Usted está aquí: viernes 8 de agosto de 2008 Espectáculos Mexicuba, disco para mostrar a los jóvenes que hubo otra forma de amar

■ Arturo Aquino presenta fusión de géneros, con estilo propio

Mexicuba, disco para mostrar a los jóvenes que hubo otra forma de amar

Arturo Cruz Bárcenas

Ampliar la imagen El pianista Arturo Aquino, en La Jornada El pianista Arturo Aquino, en La Jornada Foto: Víctor Camacho

Una fusión de géneros musicales, con un estilo propio de tocar es lo que presenta el pianista Arturo Aquino en su nuevo disco, Mexicuba, con el que trae a la memoria de los que llevan más tiempo en este mundo melodías que conmueven y a los jóvenes, joyas sentimentales hechas canciones, para que sepan que una vez hubo otra manera de hablarle al ser amado.

Así, se disfrutan piezas como Sobre las olas, de Juventino Rosas; Cielo rojo, de Juan y David Záizar; Vamos a Cuba, del propio Aquino; Un mundo raro, de José Alfredo Jiménez; Parece que fue ayer, de Armando Manzanero; México, lindo y querido, de Chucho Monge; Frenesí/Perfidia, de Alberto Domínguez; Siboney/Amapola, de Lecuona, y La calle, entre otras, sin faltar Guantanamera.

Es el homenaje de Aquino a dos países en los que –dijo en entrevista– ve semejanzas y afinidades no sólo musicales, sino también idiosincrásicas. “Los autores son todos conocidos. Los temas mexicanos están hechos con arreglos cubanos, y viceversa. Se escucha Sobre las olas en cha cha cha, Guantanamera, en huapango y Cielito lindo, en salsa.

“No fue sencillo hacer este disco, pero tampoco tan complicado porque los temas se prestan para hacer esos arreglos, así como la base rítmica; se trataba de hacer un buen trabajo. Tengo toda la intención de tocar y grabar en Cuba, y, si Dios quiere, filmar un devedé allá.”

De Juventino a Juanga

Al músico, estas piezas le evocan momentos de gran comunicación con el público. Por ejemplo, “con Cielito lindo la gente termina cantándolo; tocarlo me da hasta escalofrío. Hace unos dos meses estuve en Honduras y resulta que allá pasa lo mismo con estas composiciones y con las de Juan Gabriel. Todo mundo las canta. Trato de ponerles la chispa y tocarlas de otra manera. Ése es el chiste: que yo las disfruto, y qué mexicano no las siente suyas.

“Juventino Rosas es el compositor más grande en la cuestión orquestal; Sobre las olas no tiene igual en su tiempo, cuando se hablaba de la alta alcurnia. Los valses, sobre todo. Sobre las olas se toca incluso en la secundaria. De hecho es un riesgo hacer un vals de seis octavos a cuatro cuartos, para un cha cha cha, pero yo respeto todas las armonías del compositor. Deseo hacer un disco en Cuba con muchos músicos cubanos y mexicanos.”

Gusta de los puros cubanos. “Espero que allá no esté eso de una ley antitabaco”, comenta.

A Guantanamera le pasa lo que a La bamba, añadió, “cuyo autor se ha desvanecido y han pasado al dominio público. Por otra parte, José Alfredo no debe faltar en ningún disco que se precie de ser mexicano. Un mundo raro me gusta desde que yo era niño.

“Estoy respetando todo lo del compositor; no estoy haciendo lo que otros que cantan… el tema no está degenerado.

La negra Tomasa la hice a seis octavos chiapaneco; tiene marimba y está muy rítmica. Éste es mi tercer disco y, gracias a Dios, la demanda está muy buena. A México y Cuba los unen tanto el bolero como el son…

“No cuesta mucho trabajo hacer bolero a Quiéreme mucho o son a Parece que fue ayer. La música que más se oye en Centroamérica es la mexicana. Las composiciones cubanas se escuchan por el auge actual, pero la aportación de México es mucha.

“Espero que en cada disco encuentren algo diferente, cada vez, en cada tema. Armando Manzanero producirá mi próximo trabajo, que estará listo a principios del próximo año”, finalizó Arturo Aquino.

 
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