Usted está aquí: domingo 3 de agosto de 2008 Cultura Celebran escritores en El Colegio de Jalisco la obra de Alí Chumacero

■ Participaron, entre otros, Fernando del Paso y Carlos Montemayor

Celebran escritores en El Colegio de Jalisco la obra de Alí Chumacero

Ricardo Solís (La Jornada Jalisco)

Ampliar la imagen Los escritores Fernando del Paso y Carlos Montemayor flanquean al poeta nayarita Alí Chumacero, durante el homenaje que se le brindó en El Colegio de Jalisco Los escritores Fernando del Paso y Carlos Montemayor flanquean al poeta nayarita Alí Chumacero, durante el homenaje que se le brindó en El Colegio de Jalisco Foto: Arturo Campos Cedillo

El cierre de actividades de la Cátedra Agustín Yáñez, que promueve la Secretaría de Cultura de Jalisco, en coordinación con otras instituciones, no pudo preverse más emotivo, tras la celebración –la noche del viernes pasado– en el auditorio de El Colegio de Jalisco, de una mesa en la que, como nuevo acto de reconocimiento a la trayectoria del poeta nayarita Alí Chumacero, los escritores Fernando del Paso, Carlos Montemayor, Marco Antonio Campos y Jorge Esquinca, abordaron su obra y legado.

Esquinca, en primer término, refirió algunas de las claves de la poesía de Chumacero, destacando no sólo su manejo de lenguaje sino también la enorme carga vital de sus versos. Afirmó que “su silencio es ejemplar”, dada la brevedad y concentración de su trabajo, una obra que, como una casa, “toca a nosotros habitar”.

Por otra parte, Marco Antonio Campos, apuntó la “visión de gran unidad” que la obra del poeta presenta, cuyo lenguaje es a la vez “concentrado y flexible” y que consigue, como pocos, una despersonalización en la que el autor toma sana distancia de lo escrito (para los estudiosos, “una dicotomía entre vida y obra”).

Montemayor, a su vez, tras comentar sobre el papel que guarda (“aunque no se crea”) el poeta en la sociedad, y su carácter necesario, habló de la obra de Chumacero en términos extensivos, sin limitarla a su escritura poética y ensayística, enumerando su importante labor como redactor para algunas revistas literarias (ahora ya históricas) del país, su trabajo como investigador y recopilador de la obra de algunos escritores fundamentales del siglo XX mexicano, sus reseñas y oficios de promotor y divulgador de la cultura nacional, además de su innegable generosidad como maestro de varias generaciones de escritores.

En otra tesitura, Fernando del Paso prefirió (puesto que aseguró no saber “escribir sobre poesía”) leer tres poemas de Chumacero y, en riguroso orden, el auditorio escuchó en su voz El pensamiento olvidado, Poema de amorosa raíz y el considerado como su mejor obra: Responso del peregrino.

Al tomar el micrófono, el poeta homenajeado agradeció que se celebre la práctica de la poesía en la que, dijo, “el entusiasmo intenta darse la mano con el acierto”. Añadió a lo anterior que 90 años “no son muchos si se ha estado presente sin dar cuartel”, testimonio de lo cual habían ofrecido sus comentaristas.

Chumacero concluyó declarándose “humildemente halagado con tanta demostración de afecto” para quien, como él, se ha dedicado en cuerpo y alma a la poesía (ese “alto reflejo del alma”), en ejercicio del “más significativo espejo del espíritu humano” que es, por supuesto, la palabra, por la que se genera –dijo– “esa magia a la que ansiosamente nos acogemos”.

El público prodigó una ovación de pie al maestro, prolongada, para ser testigos de cómo Fernando del Paso daba la nota colorida al ofrecer a Chumacero un billete de lotería, con el retrato impreso del poeta, para que se lo firmara. Afirmó haberlo comprado en una plaza comercial con la esperanza de un poco de suerte pero, declaró, “no me saqué nada, aunque una vez firmado, es como sacarme la lotería”.

 
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