Usted está aquí: jueves 7 de agosto de 2008 Opinión El segundo trimestre

Orlando Delgado Selley
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El segundo trimestre

El Banco de México (BdeM) y la Secretaría de Hacienda han entregado sus reportes sobre la evolución de la economía en el segundo trimestre. El primer dato importante es el crecimiento del producto: en el segundo trimestre el PIB siguió creciendo. El BdeM señala acuciosamente que aunque el dato es de 3 por ciento debe desestacionalizarse, lo que quiere decir que deben eliminarse factores circunstanciales asociados a la fecha en la que cayó la Semana Santa este año. Con este ajuste, ese crecimiento se reduce a 2 por ciento, que comparado con 3.7 del primer trimestre indica mayor desaceleración.

Para Hacienda “la economía mantuvo un dinamismo similar al observado en el primer trimestre”, añadiendo que “se estima que durante el segundo trimestre de 2008 el valor real del PIB haya crecido a una tasa de alrededor de 3 por ciento, lo que implica una expansión positiva en términos ajustados por estacionalidad”. De modo que el BdeM informa que la desaceleración ha aumentado, en tanto que Hacienda pretende hacernos creer que se mantiene el mismo dinamismo en los dos trimestres. En realidad, lo relevante es que seguimos creciendo, lo que pudiera indicar que el impacto de la situación estadunidense ha sido controlado.

El PIB creció por los incrementos del producto de la agricultura (6.4), los servicios (4.5) y la industria (2.1). El dinamismo industrial obedeció al escaso crecimiento de la construcción (1.9), la manufactura (4.9), a la caída de la minería (- 9), explicada por la fuerte disminución de la producción petrolera y al importante crecimiento del sector electricidad (8.6), derivado “del dinamismo del segmento de generación de permisionarios de energía eléctrica”. De modo que los factores más importantes en el desempeño industrial son estos permisionarios y, en sentido contrario, las dificultades productivas de Pemex.

Por el lado de la demanda, resalta el aumento de 17.3 por ciento del valor de las exportaciones, explicado por el aumento de 49.7 por ciento de las petroleras, de 9.8 de las agropecuarias, 28.1 de las extractivas y 11.6 de las manufactureras. El dinamismo de las exportaciones manufactureras se debe al mercado no estadunidense, sobre todo de la industria automotriz, tanto terminal como de autopartes.

El consumo privado está creciendo poco debido a que la masa salarial se ha reducido, tanto por la reducción en la generación de empleos como por menores aumentos en las remuneraciones; el ingreso de remesas del exterior en el primer semestre fue de 11 mil 601 millones de dólares, 2.2 por ciento menor que el mismo periodo de 2007; el crédito al consumo y a la vivienda perdieron dinamismo; y al deterioro de los indicadores de confianza de los consumidores.

Las condiciones de vida de la población están afectándose drásticamente. Los nuevos trabajadores afiliados al IMSS han reducido su incremento, ya que desde el tercer trimestre de 2006 se alcanzó un crecimiento de 5.1 por ciento, luego en cada trimestre esa tasa ha ido reduciéndose hasta llegar a 2.8 del segundo trimestre de 2008. Los incrementos nominales promedio del personal remunerado están creciendo 4.6 por ciento, lo que implica una reducción real de su poder adquisitivo. Las remesas se han reducido ligeramente, afectando a la población con mayores dificultades.

De modo que el PIB crece poco, pero la población no sólo no lo percibe, sino que está siendo golpeada. El costo anual de las tarjetas de crédito sigue aumentando, llegando a un promedio de 59.9 por ciento anual, lo que es brutalmente elevado. El diferencial entre el costo de captación promedio de la banca y la tasa mencionada llega a 33 puntos porcentuales, permitiendo que los banqueros puedan resarcir pérdidas generadas por el incremento en el riesgo, pero también complica el pago para los deudores.

La economía ha resistido bien, pero a costa de la situación de los trabajadores y de los que menos tienen. Se piensa que en los próximos meses la situación se complicará aún más, lo que quiere decir que la carga sobre el trabajo arreciará. De modo que aunque la economía lograra capear el temporal, para los pobres la situación será cada vez peor.

 
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