Usted está aquí: miércoles 20 de agosto de 2008 Opinión Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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■ Corrales ideológicos

■ Creel, la venganza de la tv

■ Iluminemos el pejezócalo

Ampliar la imagen TRABAJO CUMPLIDO. Porfirio Muñoz Ledo y Javier Jiménez Espriú durante la entrega al FAP del borrador sobre la reforma energética TRABAJO CUMPLIDO. Porfirio Muñoz Ledo y Javier Jiménez Espriú durante la entrega al FAP del borrador sobre la reforma energética Foto: Cristina Rodríguez

Javier Corral es un panista de corte especial. No tiene dudas de su adscripción partidista y hace política interna conforme a las reglas aceptables de un juego difícil, largo tiempo asociado a la figura de su paisano Francisco Barrio Terrazas y ahora relacionado por las circunstancias con Santiago Creel. Pero, sin renunciar a sus convicciones doctrinarias, Corral se ha ido convirtiendo en el compañero incómodo de una derecha oportunista e ideológicamente desdibujada que, habiendo llegado al poder (haiga sido como haiga sido), se ha entregado a la desparpajada tarea de convertir en letra muerta los principios éticos y políticos que deberían animar a esa opción conservadora y, en los muy prácticos hechos, a convertirse en aliada y cómplice de los factores reales de poder contra los que supuestamente debería combatir esa derecha si fuera congruente consigo misma.

Un ejemplo extremo de traición a sus principios y compromisos lo ha dado esa derecha “empoderada” en su relación con el duopolio nacional de televisión que, empeñado en “castigar” ejemplarmente a los políticos que osaren enfrentarlo, ha mantenido una constante campaña de difamación y ofensas contra personajes como Corral y Creel, llegando al extremo de presionar al jefe ventrílocuo de Los Pinos para que su germánico muñeco de espectáculo, vestido de blanco y azul, le hiciera saber al coordinador de los senadores panistas, el mencionado Creel (que también tiene su historia, de la que se han dado abundantes datos y comentarios en esta columna) que quedaba despedido, entre otras cosas por su “mala relación” con las televisoras que, como demostración de poder impune, habían llegado al extremo de editar las imágenes en que el ex secretario de Gobernación aparecía.

El presidente formal del PAN, G. Martínez, prefirió allanarse a los aires vengativos del poder televisivo que defender a su compañero en vías de disolución gráfica. En anunciada y largamente retenida protesta por esa decisión, Corral renunció al cargo que ocupaba en el comité nacional panista y criticó abiertamente al antedicho Martínez. Las palabras del chihuahuense tienen el firme aval de su congruente postura de defensa de los intereses nacionales por encima de las pretensiones privadas de los concesionarios de medios electrónicos, manifestada especialmente en la larga batalla contra la pretensión de imponer lo que fue llamado la ley Televisa. Corral es uno de los pocos políticos mexicanos que merecen respeto y que pueden ser escuchados con atención, por la profundidad de sus planteamientos, y por el difícil ejercicio diario de preservar los principios políticos a pesar de los vaivenes y las vicisitudes de lo práctico.

Ha de decirse, también, que con estos tempranos emplazamientos Creel se instala como la opción presentable para la revancha del foxismo en 2012, que es empujada con rispidez a través de Manuel Espino, negociada con el felipismo en deuda electoral desde 2006 y movida a toda velocidad con sus aspas limpiadoras para tratar de lavar la cara del (parcial y oportunamente) arrepentido Creel.

En el changarro de enfrente, la miscelánea desfondada que por título lleva “La izquierda”, todo está listo para presenciar la cesión gráfica del ebrardismo en una ceremonia pretenciosa que se realizará en el Palacio Nacional. El jefe del gobierno capitalino está listo para aprontar la mano si el ritual le lleva al saludo fotografiable y a estampar su firma en un acuerdo nacional “transexenal”, supuestamente una política de Estado realizada al vapor de las batallas partidistas recientes. El vencedor del forcejeo, F. Calderón, ha aceptado ya las propuestas del nuevo poder constituido, México Unido por la Delincuencia, y los organizadores de la marcha nocturna con veladoras se han sentido con fuerza suficiente para llevar su caminata por un tramo mayor y a un escenario políticamente explícito, el mismo Zócalo en el que López Obrador ha realizado masivas reuniones y en el que, horas después del desfile iluminador, se reunirá con sus seguidores para acordar acciones relacionadas con el tema que ha sido estratégicamente desplazado de los medios por el de la inseguridad pública. Hoy mismo, por cierto, el ex candidato presidencial perredista recibirá la propuesta de reforma energética que será adoptada por el Frente Amplio Progresista y que no necesariamente será presentada en la ruta y los términos legislativos sabidamente arreglados entre PRI y PAN.

Astillas

¿Discriminación y maltrato a mexicanos en Estados Unidos? ¿Problemas económicos de las mayorías nacionales? ¿Mal funcionamiento de los órganos de gobierno en cuanto a atención a ciudadanos dañados en su bolsillo por empresas voraces? Pues bastaría con ponerle a cada problema el empaque de un bulto de cemento para que la administración federal mexicana asumiera posiciones de interés especial y se declarara alerta ante abusos o excesos. Mexicanos de primera y de quinta… A la gerente general de la Empresa de Bultos Educativos (EEG, por sus adulteradas siglas) no le preocupa que 67 por ciento de sus activos hubiesen reprobado un examen de conocimientos generales para ocupar nuevas plazas, pues ella, la gran controladora, lanza oportunas propuestas renovadoras cada que por alguna circunstancia se exhiben los malos resultados de su gestión caciquil. Ahora, en realidad, a la destacada operadora electoral de 2006 lo que le interesa es afinar su ejército electoral de profesores para garantizar el triunfo PAN-Panal en los próximos exámenes legislativos de 2009. En esos comicios podrá repetir el milagro de los PANES, como el que recientemente le hizo convertir 20 millones en 20 mil millones de educandos. De cualquier manera, tan mal ve el futuro del magisterio como profesión que ha propuesto la desaparición de las escuelas normales y su conversión en proveedurías de magistrales guías de turismo… Y, mientras el presidente de la Corte sigue siendo citado en Los Pinos para acuerdos políticos, ¡hasta mañana, en esta columna que no copia sus Enlaces!

 
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