestas comerciales, la televisión y los videojuegos.

El amor por la música y los infantes, pero, sobre todo, la razón por la que el músico se ha obstinado en este trabajo, le dan la certeza de que el arte sonoro, la canción hecha con honestidad e inteligencia, forma parte indispensable de la educación emocional, intelectual y sentimental de los niños y niñas.

“Creo que toda forma de arte es un alimento, y en mi concepción no hay que hacer al niño una excepción en brindárselo.”

Secuelas del poder de la televisión

Para Valentín Rincón resulta esencial mantenerse al día en cuanto a las preocupaciones, necesidades y temáticas de la infancia, porque si de algo está consciente es de que no son las mismas de cuando comenzó su carrera, hace casi cuatro décadas.

Los de antes eran niños con más inocencia, más contemplativos, mientras que los actuales, comenta, “han modificado su ritmo, los han acostumbrado a vivir en la prisa y el cambio; están acelerados. En mucho, es algo que se debe a la televisión, como también el espíritu consumista y a que tomen la violencia como algo natural”.

Son factores que prácticamente han obligado al grupo, a la creación de sus nuevas canciones, a involucrarse más en las circunstancias que les son cotidianas a los niños de hoy, algunas relacionadas con aspectos tan delicados como el divorcio de los padres.

Lo que los hermanos Rincón mantienen de manera inflexible es su compromiso de no seguir modas ni encasillarse con épocas, ritmos ni géneros; así su música sigue siendo un multicolorido abanico sonoro y cultural, que abarca lo mismo el son que la samba o el rock.

“Los niños son muy perceptivos y por eso hay que ser muy sinceros con ellos. La honestidad es un elemento esencial de nuestro trabajo.

“La nuestra no es una carrera de velocidad, sino de resistencia y con obstáculos.”

 
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