Usted está aquí: sábado 9 de agosto de 2008 Política Divide a expertos la influencia de trasnacionales en crisis alimentaria

■ El neoliberalismo convierte al hombre en mercancía: Bartra

Divide a expertos la influencia de trasnacionales en crisis alimentaria

■ Destacan en foro que la especulación eleva el precios de los granos

Matilde Pérez U.

Voces encontradas surgieron en la mesa temática La emergencia alimentaria mundial en el marco de la crisis ambiental y energética. Armando Bartra, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya, y Alejandro Nadal, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hablaron de la urgencia de redefinir la política macroeconómica para dar un giro a la estrategia agropecuaria y con ello impedir que las trasnacionales controlen la producción y el mercado de los alimentos.

La investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Blanca Rubio, sostuvo que el asunto debe analizarse de una manera más amplia y no “achacar mecánicamente a las trasnacionales el aumento en los precios de los alimentos”.

Los tres participantes en el foro México en la crisis alimentaria global coincidieron en que los pequeños y medianos campesinos son los que podrán restablecer en el país la autosuficiencia alimentaria, ya que los agroempresarios prefieren impulsar los monocultivos de algunos granos y cereales por sus altos precios o dedicar la producción de maíz a los agrocombustibles.

Alejandro Nadal, doctor en Economía, comentó que en los pasados 20 años se construyó la estructura comercial para que las grandes corporaciones tengan control sobre el mercado de los alimentos, por tanto a México le conviene desarrollar una agricultura basada en la agrodiversidad y no permitir la expansión de los monocultivos.

Blanca Rubio habló del movimiento campesino, aliado a sindicatos y organizaciones sociales, que no está dispuesto a quedar fuera, nuevamente, del desarrollo nacional y por ello pugna por el fortalecimiento de la producción y el cierre de las fronteras a las importaciones, sobre todo en época de cosecha.

Al referirse a la crisis de alimentos en el entorno mundial, la investigadora puntualizó que se caracteriza por su fuerte contenido especulativo. “Se trata de una crisis que afecta la alimentación más que a la producción y que pone de manifiesto las contradicciones del sistema agroalimentario mundial, caracterizado por una fuerte concentración de la producción y los excedentes en unos cuantos países y la desestructuración alimentaria en los países menos desarrollados”.

En la primera mesa del foro –el cual se desarrollará los jueves del mes en curso en el Centro Cultural Veracruzano–, la investigadora también acotó que los altos precios de los granos en los mercados internacionales son resultado de la especulación –están ligados a mecanismos financieros para obtener ganancias–, no del desabasto real, sino de un supuesto desabasto futuro sustentado en la debilidad alimentaria mundial, ya que según informes de la organización internacional Grain “se calcula que aproximadamente 70 por ciento de los países subdesarrollados son importadores netos”.

Armando Bartra apuntó que el problema está en que el neoliberalismo “ha convertido en mercancías ficticias al hombre, la naturaleza y el dinero, con lo cual distorsiona sus propios mecanismos económicos internos, desarticula los patrones de producción social y violenta el metabolismo medio ambiente-sociedad”.

El progresivo agotamiento del petróleo, el calentamiento global, el encarecimiento de los alimentos, la debacle financiera en el ámbito hipotecario, y la migración por carencias socioeconómicas y efectos del cambio climático, “anuncian el agotamiento de un modelo civilizatorio”.

La subida de los precios de los alimentos, abundó, está relacionada con el encarecimiento del petróleo y no con una baja de la producción, pues hay comida suficiente para alimentar a todos adecuadamente si fuera distribuida bajo otros patrones de consumo, pero con los actuales “es un hecho que la escasez llegó para quedarse”.

Descartó que las semillas transgénicas sean la solución al incremento de la demanda de alimentos, ya que erosionan el germoplasma silvestre o domesticado, profundizan la tendencia al monocultivo con la consecuente destrucción de los ecosistemas naturales por el establecimiento de la vertiginosa agricultura extractiva de los agronegocios involucrados a las corporaciones agrotecnológicas y graneleras. La respuesta a ello, insistió, es la polifonía que mantienen los campesinos y que además pueden reforzar los saberes de la ciencia formal.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.