Usted está aquí: jueves 21 de agosto de 2008 Opinión Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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■ La dignidad tirada (por ahí)

■ Una foto cara

■ Cruje la UdeG

Ampliar la imagen REUNIÓN SOBRE SEGURIDAD. El jefe de gobierno del DF, Marcelo Ebrard; Gerardo Higuera, enlace del GDF con la Conago; el mandatario de Sonora, Eduardo Bours, y el de Morelos, Marco Antonio Adame, al comienzo de la conferencia nacional de gobernadores REUNIÓN SOBRE SEGURIDAD. El jefe de gobierno del DF, Marcelo Ebrard; Gerardo Higuera, enlace del GDF con la Conago; el mandatario de Sonora, Eduardo Bours, y el de Morelos, Marco Antonio Adame, al comienzo de la conferencia nacional de gobernadores Foto: José Carlo González

Tomarse la foto ha sido siempre el tema. Una fotografía que legitime, que reconozca a Calderón como presidente de la República. El 17 de julio del año pasado, por ejemplo, Marcelo y Felipe forcejeaban a causa de la restructuración de la deuda del Distrito Federal y de planes hidráulicos en la zona conurbada. Ese día, los reporteros preguntaron a Ebrard si no sería mejor tomarse la famosa gráfica con Calderón para evitarse problemas y fricciones. El jefe del gobierno capitalino respondió: “Muy cara, ¿no? Dejas la dignidad ahí”.

Pues hoy se ha llegado al precio y la dignidad será dejada ahí, en el Palacio Nacional, en una reunión “forzada” por la presión inducida de un membrete “ciudadano” que usó como instrumento de política fotográfica el caso del adolescente asesinado Martí. Ebrard podría, en todo caso, ante las críticas que genere su errático comportamiento, responder con las siguientes palabras: “No es una cuestión de imagen, sino de entendimiento. Dialogar para entendernos. Dialogar para solucionar nuestros problemas. Visto así es una cuestión ética y no una cuestión estética. Es un asunto de fondo que tiene que ver con el riesgo que corren millones de habitantes (…) no un asunto mediático”. Claro, en caso de usar esos argumentos, Marcelo Errar debería explicar que originalmente fueron usados por Felipe Calderón ese mismo 17 de julio de 2007, para explicar por qué la foto sería “lo de menos”.

La decisión marcelina de dejar la dignidad tirada por ahí estaba anunciada desde una semana atrás, el jueves 14, cuando el secretario general del gobierno capitalino, José Ángel Ávila, asistió a una reunión en Ecatepec (municipio a cargo de otro perredista en trance de conversión legitimadora, José Luis Gutiérrez Cureño), en la que Felipe Calderón encabezó el inicio de la construcción del emisor oriente del drenaje profundo del Valle de México. “Nosotros siempre estamos en la línea de coincidencia, de que siempre hay que sumar los esfuerzos de todos”, dijo Ávila, quien luego reveló: “Yo le traje saludos del gobierno del DF al licenciado Calderón, y él también envió saludos al gobierno de la ciudad”. Cantadito todo, pues…

La Universidad de Guadalajara (UdeG) ha entrado a un proceso de recomposición interna que ha enfrentado abiertamente al grupo que durante dos décadas ha controlado la estructura de esa institución, con Raúl Padilla como jefe máximo, y al actual rector de esa casa de estudios, Carlos Briseño, que llegó al cargo con el apoyo del propio Padilla pero que ahora ha decidido ejercer sus funciones y atribuciones por sí mismo. Briseño está en evidente desventaja frente a quien ha manejado abiertamente los hilos de la U de G, pues el padillismo controla el consejo general de la institución y el consejo de rectores regionales y temáticos, donde 13 de 16 de ellos están contra el rector general.

Pero éste ha decidido mantenerse en el poder, así sea recurriendo al Poder Judicial federal en caso de que por mayoría numérica y sin causa grave comprobada se le pretenda destituir (la semana venidera habrá sesión de consejo general) y, además, está decidido a ventilar públicamente el ejercicio presupuestal de esa casa de estudios, sobre todo en los rubros ejercidos directamente por Padilla, quien preside múltiples patronatos relacionados con lo cultural (la Feria Internacional del Libro, el festival internacional de cine, el teatro Diana y el auditorio Telmex, entre otros) y con peculiares formas de financiamiento mediante un corporativo de empresas universitarias (uno de los episodios anunciados de esa guerra desatada incluye la destitución de Padilla de esos patronatos, bajo la consideración de que los ha usado con opacidad pecuniaria y como instrumento de cortejo a la intelectualidad nacional de izquierda y para fabricar hacia el exterior una imagen de progresismo que no coincidiría con las prácticas reales, tanto en la universidad como en el perredismo local, controlado por esa jefatura máxima). Los padillistas acusan a su vez a Briseño de estar aliado con el gobernador Emilio González Márquez y con el cardenal Juan Sandoval, es decir, con la extrema derecha jalisciense, y de usar la estructura universitaria para promover su candidatura a gobernador por el PRI para 2011.

Astillas

Por sus acompañantes le conoceréis: Ruth Zavaleta se ha dejado tocar políticamente por el calderonismo más connotado. A su informe de labores como presidenta de la mesa directiva de San Lázaro invitó a quien ahora define como su “amiga”, Margarita Zavala de Calderón, y al primer involucrado en tocamientos políticos, el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño (aunque solamente asistió la primera). Y a una gira de proselitismo electoral por municipios del Guerrero que aspira a gobernar (sería la primera concertación del calderonismo con Nueva Izquierda a esos niveles), viajó por aire en compañía del secretario federal de Desarrollo Social, Ernesto Cordero… Dos precisiones: ayer, al calce de una nota de la edición de Internet de La Jornada (“Pide la Coparmex no reprobar a maestros por un examen”), en el espacio para comentarios de los lectores aparecieron opiniones atribuidas al presente tecleador (con todo y el número de fax). A quienes frecuentan esta columna de identidad muy precisa les habría bastado leer esta frase “Espero que nuestro presidente Felipe Calderón tome medidas al respecto”, para entender que todo fue una jugarreta de algún internauta panucho. De cualquier manera, quede constancia de esa suplantación sin mayores consecuencias; y la otra corrección: no será en el Zócalo capitalino la reunión que encabezará López Obrador el próximo 31, sino en el Monumento a la Revolución y con brigadistas dispuestos a resistir la privatización petrolera que a partir de septiembre tratarán de imponer las bancadas pripánicas. ¡Hasta mañana!

 
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