Usted está aquí: domingo 3 de agosto de 2008 Sociedad y Justicia Asistencia de funcionarios panistas divide marcha contra homofobia

■ Evita el secretario de Salud saludo de un transexual; “se molesta mi esposa”, adujo

Asistencia de funcionarios panistas divide marcha contra homofobia

■ “¡El sida te mata, la derecha te remata!”, de las expresiones lanzadas durante el recorrido

K. Avilés y C. Gómez

Ampliar la imagen El secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, durante la marcha contra la discriminación El secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, durante la marcha contra la discriminación Foto: Yazmíån Ortega Cortés

La distancia se manifestó desde el principio. Los dejaron tomar su camino. Así, la marcha se detuvo para que se alejara el grupo de funcionarios panistas, encabezado por el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos.

La comunidad Lésbico, Gay Bisexual y Transgénero (LGBT) rechazó a los “yunquistas” –como los llamaron– y la manifestación se dividió en dos: un pequeño grupo conformado por autoridades de la administración calderonista y otro multitudinario de quienes exigieron, en lo que fue la primera Marcha internacional contra el estigma, la discriminación y la homofobia, un alto a estas expresiones que “matan más que el VIH/sida”.

Mujeres, indígenas, transexuales, trabajadoras sexuales, discapacitados, travestis, homosexuales, lesbianas, bisexuales y muchos jóvenes de México, América Latina, Europa y África ocuparon el Paseo de la Reforma, el cual se llenó con los colores del arcoiris, para rechazar que 80 países aún tengan leyes que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y la exclusión y rechazo que sufren las personas que viven con el virus.

Defensa de las libertades

El de ayer fue un encuentro en el que todos, incluidos los enviados del gobierno federal, salieron en defensa de las libertades. Por eso, Lupita o Jorge 2000 creyó que en esta fiesta de la igualdad las cosas serían diferentes.

Sin saber que antes, Córdova Villalobos había asegurado que la campaña contra la homofobia del sexenio pasado “promovía el homosexualismo”, fue a darle la bienvenida al secretario de Salud y, ya en el acto, se acercó para plantarle un beso con sus labios pintados de carmín. El funcionario, nervioso, se echó para atrás, pero de inmediato reaccionó y con una palmadita en la espalda al intrépido activista, salió del paso.

De cabellos plateados, ataviado con un vestido negro de pronunciado escote en la espalda y coronado con una diadema de órbitas planetarias que hacían alusión a su sentir de ser “parte del universo”, Jorge o Lupita, confesó después que el secretario le pidió en voz baja que no le diera un beso porque el rojo de sus labios se le quedaría marcado y eso disgustaría a su esposa. Pero tal explicación no lo convenció porque “si fuera una mujer, por supuesto que se habría dejado besar”.

Antes del inicio de la caminata, en un templete instalado a un costado de la glorieta del Ángel de la Independencia, algunos de los representantes de las distintas organizaciones nacionales e internacionales tomaron el micrófono. El director del Programa Conjunto de Naciones Unidas para el VIH/Sida (Onusida), Peter Piot, instó a acabar con la homofobia porque ésta y el silencio matan.

Mientras que Antonio Poveda, dirigente de la Federación Española de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales, urgió a legislar en pro de los derechos de la comunidad LGBT, Jean Nec Romero, activista francés, llamó a los gobiernos a acabar con las políticas de represión hacia este sector y a hacer de la lucha una verdadera prioridad.

A las 13:15 horas, los contingentes se alistaron para enfilarse hacia el Zócalo capitalino. El grupo del gobierno federal, identificado con una camisetas blancas de Censida, tomó el lugar al frente de la marcha, lo cual generó un instantáneo descontento entre los participantes. Al ritmo de los tambores, las mujeres de la Lesbian banda prendieron la inconformidad del resto de los marchistas, quienes a coro gritaron: “¡Esos son, esos son, los que chingan la nación!, ¡a mí no me gusta el PAN, a mí me gusta la tortilla, la tortilla nacional! y ¡abajo el Yunque y el fascismo!”.

Perfectamente bien separados, a unos 100 metros, los funcionarios, entre ellos, el titular de la Secretaría de Salud (Ssa), José Ángel Córdova Villalobos, el director del IMSS, Juan Molinar Horcasitas, y los encargados del Censida, Jorge Saavedra, y del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ), Priscila Vera, así como el ombudsman capitalino, Emilio Álvarez Icaza, sólo caminaban en compañía de los invitados por el IMJ y hacían altos para esperar al resto de la marcha, que nunca se les unió.

Ya antes, el funcionario tuvo que referirse a la molestia que originó su presencia en la caminata: “Vengo porque me invitaron, si no me hubieran invitado no hubiera venido. No vengo de colado, ni de agregado, ni mucho menos. Yo recibí cinco cartas de invitación de diferentes grupos”.

En ese tenor, llamó a “predicar con el ejemplo” ya que si queremos tolerancia “seamos tolerantes”. Y luego confesó que “no somos monedita de oro”, al tratar de explicar el enojo de grupos de activistas.

La diversidad de los participantes marcó la manifestación. Desde las integrantes de la red de trabajadores sexuales Asia Pacífico, quienes levantaban una cartulina con la leyenda “mi culo es mío”, los del movimiento raeliano que aconsejaban “si tu religión te discrimina renuncia a ella, desbautízate”, hasta los exhortos al gobierno mexicano: “Al Estado republicano, el gobierno se lo pasa por el ano. ¡Oficializa ya el 17 de mayo!”. Y las Católicas por el Derecho a Decidir: “¡El sida te mata, la derecha te remata!” y para animar la fiesta, un grupo de jóvenes pedía a los de las sotanas: “¡saquen sus rosarios de nuestros ovarios!”

A su llegada a la plancha del Zócalo realizaron otro mitin, en el que estuvieron presentes los representantes del gobierno de la ciudad. Aunque se esperaba la presencia del jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, el funcionario no asistió y, en representación de su administración llegó el secretario de Salud, Armando Ahued Ortega, quien expresó que en el Distrito Federal han repartido ya 2 millones de condones de los 10 millones que esperan distribuir para finalizar este año.

Pasada las cinco de la tarde, entre una ligera lluvia, terminó el encuentro y los activistas se dispersaron. Camino a casa, Dolores, una trabajadora sexual, narró, sin mucha esperanza de cambio, una realidad de nuestro país a causa de la discriminación: “Me violaron, me robaron y me intentaron matar, y cuando fui a hacer la denuncia, me mandaron al sicólogo porque dijeron que estaba loca. Todo, por el trabajo que realizo desde hace 20 años”.

 
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