Usted está aquí: lunes 11 de agosto de 2008 Espectáculos Cautiva fusión de ritmos étnicos con rock, reggae y blues en San Luis Potosí

■ Realizan primer Festival de Música Indígena Contemporánea Kasahast Vanut

Cautiva fusión de ritmos étnicos con rock, reggae y blues en San Luis Potosí

■ Para el grupo chiapaneco Lumal Tok la combinación de cantos tradicionales con guitarras y bajos ayuda a ganar simpatía entre los jóvenes de su comunidad que se alejaban de sus raíces

De la corresponsalía

Ampliar la imagen Uno de los integrantes de Danza de los Diablos Uno de los integrantes de Danza de los Diablos Foto: Enrique Carvajal

Ampliar la imagen El guitarrista de Lumal Tok El guitarrista de Lumal Tok Foto: Enrique Carvajal

San Luis Potosí, SLP, 10 de agosto. Rock, reggae, blues, jazz y cumbia se fusionaron con ritmos, cantos y danzas ancestrales de los pueblos indígenas del país, en un concierto en la Plaza Fundadores de esta capital, el sábado por la noche.

A lo largo de tres horas, en la Plaza Fundadores, en el centro histórico de la ciudad, los acordes de instrumentos hechos a mano con base en caparazón de tortuga, huesos y quijada de burro se combinaron con el sonido de sintetizadores, así como de guitarras eléctricas y bajos, en lo que fue el primer Festival de Música Indígena Contemporánea Kasahast Vanut, que se celebró so pretexto del Día Internacional de los Pueblos Indígenas. El encuentro lo organizó la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en esa ciudad.

Desde la tarde del sábado la gente comenzó a apartar sus lugares de la explanada de la plaza. Al caer la noche, los espacios ya se habían llenado. Desde la inauguración hasta el último minuto del espectáculo el público bailó y aplaudió; la gran mayoría permaneció inmóvil en sus lugares hasta la medianoche, cuando concluyó la presentación de las 12 agrupaciones participantes.

Con una propuesta de música maya y reggae, Santos Santiago, originario de Carrillo Puerto, Quintana Roo, puso a bailar con sonidos del legendario Bob Marley a un grupo de jóvenes que lanzaron consignas contra el gobernador del estado, el panista Marcelo de los Santos.

Músicos vivos

En el Kasahast Vanut, que en lengua pame significa músicos vivos, participaron más de cien artistas de distintas etnias, como la mixteca oaxaqueña, la comunidad pame potosina y los cucapá, del desierto de Sonora.

Se dice que el aprendizaje de las canciones representativas en las comunidades indígenas generalmente es por tradición oral, por lo que los grupos participantes difunden su cultura al tiempo que sus letras en lenguas maya, pame, ñañú o tzotzil y la música de fiesta o ritual, combinada con ritmos contemporáneos.

Para el grupo Lumal Tok, integrado por jóvenes tzotziles originarios de Chiapas, haber mezclado sus cantos tradicionales con rock y guitarras, que recuerdan el estilo de Santana, les ha ayudado a ganar la simpatía de jóvenes que comenzaban a alejarse de sus raíces, pero a la vez les ha costado el desprecio de los ancianos, que consideran una ofensa haber modificados sus usos y costumbres mediante sus canciones.

Lumal Tok, integrado por seis jóvenes de preparatoria, fue uno de los grupos que más sorpresa y revuelo causaron entre los asistentes, al combinar rock y blues con piezas armoniosas cuyas temáticas abarcan la discriminación y el deterioro ambiental en las comunidades.

Maricela González y su trío

Otra joven que destacó con su voz fue Maricela González, acompañada del trío integrado por sus hermanos, quienes dieron vida a los sonidos del violín, la quinta huapanguera y la jarana huasteca, todos pertenecientes al pueblo ñañú de Cardonal, Hidalgo.

De semblante triste, Maricela, quien es corresponsal comunitaria de la radiodifusora XECARH La Voz del Pueblo Ñañú, transmitió emociones a muchos asistentes, que buscaron tomarse la foto con el grupo al concluir su presentación.

Los huaves o ikood también tuvieron presencia con Siete Mares, que representó música y danza tradicionales, con flautas y tambores de caparazones de tortuga. Vestidos de color blanco y con paliacates rojos al cuello, hablaron de su armonía con la naturaleza.

Una de las actuaciones que más impactaron fue la de Danza de los Diablos, en la que participaron 20 bailarines afromestizos de la región de Costa Chica, Oaxaca. Así, mientras se disfrutaba el colorido de los fuegos artificiales, para clausurar el acto, parte del auditorio subió a al escenario para bailar con los supuestos demonios, en un ambiente pleno de alegría que dejó el mosaico musical presentado a lo largo de la noche.

 
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